"LOS GRANDES TOREROS NO ESTÁN
DANDO LA CARA CUANDO MÁS SE LES NECESITA"
RAMÓN SÁNCHEZ RECIO, GANADERO DE BRAVO, SE SINCERA EN UNA ENTREVISTA DESCARNADA
Ladislao Rodríguez
Galán fotos: Ladis
En 1967 el aficionado y hombre de negocios salmantino Ramón
Sánchez Rodríguez adquiere tres camadas de becerras a Manuel Arranz (Graciliano
- Antonio Pérez) y se instala como ganadero en Córdoba, justamente en los
alrededores de Villarrubia en la finca "Alamiriya".
Diez años después, en 1977, fallecido Arranz, le compra el
hierro y el ganado a los herederos y la nueva ganadería la pone a nombre de su
hijo Ramón Sánchez Recio.
Desde entonces para acá la ganadería fue adquiriendo
prestigio, con los lógicos altibajos, pero manteniendo siempre la pureza del
encaste Arranz - Graciliano, siendo hoy en día lo último que queda de este
mítico encaste.
La ganadería, con ciento veinte vacas de vientre y alrededor
de doscientas cabezas, pasta en la finca Villalobillos, propiedad de Ramón
Sánchez Recio quien junto a sus hijos Ramón y Álvaro están depurando al máximo
la bravura y la raza de este histórico y laureado encaste.
Ramón cuenta entonces con tres años. Y cuando concluye el
bachiller decide estudiar veterinaria en la Facultad de Córdoba. Se viene para
acá y desde que comienza la carrera vive
en nuestra ciudad considerándose un cordobés más. Y aunque conoce como nadie al toro bravo,
nunca ejerció como veterinario ni se doctoró a pesar de haber ayudado a otros
titulados en innumerables tesis doctorales. En 1992 adquirió Villalobillos y
aquí, en la linde con la casa del V Califa y a la vera de Almodóvar del Río,
pastan sus reses.
Hasta Villalobillos nos hemos acercado para hablar con el ganadero sobre esta situación tan extrema para la cabaña de bravo por culpa del coronavirus.
- Mal año este...
- Efectivamente es mal año para todos. En cuanto a las
ganaderías mucho peor porque los animales comen todos los días y no se venden.
No hay festejos taurinos y el toro sigue en el campo. Menos mal que el año ha
sido bueno en lluvias y en esta finca el ganado tiene para comer, de no haber
sido un año agrícola bueno hubiera tenido que eliminar la ganadería. En ese
aspecto he tenido suerte.
- Lo que le faltaba a
la Fiesta era el virus...
- Lamentablemente sí. Antes de la pandemia el número de
festejos se había reducido bastante, pero es que este año se han eliminado
hasta las ferias importantes universalmente conocidas y muchos ganaderos que
basaban el mantenimiento de sus ganaderías en negocios externos, han visto como con la crisis se ha
reducido su actividad y eso está afectando a la cabaña de bravo. Muchas
ganaderías están desapareciendo y otras no tendrán más remedio que sumarse a
ese triste rosario.
- A Vd. se le considera un ganadero romántico ¿Que de romanticismo queda en la Fiesta?.
- Siempre ha habido empresarios, ganaderos y otras gentes del
toro que gracias a su romanticismo se sobreponían a situaciones difíciles. En
cuanto a nosotros, para sacar adelante una ganadería hay que ser un romántico
al cien por cien. En los años ochenta hubo dos sequías muy importantes de
cuatro ó cinco años y había que dar de comer al ganado diariamente, pero se
vendían los toros y era un toma y daca que permitió a muchos ganaderos
subsistir, pero es que ahora siguen comiendo y no se venden y esto va a acabar
con el romanticismo por que hay que enfrentarse a una dura realidad.
- ¿Las faenas de tienta se han aplazado?.
- Estamos sin tentar por el tema, pero no quiero que termine
el año sin hacerlo porque no debemos dejarlo para el año que viene, que habrá
que tentar las vacas que correspondan.
- ¿Que prima Vd. más en
la tienta?.
- La ventaja, si la hay, de esta pandemia, es que la selección
genética es muchísimo mayor, ahora la vaca que antes era dudosa, hoy se
quita. Solo se está dejando la bravura y la calidad más absoluta. Esta
situación actual puede reducir el número
de cabezas en una ganadería a la mitad, pero en cambio beneficiará a todos. Yo
he quitado hasta diez o doce vacas extraordinarias porque se caían.
- Ahora se cae menos el
toro bravo ¿Vd. como veterinario, tiene explicación que se haya atajado este
problema que no hace tanto tiempo era muy frecuente?.
- La caída se trasmite por que es una enfermedad nerviosa que provoca estrés. A mí me ha
costado quince años hacer la selección. Un boxeador en los entrenamientos
aguanta 20 asaltos y el día del combate dura un asalto. El estrés y los nervios
son negativos en este aspecto. En los años setenta y ochenta el toro se caía.
Se cae el bravo que es el que se emplea, el toro manso no se cae por qué no se
entrega al máximo. Hay una suerte, la de varas, que mide perfectamente la
bravura del toro. El animal bravo vuelve a acometer al caballo, busca la pelea,
se entrega y mantiene a raya a todos, sin embargo estamos criando un toro
mansito que no da problemas a los toreros que con poquito que hagan lo dominan
y eso está restando emoción a la Fiesta y por tanto, mucha gente ya no va a las
plazas porque supone una monotonía todas las tardes lo mismo. Hay toreros que
los ves una tarde y ya los has visto toda la temporada, siguen un patrón que
repiten una y otra vez. Si el toro fuera bravo de verdad tendrían que saber
hacer a cada uno su faena y eso les complicaría la actuación. Muchos de estos
toreros, si saliera el toro bravo de
verdad hace años que se habrían retirado porque para lidiar este tipo de toro
hay que jugársela cada tarde y ellos ya no están para eso. Si saliera el bravo
de verdad se produciría la renovación en el escalafón.
- ¿Qué complicidad
tiene el ganadero en criar este tipo de toro, al que siempre se ha denominado
comercial?.
Cuando sale el toro
bravo no se aburre nadie porque mantiene
el interés en el tendido. Lo que pasa es que la inmensa mayoría de los toreros
de hoy no son capaces de enfrentarse al toro bravo porque se ven desbordados.
Están acomodados con el toro que sale que no es tan exigente. Y hay muchos
ganaderos que anteponen lo comercial a mantener la bravura de su hierro.
Mire hay una serie de
frases nuevas como: dale tiempo, sujeta la cara, no le pegues, aguántalo que no
se vaya...etc que se oyen en el transcurso de una faena pero que si el toro
fuera bravo sobraban. Hoy tienes que cuidar al toro desde que sale a la plaza y
el toro es el instrumento de que se vale el torero para interpretar una obra de
arte como hacían Curro Romero o Rafael de Paula. Eran tiempos en que los
toreros eran más capaces.
- ¿Qué es eso que Vd. argumenta de que falta el Ozú?.
- A la hora del sorteo, cuando están los toros en los
corrales si los miembros de las cuadrillas de los matadores al ver los toros no dicen ¡Ozú! estos no tienen trapío ni son
descarados de cuerna ni nada. Esa simple palabra define la presencia de un
toro.
- Vd. con que se queda
con el toro de más volumen o de menos?.
El toro ha de ser
equilibrado en su anatomía para que se mueva y no le pesen los kilos.
Los que más daño han hecho en esto del peso y la presencia
del toro han sido Antonio Pérez de San Fernando que inventó lo de la báscula y
el que no daba el peso para atrás y el crítico taurino Navalón que implantó en
Madrid el toro mastodóntico. Las Ventas se sometió a su criterio que no era
otro que el viejo dicho "Si quieres vender tu caballo, ponlo gordo".
Por su culpa hay ganaderías que no pueden ir a Madrid porque su morfología no
da la talla, aunque su bravura y calidad esten mas que contrastadas.
A las Ventas hay que llevar un toro grande y luego pasa lo
que pasa, un mansito grande se convierte en un mulo. Los toros chicos no tenían
sitio, los únicos que salieron beneficiados eran los Domecq que tenían el toro
grande.
- Pero se ha conseguido que la afición pida un toro con presencia, aunque carezca de bravura.
- Ese es el patrón del toro de hoy. Hoy lo que prima es los
kilos y mucho pitón y astifino, aunque se afeite y se le vuelva a sacar punta.
Sin embargo lo molesto del toro es su vivacidad. Los ojos del toro y sus orejas
te dicen cómo se va a comportar y el peligro que entraña.
- Pero es sabido que a
cada torero le va un tipo de toro...
- Efectivamente
porque había buenos apoderados, otra figura imprescindible en la Fiesta, que
sabían qué clase de toros eran más compatibles con su torero, por ejemplo los
Santa Coloma para Paco Camino, los Galache para El Viti y los Carlos Núñez para
"El Cordobés". Respecto a Manuel Benítez no hay que olvidar que ha
sido un torero que realizaba un toreo de muchos quilates con una cintura, unas
muñecas y un valor insólito. "El Cordobés" tenía una cosa en la
cabeza; había que cruzarse mucho y quedarse colocado para el siguiente muletazo.
El acabó prácticamente con los grandes
toreros de su época y sin embargo, gracias a Manuel Benítez, todos
ganaron dinero, por eso le están agradecidos.
Toda la familia iba a
verle y toreó donde hiciera falta y con quien fuera. Era un torero de una
capacidad enorme y una entrega total y absoluta que nunca se dejaba ganar la
pelea. No hay que olvidar que con 78 años toreó el festival del Cáncer en
Córdoba y toreó al natural con mucha pureza. El acabó con los Carlos Núñez, que
era un toro que le cuadraba en su forma de concebir el toreo. Desde que se fue
esa ganadería no ha levantado cabeza.
- Pero lo de El
Cordobés" solo es comparable a los más grandes de la historia, como
"Lagartijo", "Joselito El Gallo", Belmonte,
"Manolete"...
- Claro, tenga en cuenta que en el extranjero solo se conocía
de España a Franco y "El
Cordobés" siendo el primer español que visitó la Casa Blanca. Y fíjese
hasta donde llega su afición que hace unos días, con 84 años, me llama y me
pregunta que cuando es el tentadero que quiere torear unas vacas. Lo de este
hombre es increíble.
- Había antes toreros más comprometidos que hoy?.
- Los tiempos son distintos pero si nos ceñimos a
personalidad, concepto del toreo y pundonor le puedo decir que Joselito,
Belmonte, "Manolete" y "El Cordobés" marcaron épocas y hoy
no se vislumbran toreros capaces de emularlos ni de pasar a la historia como
lidiadores que definan una época. La vulgaridad y la intrascendencia se ha
adueñado de las plazas.
- En cuanto a toreros ¿Considera
que el coronavirus está poniendo a cada uno en su sitio?.
- Por supuesto que sí. Exceptuando a Enrique Ponce, que mantiene
la misma afición de cuando empezaba, los
demás grandes toreros no están dando la cara cuando la Fiesta más los necesita.
Es momento de olvidarse de cachés y seguir toreando para que el público no
pierda el hábito de ir a las plazas de toros y por las cuadrillas para que
ingresen algo. Es lógico, también, que a los ganaderos nos ayudaría que la solidaridad fuera más
compacta.
- ¿Qué obligación tiene
el ganadero de hoy en preservar la bravura del toro y su encaste?.
- Los encastes hay
que mantenerlos porque son las raíces del toro y su futuro. Hoy el mercado manda más que la afición
que trasiega con todo. El ganadero no va
a tener más remedio que irse acomodando otra vez al toro bravo. El toro bravo
con dos puyazos es el que vale. No conozco ningún torero que haga daño con la
muleta.
- ¿Cual considera que
es el peor enemigo que tiene la Fiesta actualmente?.
- El principal y más importante la desinformación que existe.
Los medios de comunicación airean más un problema de faldas que la actuación de
un triunfo importante. Luego están los movimientos antitaurinos que encuentran
respaldo en muchos medios de comunicación, pero sobre todo la insolidaridad
entre todos. Se han celebrado en toda España paseos taurinos con gran apoyo y
asistencia pero ¿después qué?. Faltan acciones y sobre todo unidad en los
criterios.
- Sin embargo para
ayudar a catástrofes y otros eventos sociales el toreo siempre ha sido una
piña...
- El toreo siempre ha demostrado su solidaridad en festivales
benéficos, y un ejemplo es que la gran mayoría de los galardonados con la Gran
Cruz de la Beneficencia son toreros.
- Incluso Vd. ha
participado en festivales como torero activo...
- He toreado cien
festivales, en la mayoría poniendo un novillo nuestro, y recuerdo muchos de
ellos con gran cariño como el de Barcelona, que organizó Balañá en 1964, que
salí por la puerta grande al cortar las dos orejas. Esa tarde toreé con Julio
Aparicio, Miguel Báez "Litri", Joaquín Bernandó, "Chamaco" Fermín
Murillo y Paco Camino.
También guardo un grato recuerdo del festival que toreé en
Córdoba el 24 de octubre de 1985 para la restauración del Sagrado Corazón de
las Ermitas.
- Que solución vislumbra para el toreo en el futuro?.
- En cuanto que
salga un fenómeno se acaba todo. Fíjese cuando el ciclista Indurain era
imbatible todo el mundo hablaba de ciclismo, lo mismo que pasa con Nadal en el
tenis. Mientras dos compadres no se paren a discutir de toros a la salida de la
plaza no se va a levantar esto.
Y es vergonzoso que mientras en Francia la Fiesta está
blindada aquí los políticos le nieguen subvenciones culturales, diciendo que es
fiesta de ricos, cuando siempre ha sido el pueblo llano quien la ha mantenido,
porque hay que tener un par de narices
para comprar una entrada de sol y aguantar la chicharrera.
- ¿Y en Córdoba?.
- Córdoba está como siempre. Ha habido mucho paro y eso
influye. Recuerdo ferias con ocho corridas de toros, por que los cordobeses no
se privan de nada cuando se les ofrece calidad. Hoy los espectáculos, por su
mediocridad, no llevan público pero se habla de toros.
- ¿Es el coronavirus el
peor enemigo que ha tenido la Fiesta en toda su historia?.
- Indudablemente, pero hay otro enemigo parejo al covid-19:
el pagaré.
PUZZLE DE FOTOS
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