RECONOCIMIENTO
A UNA TRAYECTORIA DE ÉXITO
JOSÉ
GARCÍA GUILLÉN SE SUMA A LA GALERÍA DE GANADEROS ILUSTRES DE BODEGAS CAMPOS
Ladislao Rodríguez
Galán
Hace
unas fechas el empresario José Campos me pidió una fotografía del ganadero José
García Guillén para añadir a la galería de ganaderos cordobeses ilustres que
conforman el Salón de Ganaderos del histórico y prestigioso rincón de Córdoba.
Pues
bien, la imagen de nuestro querido y
entrañable amigo ya forma parte de la lista histórica de los ganaderos que decoran
estas paredes.
El
Salón de los Ganaderos, como lo denomina la firma Bodegas Campos, es exclusivo
para reuniones y almuerzos de empresas y es uno de los lugares mas emblemáticos
y con mas encanto de los existentes en los establecimientos privados de la
ciudad.
Para
Ana y para mí, al considerar a José un amigo entrañable, es una enorme
satisfacción que García Guillén esté en este sitio de honor compartiendo
historia con otros ganaderos cordobeses de leyenda.
Felicidades
de todo corazón, querido amigo.
PERFIL
DE UN EMPRESARIO Y GANADERO DE BRAVO EJEMPLAR
JOSÉ GARCÍA GUILLÉN
.
Propietario de
una acreditada ganadería que lidia con el nombre de “Madroñiz”, que pasta en la
finca “El Mato” del término municipal de Belalcázar, este brillante
ganadero-empresario, aunque nació en Lorca (Murcia), viene con muchísima
frecuencia a nuestra ciudad. Y es más, sus proyectos son trasladarse aquí
cuando se jubile, si es que lo hace alguna vez. Porque García Guillén, hay que
decirlo, es un trabajador incansable.
Tras un paso
fugaz por la escuela, ayuda en la casa en las tareas agrícolas. Era una época
en la que había que colaborar, y José con quince, tras el fallecimiento de su
madre, Aurora, entra a trabajar en una empresa y descubre que trabajando con
seriedad y disciplina se consiguen metas. Cinco años después fallece Antonio su padre y decidido a triunfar en la vida, con
veintiún años monta su primera empresa agrícola (plantaciones, cultivos, etc.).
Fue el germen de un brillante empresario.
La primera vez
que asistió a los toros, fue toda una
odisea. Su padre le había dicho que lo llevaría a la feria de Lorca a ver una
novillada. Estaba muy ilusionado pero se
sintió hundido cuando su progenitor le comunica que no podía ser.
Sin comentar con
nadie rompió su hucha de barro, cogió las monedas y pidiendo una bicicleta
prestada, se fue al pueblo circulando por los carriles. Aún se acuerda del
festejo que vio y del disgusto que tenían en casa buscándolo por todas partes. Contaba
entonces con 9 años. Con este gesto a tan temprana edad, salió a relucir su firme
propósito de conseguir cualquier meta en la vida.
Quería ser
torero y en el año 1963, con “El Cordobés” en la cumbre todos los chavales ansiaban ser como él. Una noche sus amigos, Pedro ( 17 años), Agustín ( 15
años) y él ( 12 años) decidieron irse a Salamanca a torear en ganaderías, pues
en Murcia no había ganado bravo. Llevaban su hatillo y José además, un
estoque ayuda que había construido utilizando un antiguo sable.
Cuando habían recorrido pocos kilómetros, camino de Lorca, se arrepintió de la escapada y decidió volverse. Entonces Pedro le pide el ayuda y José le dijo que se lo vendía
en nueve duros. Fue el primer trato de su vida.
Hoy siguen siendo amigos entrañables que se reúnen con frecuencia y siguen siendo apasionados de los toros.
Como no pudo ser
torero decide hacerse ganadero de bravo. Desde el año 1984 poseía la finca “El
Mato”, donde pastaban sus rebaños de ovejas. En el año 1988 la convierte en
ganadería brava con la adquisición de una punta de vacas a Núñez Guerra, que
incrementa en el año 1991 con otro grupo de vacas de Mari Carmen Camacho.
Al estar en una finca
colindante el castillo de Madroñiz, elige ese nombre para su ganadería. Desde
entonces hasta hoy, sin prisa pero sin pausa, ha ido consolidando la calidad y
nobleza de sus toros. Para constituir una ganadería de garantía, se necesita un
proceso de varios años, pues hay que ir depurando sangre. Debuta en público en
Guadalmez (Ciudad Real, 1993) lidiando una novillada de excelente juego, donde al ejemplar “Romerito” tras cortársele las dos orejas
y el rabo, se le premió con la vuelta al ruedo. A partir de ahí, los éxitos se multiplican, tal como se puede
constatar en la veintena de azulejos de ejemplares triunfadores que jalonan la
plaza de toros “Aurora Guillén” de la finca.
José es
consciente que una ganadería brava no es rentable, por eso hay que ser
aficionado por encima de todo, y disponer, además, de otros ingresos que palien
lo costoso que es criar toros bravos. Ingresos que generan otras fincas que
tiene en nuestra provincia en Sevilla y
en Murcia y su negocio de distribución
de gasóleo.
La primera vez
que vino a Córdoba fue de paso a Cádiz para hacer el campamento militar. Pararon
a comer y se sorprendió al ver el río Guadalquivir con su enorme caudal ( era
el mes de enero). El es de una tierra donde escasea el agua.
En sus sucesivos
viajes a nuestra ciudad, García Guillén se enamoró de Córdoba cuando descubrió
el barrio judío, la gastronomía cordobesa, el trato con la gente y las tabernas
típicas con su encanto.
García Guillén
tiene como ejemplo en su vida a sus padres porque ellos - dice- le
inculcaron valores que le han abierto
muchas puertas en la vida.
Como todas las
personas nobles y sencillas, que triunfan por su tesón y grandeza de espíritu,
José García Guillén le gustaría ser recordado como un luchador en la vida. "Mi máxima
ha sido, añade, respetar siempre a los demás, trabajo y disciplina, y eso me ha dado
sus frutos".
Un grande entre los grandes.
LA CÁMARA ESTABA ALLÍ
.