SE CUMPLEN 60 AÑOS DE LA ALTERNATIVA DE MANUEL
CANO “EL PIREO”
EL AYUNTAMIENTO DE CÓRDOBA LE ESTÁ MONTANDO
UNA EXPOSICIÓN HOMENAJE EN EL MUSEO TAURINO QUE SE INAUGURARÁ EL DÍA 28 DEL
PRESENTE MES
Ladislao Rodríguez Galán fotos: Ladis
La última alternativa concedida en el
desaparecido coso de “Los Tejares” (26-9-1964) fue la del novillero cordobés
Manuel Cano “El Pireo”. Para ese
acontecimiento se levantó una enorme expectación porque el chaval, del barrio
de las Margaritas, se había convertido en una auténtica figura del toreo
aclamada por todos los públicos.
La historia de este torero elegante y artista
(nacido el 30 de julio de 1943) comienza toreando un becerro (de nombre “Lechuguino”) en una placita de tientas. A partir de ese
momento el espigado chaval, llevado por su afición, consigue meterse de lleno
en lo que de verdad le gustaba: el mundo del toro. Si bien su paso por la
fiesta puede calificarse de fugaz, fue suficiente para conseguir, con su propia
personalidad y fina elegancia saborear la fama y la gloria, negada rotundamente
a los mediocres y vulgares. Por eso se convirtió en un torero importante
toreando con las máximas figuras. Porque “El Pireo”, en sus cuatro cortas
temporadas como matador de toros, logró erigirse, también, como figura de
primerísima fila, triunfando en todas las plazas y llenando sus vitrinas con
los trofeos taurinos más prestigiosos. Y, lo que es más importante, poniendo al
exigente público de la época de acuerdo.
Las páginas del libro taurino del torero cordobés más elegante y con más
clase de la segunda mitad del siglo XX, comienzan a escribirse en la plaza de
toros de Belmez, cuando se viste de luces por primera vez (18-julio-1961)
alternando con “Romerito” para lidiar novillos de Ramón Sánchez. Tras actuar en
varias plazas, consiguiendo resonantes éxitos, el 17 de septiembre de 1961 se
presenta en Córdoba en novillada sin picadores con ganado de herederas de Alfonso Olivares, alternando con Francisco Ruiz “Limones”
y Manuel Aguilera. En este festejo resultó herido de gravedad reapareciendo en la
misma plaza el 11 de marzo de 1962 alternando con “El Campiñé” y “Limones” con
reses de Núñez Guerra.
Esta temporada de 1962 fue de auténtico éxito
logrando torear en veinticinco festejos sin picar, debutando casi al final de
la misma con picadores. Como tal se presentó en Córdoba el 19 de septiembre con
Joaquín Miranda y “Zurito” y novillos de Hijos de Juan Valenzuela, presentándose
al año siguiente en Madrid, el 10 de Mayo, con novillos de Andrés Parladé junto
a Gabino Aguilar y Rafael Corbelle. Esta tarde no pudo triunfar pero dejó tal
regusto en la afición que hizo que le repitieran el día 14 del mismo mes, consiguiendo
un enorme éxito con corte de tres orejas y salida triunfal a hombros. A último
de mayo se presentó en la Real Maestranza de Sevilla, junto a “El Bala” y
“Limones” volviendo a triunfar.
ÚLTIMA FERIA EN LOS TEJARES
Este año de 1964 el coso de “Los Tejares”
viviría su última feria de mayo, ya que al año siguiente (9-5-1965) se
inauguraba la nueva plaza. Pues bien, en este último ciclo ferial intervino “El
Pireo” en dos novilladas en las que se acabó el papel. En la primera (día 25)
junto a “El Monaguillo” y “El Puri” y reses
de hijos de Juan Valenzuela logró dos orejas y rabo. En la siguiente (día 27)
con ganado de Herederos de Bernardino alternó con Juanito Tirado y José Fuentes
y logró los máximos trofeos, o sea cuatro orejas y dos rabos.
ALTERNATIVA
Avalado por este incontestable éxito en
Córdoba, junto a los conseguidos en las diferentes plazas en las que actuó (66
festejos en total), decidieron al torero
a pasar al escalafón superior. Aunque se barajaron algunas fechas y plazas, se
optó por que fuera en Córdoba en la feria de septiembre. El día elegido el 26,
la ganadería Carlos Núñez, el padrino Antonio Bienvenida (en principio estaba
anunciado Manuel Benítez “El Cordobés”,
pero en esa fecha estaba herido) con Gabriel de la Haba “Zurito” como testigo.
El toro de la alternativa atendía por “Fogarín”, de pelo negro y lucía el nº 156.
Esa temporada aún toreó cinco corridas de
toros más, despidiendo el año en Córdoba en un festival a beneficio de la
Campaña de Navidad e Invierno el día 23 de Noviembre. Ese año no realizó
campaña americana por actuar de protagonista en la película “Currito de la
Cruz”.
CONFIRMACIÓN EN MADRID
Confirma doctorado en Madrid (18-mayo-1965)
de manos de Julio Aparicio con Curro Romero de testigo, con el toro ” Estribero”,
negro zaíno marcado con el número 36. Actuó en aquella temporada en 65 corridas
de toros en España y 30 en América. En 1966 toreó 78 en España y 15 en América.
En 1967 hizo el paseíllo en 43 corridas en España y 6 en América y en la
campaña 1968 toreó 22 en España y 4 en tierras hispanoamericanas, poniendo
final a su carrera taurina cuajada de éxitos.
REAPARICIÓN
Pero, tras un periodo de inactividad de un
par de años decide regresar y se anuncia como único espada en una corrida en
Córdoba el 28 de marzo de 1971. Lidió tres toros de Antonio Pérez de San
Fernando, dos de Pérez Angoso y uno de Rafael Peralta. El balance fue solamente
de dos orejas lo que indicó al torero que debía desistir en su empeño. Ya nada
era igual. El tiempo siempre pasa su factura. Sin embargo no fue esta la última vez que toreó en público, pues lo
hizo en un festival en Córdoba (10-3-1990) a beneficio de la Hermandad del
Rocío.
“El Pireo” vivió una época del toreo muy
intensa, con el escalafón repleto de grandes figuras encabezadas por el
meteórico Manuel Benítez “EL Cordobés”, pero su toreo elegante y artista le
abrió el camino de la gloria (como matador de toros salió dos veces de Las
Ventas en hombros ), haciéndose con los más preciados trofeos del orbe taurino
(España y América), conquistando en tres ocasiones en nuestra plaza el ansiado trofeo
“Manolete” (1965, 1966 y 1967).
Si en su etapa profesional lo consiguió todo
(fama, fortuna y gloria) en su vida privada también alcanzó la serenidad que da
contar con una familia estable, tiene cinco hijos y varios nietos. Como amante
del campo, y bien aconsejado, se hizo agricultor (su finca “Montalvo” de
fecundo olivar y almendros) absorbe toda su atención.
SU HIJO RUBÉN
Pero como la vida sigue, volvió a revivir
ilusiones en la figura de su hijo Rubén
que le manifestó su deseo de ser torero. Y en ese instante la tranquilidad de
este hombre se trunca al volver a la vorágine de los despachos y los ruedos y a
los kilómetros de las carreteras.
Tras varias actuaciones por diversas plazas,
el día 27-5-1997, torea Rubén en Córdoba una novillada de cinco ejemplares de
Guadalest y uno de Yerbabuena, junto a Romero de Córdoba y Morante de la
Puebla, consiguiendo cortar cuatro orejas y un rabo, tras dos grandiosas faenas
que reverdecieron en la memoria de los aficionados más antiguos la clase y el
toreo exquisito de su padre.
La alternativa la toma igualmente en Córdoba
(25-5-1998), con toros de Torrestrella, de manos de Jesulín de Ubrique y
“Finito de Córdoba” como testigo. Esa tarde logra encandilar al público que le
premia con dos orejas saliendo de la
plaza a hombros. Sin embargo una lesión inoportuna en una clavícula le obliga a
dejar la profesión, pues tras repetidas operaciones tiene que rendirse a la
evidencia.
Lamentable pérdida de un torero que seguía
los pasos de su padre toreando con mucho gusto con el capote, clase con la
muleta y fácil con la espada al que se le auguraba un futuro despejado y espléndido.
Pero
así es el mundo del toro. La ilusión muchas veces, la elimina la cruda realidad.
EXPOSICIÓN EN EL MUSEO TAURINO
Después de la desaparición de “Manolete”,
hubo un vacío en la cantera cordobesa hasta
que varios toreros
cordobeses destellan con fuerza en el
firmamento taurino.
De todos son bien conocidos, entre otros, las grandes
figuras del toreo, José María
Martorell, Manuel Calero “Calerito”, Alfonso González “Chiquilín”, José María
Montilla, Manuel Benítez “El Cordobés”,
Gabriel de la Haba “Zurito”, Agustín Castellano “El Puri”, Fernando
Tortosa y Manuel Cano Ruiz “El Pireo”.
Pero, con “El Cordobés” aparte, es sobre todo
“El Pireo”, torero artista como pocos, el que marca la pauta y el que ocupa un
lugar de privilegio en los carteles de las mejores ferias, tanto en España como
en Hispanoamérica.
El toreo de nuestro protagonista se basaba en
la verticalidad, el temple, el embrujo y la calidad. No solamente con la
franela, si no con el capote, que dominaba en todas sus expresiones. El capote
de Manuel era de un virtuosismo excepcional y exquisito.Hablamos, pues, de un grandísimo torero que
paseó el nombre de Córdoba por las mejores plazas del mundo. Y lo que es más
importante, con categoría.Y aunque su carrera fue breve, no por eso
menos intensa. Y tanto en España como en América, dejó el sello de su
plasticidad torera y traerse para sus vitrinas los más prestigiosos trofeos.
El Excmo. Ayuntamiento de Córdoba, sensible
con la tauromaquia, para conmemorar el sesenta aniversario de su alternativa
(26-9-1964), ha organizado una exposición en el Museo Taurino donde se muestran
objetos e iconos de su paso por la Fiesta de los Toros.
Es una muestra histórica como homenaje a un
gran torero de Córdoba: Manuel Cano Ruiz “El Pireo”.
MONTAJE DE LA EXPOSICIÓN
Prevista para inaugurarse el próximo viernes
día 28 la experta y conocida empresa MANMAKU es la responsable del montaje de
la exposición, una muestra que ya ha comenzado a tomar forma y que el próximo
viernes quedará abierta al público tras un acto de inauguración que contará con
la presencia del torero protagonista.
Por su parte Grafisur, como ha hecho en
exposiciones anteriores, se ha encargado de la ampliación de las fotografías y
carteles que decoran la entrada del Museo y la sala expositiva.
Todo pues cuenta con las máximas garantías
para que el homenaje a esta gran figura del toreo sea un rotundo éxito.
A la inauguración pueden asistir cuantas
personas lo deseen. Recuerden: viernes día 28, a las 12 de la mañana en el
patio principal del Museo Taurino. La exposición estará visitable hasta el día 15
de septiembre de 2024. Allí nos vemos