NOVILLADA DE FERIA EN FUENTES DE
ANDALUCÍA
CARLOS FERNÁNDEZ,
ALUMNO DE LA ESCUELA DE CÓRDOBA, BORDA EL TOREO
JUNTO A OSUNA Y
ROMERO CONSIGUIÓ LOS MÁXIMOS TROFEOS
Ladislao Rodríguez
Galán
Carlos Fernández ( de Lora del Río) alumno
de la escuela Taurina de Córdoba, lleva este verano un puñado de actuaciones
por diversos puntos de Andalucía con un bagaje muy positivo. Se encuentra en un
buen momento y en Fuentes de Andalucía tuvo ocasión de demostrarlo ante un
novillo al que tuvo que encauzar por el "buen camino". El animal ( el
menos claro del excelente encierro) necesitó de una mano maestra y una cabeza
despejada que le enseñara a embestir. Carlos, que ya había dejado su sello
personal en el quite al novillo anterior, movió muy bien los brazos en el recibo
capotero que abrochó con media de mucha enjundia.
Ya con la muleta comenzó su faena con unos
doblones muy toreros. Enseguida se echó la mano a la diestra y dibujó una serie
de mucho calado. Continuó en ese son y después, con la zurda, sobre el lienzo de la imaginación
pintó un cuadro de puro arte.
Fueron
naturales de un trazo y una plasticidad enorme. La cadencia y la elegancia convirtieron su labor en una obra de
orfebrería de muchos quilates. Vimos a un chaval con sitio
y con un sentido de la estética muy acusado. Este es el camino. Incluso
cuando salió de las tandas, lo hizo con gracia y salero, vendiendo muy bien lo
realizado. Por eso no es de extrañar que toda la plaza, que había coreado su
actuación, quedara en silencio cuando montó la espada. Dejó una media
lagartijera de efecto inmediato. Y la
plaza se cubrió de blanco para premiar con todos los honores al torero.
En la localidad sevillana de Fuentes de
Andalucía, con motivo de su feria, el dinámico empresario Juan González montó
una novillada sin picar que contó con el beneplácito del público que ocupó la
plaza en sus tres cuartas partes.
El organizador quiso rendir homenaje a Juan
Antonio Ruiz "Espartaco" al conmemorarse el 40 aniversario de su
alternativa y el prestigioso matador de toros asistió ocupando una plaza en el
tendido. Y allí recibió el brindis de tres de los novilleros participantes, dos
de los cuales cortaron los máximos trofeos. Parece que la buena estrella de
"Espartaco" les iluminó.
La tarde era de un calor sofocante pero eso
no impidió que el público asistiera para apoyar a los chavales que quieren ser
toreros.
Se lidiaron seis ejemplares de Agustin
Lunar ( de Guillena- Sevilla) bien presentados y bravos y de un juego
extraordinario. A todos se les ovacionó en el arrastre y al cuarto se le premió
con la vuelta al ruedo.
Ante este rico pastel los seis novilleros
disfrutaron de lo lindo e hicieron disfrutar al respetable.
Abrió la tarta Adrián Orta (de Ayamonte)
que estuvo muy bien con el capote y después con la muleta supo sacarle partido
a un ejemplar noble y repetidor. Mató de una estocada y cortó una oreja.
Raúl Parra (de Palma del Condado) echó toda
su buena labor por tierra al dar un mitin con el verduguillo. Aunque consiguió
una buena estocada, de la que todos esperábamos que el animal se echara,
necesitó de la cruceta y ahí vino el calvario. le contamos nueve intentos. La
presidencia solo le mandó un recado. Con todo y eso fue cariñosamente
ovacionado.
Manuel Osuna (de Lantejuela) recibió a su
oponente (al que se premio con la vuelta al ruedo) con dos largas cambiadas de
rodillas que hacían presagiar las ganas con las que venía el chico. Con la
muleta hilvanó una faena muy completa (sufrió dos volteretas sin consecuencias)
con series por ambas manos de mucho gusto. Mató de una estocada y paseó los
máximos trofeos.
Javier Illanguas (de La Algaba) toreó muy
bien con la capa y con la muleta realizó una faena por ambas manos con soltura
y buen sodilla en tierra. Para doblar a su enemigo necesitó de media estocada
trasera y un descabello. Paseó una oreja.
Con la luz artificial encendida, saltó al
ruedo el último novillo de la tarde quien al igual que sus hermanos de camada
fue un dechado de virtud. Julio Romero (de Osuna)lo recibió con dos largas
cambiadas de rodillas. El animal repetía y con la franela le enjaretó pases de
todas las marcas con mucho gusto y torería. Mató de estocada y descabello y
cortó las dos orejas y el rabo.
Carlos Fernández, Manuel Osuna y Julio
Romero salieron de la plaza a hombros.
Con festejos como estos en que los chavales
se entregan y encuentran frente un ganado en condiciones, se consiguen dos
cosas muy importantes: el público se lo pasa en grande y queda con deseos de
volver y los chavales se vienen arriba, demostrando sus cualidades y
conocimientos ante un ganado que se lo permite. Así que, enhorabuena a todos.