JOSÉ Mª NAVARRO CREÓ EN PRIEGO DE CÓRDOBA LA
PRIMERA ESCUELA TAURINA QUE HUBO EN LA LOCALIDAD
DE ELLA SURGIERON VARIOS TOREROS DESTACANDO
LOS MATADORES DE TOROS “EL FANDI” Y CURRO JIMÉNEZ
Ladislao Rodríguez Galán fotos: Ladis y M. Osuna
José María Navarro Reyes, natural de Priego de Córdoba siempre se sintió atraído
por la Fiesta de los Toros. Se da la feliz circunstancia que ya desde niño sentía
gran atracción por este espectáculo sin igual y entre sus juegos infantiles destacaba
el toreo de salón en la calle junto a otros niños del barrio de la Verónica
(significativo nombre). De suministrarle los trebejos se encargaba su hermana
pequeña Mª Dolores que con mantas y sábanas viejas le confeccionaba muletas y
capotes y además hacía de improvisado
carretón.
Estamos, pues, ante un personaje enamorado de la tauromaquia que con el
paso del tiempo fundó la primera y única Escuela Taurina que ha existido en esta
bella localidad cordobesa, y de la que han salido notables toreros incluso de
alternativa.
- Como todo tiene un principio usted
tuvo que cimentar su afición en una base fuerte ¿Recuerda el primer festejo taurino al que
asistió?
-Perfectamente. Fue en 1955, cuando contaba
con 10 años, mi padre me llevó a ver una novillada cuyo cartel estaba
compuesto por Jaime Ostos, Pepe Quesada y Manolo Segura. Aquella novillada me
impresionó tanto que me enganché mucho más a la Fiesta. Y como yo comencé a
trabajar muy pronto, alrededor de 12 años, con las propinas que me daban con el
reparto de jabón y lejía , empecé a comprar las revistas taurinas de la época
como El Ruedo y Dígame y posteriormente Aplausos, revista que aún sigo adquiriendo.
En una de ellas me impresionó mucho la cogida del torero José Manuel Inchausti
“Tinín”, y me prometí que tenía que probar a ser torero para de alguna manera justificar
lo que había pasado.
Tanto es así que con 17 años, sin haberme
puesto nunca delante de una becerra, salté como espontáneo en una novillada que
se daba en Priego, allí me di cuenta que yo no había nacido para torero, pero
sí para ser un buen aficionado.
- Cómo se le ocurrió la idea de crear su
personal “escuela taurina” para ayudar a los chavales que querían ser toreros?
-Yo tenía mucha amistad con el hijo del que
era conserje de la Plaza de Toros de Priego, por lo que muchas veces pasaba por
allí a verlos, y un día vi que había dos o tres chavales entrenando solos,
entre ellos el hijo de un amigo mío.
Me acerqué a ellos y les dije si querían que
le ayudaba dentro de los conocimientos que yo tenía, no como torero, sino como aficionado. Y comencé a compartir con
ellos nuestras “particulares clases”. Al poco tiempo se sumó como ayudante mi
gran amigo y excelente aficionado Antonio Valdivia, que en paz descanse.
-Y solo acudían chavales de la localidad o la
Escuela era abierta a otros aficionados de fuera?
-No sé cómo corrió la noticia de que en
Priego se había creado una “escuela taurina”, y empezaron a venir chavales de
las localidades cercanas como , Cabra,
Lucena, Alcalá la Real , Alcaudete incluso estuvo con nosotros David Fandila “
El Fandi” que vino desde Granada con su
padre porque también se enteró que aquí había una “ escuela” taurina. Llegó a
haber unos 15 alumnos entre diez y quince años.
Incluso montamos una becerrada, donde los
chavales más preparados pudieron demostrar su arte y aptitud ante los becerros.
-Y cuajaron algunos toreros de categoría?
- Naturalmente. Llegaron a ser matadores de
toros “ El Fandi” ( Granada) , Curro
Jiménez (Priego de Córdoba) , Manuel Ocaña “ El Sombrerero” y Javier González (ambos
de Alcalá la Real).
-La Escuela contaba con todas las bendiciones
legales?
-Oficialmente no figuraba como escuela,
intentamos legalizarla pero fueron muchos los requisitos que nos pedían para ello,
y no lo pudimos hacer, por lo que con el tiempo los que quisieron seguir con sus
aspiraciones taurinas se fueron para las escuelas de Córdoba y otros para la de
Jaén.
- Cuánto tiempo estuvo desarrollando esta
labor?
-La “escuela” estuvo funcionando cerca de
seis años porque llegó un momento en que los alumnos aventajaban al maestro, y
a partir de ese momento cada cual cogió su camino.
- Se siente satisfecho de haber contribuido a
que los chavales se sintieran orientados y corregidos en su labor?
-Pienso que sí, porque todo lo que yo sabía
intenté inculcárselo. Cada uno tenía su estilo propio y yo solo intentaba
corregirles el manejo de los trastos, el saber moverse por la plaza, el
hacerles ver que el toreo no es solo dar pases, si no sentir lo que se está
haciendo ya que de ahí nace el toreo.
Me siento muy orgulloso de todo lo que
hicimos y para mí fue una forma de dar y
transmitir todo lo que yo siento por este maravilloso mundo del toreo.
- Con su enseñanza demostró que sabía lo que
se traía en sus manos. ¿Llegó a torear
alguna vez?
-Mi primer contacto ante una res brava fue la
tarde que me tiré de espontáneo, después de eso solo lo he hecho en capeas
donde me he atrevido a dar unos pases.
-De
qué alumno se siente más orgulloso?
-Es
una pregunta difícil de contestar, pues de todos los chavales que pasaron por
la “escuela” guardo un gran recuerdo y estoy orgulloso de ellos, pero quizá el
que más me ha llegado ha sido Curro
Jiménez, que hoy forma parte de la cuadrilla de quién en su momento fue
compañero en la escuela, que no es otro
que David Fandila “ El Fandi”.¿ Quién me lo iba a mí a decir?
- Actualmente con qué torero se siente más
identificado?
-De entre todas las figuras del torero
actuales, Finito de Córdoba es mi torero preferido por su arte y calidad. En
1990 se fundó en Priego la Peña “Finito de Córdoba”, de la cual me siento
orgullo de haber sido su presidente durante el tiempo en que la peña estuvo en
activo.
-Tengo entendido que su esposa tuvo un papel
fundamental en su Escuela Taurina?
-Así es, yo iba al mercadillo donde compraba
la tela para las muletas y con palos de fregona hacía los estaquilladores y mi
mujer era la encargada de coserlas en el taller de confección que teníamos.
Ella jugó un papel fundamental y un gran apoyo en esta iniciativa que empezaba
a dar sus pasos.
-Tendrá multitud de anécdotas de ese tiempo,
cuénteme alguna.
-La verdad es que tengo muchísimas, pero una de las que más me acuerdo, fue cuando
fuimos a torear a Pradollano (Sierra Nevada-Granada), cuando llegamos eran las
12:00 de la mañana y no había ni becerros y ni plaza de toros y el festival empezaba a las 16:00 de la tarde.
Así que sin saber si íbamos a torear o no, nos
fuimos al hotel a comer, y antes de que empezara la becerrada ya estaba la
plaza montada, la hicieron con 4 vigas y 4 palés y los becerros los llevaron en
un carromato. Todo gracias a Juan “Fandila” padre, que fue el que se encargó de
que todo saliese bien.
- Cambiando de tercio . ¿Cómo ve el momento
actual de la Fiesta? ¿Le preocupa en algún sentido?
-En la edad que tengo siempre he escuchado lo
mismo, que está muy mal y que esto se acaba y yo creo que mientras haya un niño
con ilusión de ser torero no se acabará jamás la Fiesta.
Si es verdad que parece que hay menos
corridas de toros, pero cuando ves corridas en la televisión o vas a algunas
corridas, las plazas están llenas, señal
de que no llevamos tanta razón para decir que la Fiesta está tan mal.
Sin embargo si hay algo que me preocupa, y es
la seriedad en las Presidencias de las corridas. Debe haber mejor criterio a la
hora de premiar al torero y no regalar los trofeos, ya que en algunas corridas
se dan las orejas de cualquier manera y en otras en las que el torero ha estado
para cortarlas y no se le han dado.
Otra cosa es la seriedad en el ganado por
parte de los empresarios, sobre todo en los pueblos echan ganado de muy baja
calidad, cosa que repercute muy negativamente en el espectáculo, lo que retira
al público de las plazas porque se siente engañado. Debía haber más seriedad.
-Para terminar ¿Por qué cree que la gente
joven está volviendo a las plazas de toros?
-La gente joven no iba por desconocimiento. A
la Fiesta no se le da la publicidad que merece. Ahora están descubriendo la
verdad del toreo, cuando un torero se la está jugando y eso crea afición. Es
una fiesta muy pura, donde el torero puede morir cualquier tarde. Así de grande es la
fiesta.