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domingo, 11 de octubre de 2020

 

"LOS GRANDES TOREROS NO ESTÁN DANDO LA CARA CUANDO MÁS SE LES NECESITA"

RAMÓN SÁNCHEZ RECIO, GANADERO DE BRAVO, SE SINCERA EN UNA ENTREVISTA DESCARNADA

Ladislao Rodríguez Galán                                                                fotos: Ladis

En 1967 el aficionado y hombre de negocios salmantino Ramón Sánchez Rodríguez adquiere tres camadas de becerras a Manuel Arranz (Graciliano - Antonio Pérez) y se instala como ganadero en Córdoba, justamente en los alrededores de Villarrubia en la finca "Alamiriya".

Diez años después, en 1977, fallecido Arranz, le compra el hierro y el ganado a los herederos y la nueva ganadería la pone a nombre de su hijo Ramón Sánchez Recio.

Desde entonces para acá la ganadería fue adquiriendo prestigio, con los lógicos altibajos, pero manteniendo siempre la pureza del encaste Arranz - Graciliano, siendo hoy en día lo último que queda de este mítico encaste.

La ganadería, con ciento veinte vacas de vientre y alrededor de doscientas cabezas, pasta en la finca Villalobillos, propiedad de Ramón Sánchez Recio quien junto a sus hijos Ramón y Álvaro están depurando al máximo la bravura y la raza de este histórico y laureado encaste. 



El patriarca se traslada con la familia de Salamanca a Sevilla, para estar más cerca de la finca cordobesa donde pasta la ganadería.

Ramón cuenta entonces con tres años. Y cuando concluye el bachiller decide estudiar veterinaria en la Facultad de Córdoba. Se viene para acá y desde  que comienza la carrera vive en nuestra ciudad considerándose un cordobés más.  Y aunque conoce como nadie al toro bravo, nunca ejerció como veterinario ni se doctoró a pesar de haber ayudado a otros titulados en innumerables tesis doctorales. En 1992 adquirió Villalobillos y aquí, en la linde con la casa del V Califa y a la vera de Almodóvar del Río, pastan sus reses.

Hasta  Villalobillos nos hemos acercado para hablar con el ganadero sobre esta situación tan extrema para la cabaña de bravo por culpa del coronavirus.

- Mal año este...

- Efectivamente es mal año para todos. En cuanto a las ganaderías mucho peor porque los animales comen todos los días y no se venden. No hay festejos taurinos y el toro sigue en el campo. Menos mal que el año ha sido bueno en lluvias y en esta finca el ganado tiene para comer, de no haber sido un año agrícola bueno hubiera tenido que eliminar la ganadería. En ese aspecto he tenido suerte.

- Lo que le faltaba a la Fiesta era el virus...

- Lamentablemente sí. Antes de la pandemia el número de festejos se había reducido bastante, pero es que este año se han eliminado hasta las ferias importantes universalmente conocidas y muchos ganaderos que basaban el mantenimiento de sus ganaderías en negocios  externos, han visto como con la crisis se ha reducido su actividad y eso está afectando a la cabaña de bravo. Muchas ganaderías están desapareciendo y otras no tendrán más remedio que sumarse a ese triste rosario. 

- A Vd. se le considera un ganadero romántico ¿Que de romanticismo queda en la Fiesta?.

- Siempre ha habido empresarios, ganaderos y otras gentes del toro que gracias a su romanticismo se sobreponían a situaciones difíciles. En cuanto a nosotros, para sacar adelante una ganadería hay que ser un romántico al cien por cien. En los años ochenta hubo dos sequías muy importantes de cuatro ó cinco años y había que dar de comer al ganado diariamente, pero se vendían los toros y era un toma y daca que permitió a muchos ganaderos subsistir, pero es que ahora siguen comiendo y no se venden y esto va a acabar con el romanticismo por que hay que enfrentarse a una dura realidad.  

-  ¿Las faenas de tienta se han aplazado?.

- Estamos sin tentar por el tema, pero no quiero que termine el año sin hacerlo porque no debemos dejarlo para el año que viene, que habrá que tentar las vacas que correspondan.

- ¿Que prima Vd. más en la tienta?.

- La ventaja, si la hay, de esta pandemia, es que la selección genética es muchísimo mayor, ahora la vaca que antes era dudosa, hoy se quita. Solo se está dejando la bravura y la calidad más absoluta. Esta situación actual  puede reducir el número de cabezas en una ganadería a la mitad, pero en cambio beneficiará a todos. Yo he quitado hasta diez o doce vacas extraordinarias porque se caían.

- Ahora se cae menos el toro bravo ¿Vd. como veterinario, tiene explicación que se haya atajado este problema que no hace tanto tiempo era muy frecuente?.

- La caída se trasmite por que es una enfermedad  nerviosa que provoca estrés. A mí me ha costado quince años hacer la selección. Un boxeador en los entrenamientos aguanta 20 asaltos y el día del combate dura un asalto. El estrés y los nervios son negativos en este aspecto. En los años setenta y ochenta el toro se caía. Se cae el bravo que es el que se emplea, el toro manso no se cae por qué no se entrega al máximo. Hay una suerte, la de varas, que mide perfectamente la bravura del toro. El animal bravo vuelve a acometer al caballo, busca la pelea, se entrega y mantiene a raya a todos, sin embargo estamos criando un toro mansito que no da problemas a los toreros que con poquito que hagan lo dominan y eso está restando emoción a la Fiesta y por tanto, mucha gente ya no va a las plazas porque supone una monotonía todas las tardes lo mismo. Hay toreros que los ves una tarde y ya los has visto toda la temporada, siguen un patrón que repiten una y otra vez. Si el toro fuera bravo de verdad tendrían que saber hacer a cada uno su faena y eso les complicaría la actuación. Muchos de estos toreros,  si saliera el toro bravo de verdad hace años que se habrían retirado porque para lidiar este tipo de toro hay que jugársela cada tarde y ellos ya no están para eso. Si saliera el bravo de verdad se produciría la renovación en el escalafón.

- ¿Qué complicidad tiene el ganadero en criar este tipo de toro, al que siempre se ha denominado comercial?.

Cuando sale el toro bravo no se aburre nadie porque  mantiene el interés en el tendido. Lo que pasa es que la inmensa mayoría de los toreros de hoy no son capaces de enfrentarse al toro bravo porque se ven desbordados. Están acomodados con el toro que sale que no es tan exigente. Y hay muchos ganaderos que anteponen lo comercial a mantener la bravura de su hierro.

 Mire hay una serie de frases nuevas como: dale tiempo, sujeta la cara, no le pegues, aguántalo que no se vaya...etc que se oyen en el transcurso de una faena pero que si el toro fuera bravo sobraban. Hoy tienes que cuidar al toro desde que sale a la plaza y el toro es el instrumento de que se vale el torero para interpretar una obra de arte como hacían Curro Romero o Rafael de Paula. Eran tiempos en que los toreros eran más capaces.

- ¿Qué es eso que Vd. argumenta de que falta el Ozú?.

- A la hora del sorteo, cuando están los toros en los corrales si los miembros de las cuadrillas de los matadores al ver los toros  no dicen ¡Ozú! estos no tienen trapío ni son descarados de cuerna ni nada. Esa simple palabra define la presencia de un toro.

- Vd. con que se queda con el toro de más volumen o de menos?.

El toro ha de ser equilibrado en su anatomía para que se mueva y no le pesen los kilos.

Los que más daño han hecho en esto del peso y la presencia del toro han sido Antonio Pérez de San Fernando que inventó lo de la báscula y el que no daba el peso para atrás y el crítico taurino Navalón que implantó en Madrid el toro mastodóntico. Las Ventas se sometió a su criterio que no era otro que el viejo dicho "Si quieres vender tu caballo, ponlo gordo". Por su culpa hay ganaderías que no pueden ir a Madrid porque su morfología no da la talla, aunque su bravura y calidad esten mas que contrastadas.

A las Ventas hay que llevar un toro grande y luego pasa lo que pasa, un mansito grande se convierte en un mulo. Los toros chicos no tenían sitio, los únicos que salieron beneficiados eran los Domecq que tenían el toro grande.

- Pero se ha conseguido que la afición pida un toro con presencia, aunque carezca de bravura.

- Ese es el patrón del toro de hoy. Hoy lo que prima es los kilos y mucho pitón y astifino, aunque se afeite y se le vuelva a sacar punta. Sin embargo lo molesto del toro es su vivacidad. Los ojos del toro y sus orejas te dicen cómo se va a comportar y el peligro que entraña.

- Pero es sabido que a cada torero le va un tipo de toro...

- Efectivamente porque había buenos apoderados, otra figura imprescindible en la Fiesta, que sabían qué clase de toros eran más compatibles con su torero, por ejemplo los Santa Coloma para Paco Camino, los Galache para El Viti y los Carlos Núñez para "El Cordobés". Respecto a Manuel Benítez no hay que olvidar que ha sido un torero que realizaba un toreo de muchos quilates con una cintura, unas muñecas y un valor insólito. "El Cordobés" tenía una cosa en la cabeza; había que cruzarse mucho y quedarse colocado para el siguiente muletazo. El acabó prácticamente con  los grandes toreros de su época y sin embargo, gracias a Manuel Benítez,   todos ganaron dinero, por eso le están agradecidos.

 Toda la familia iba a verle y toreó donde hiciera falta y con quien fuera. Era un torero de una capacidad enorme y una entrega total y absoluta que nunca se dejaba ganar la pelea. No hay que olvidar que con 78 años toreó el festival del Cáncer en Córdoba y toreó al natural con mucha pureza. El acabó con los Carlos Núñez, que era un toro que le cuadraba en su forma de concebir el toreo. Desde que se fue esa ganadería no ha levantado cabeza.

- Pero lo de El Cordobés" solo es comparable a los más grandes de la historia, como "Lagartijo", "Joselito El Gallo", Belmonte, "Manolete"...

- Claro, tenga en cuenta que en el extranjero solo se conocía de España a Franco y  "El Cordobés" siendo el primer español que visitó la Casa Blanca. Y fíjese hasta donde llega su afición que hace unos días, con 84 años, me llama y me pregunta que cuando es el tentadero que quiere torear unas vacas. Lo de este hombre es increíble.

- Había antes  toreros más comprometidos que hoy?.

- Los tiempos son distintos pero si nos ceñimos a personalidad, concepto del toreo y pundonor le puedo decir que Joselito, Belmonte, "Manolete" y "El Cordobés" marcaron épocas y hoy no se vislumbran toreros capaces de emularlos ni de pasar a la historia como lidiadores que definan una época. La vulgaridad y la intrascendencia se ha adueñado de las plazas.

- En cuanto a toreros ¿Considera que el coronavirus está poniendo a cada uno en su sitio?.

- Por supuesto que sí. Exceptuando a Enrique Ponce, que mantiene la misma  afición de cuando empezaba, los demás grandes toreros no están dando la cara cuando la Fiesta más los necesita. Es momento de olvidarse de cachés y seguir toreando para que el público no pierda el hábito de ir a las plazas de toros y por las cuadrillas para que ingresen algo. Es lógico, también, que a los ganaderos  nos ayudaría que la solidaridad fuera más compacta.

- ¿Qué obligación tiene el ganadero de hoy en preservar la bravura del toro y su encaste?.

- Los encastes hay que mantenerlos porque son las raíces del toro y su futuro.  Hoy el mercado manda más que la afición que  trasiega con todo. El ganadero no va a tener más remedio que irse acomodando otra vez al toro bravo. El toro bravo con dos puyazos es el que vale. No conozco ningún torero que haga daño con la muleta.

- ¿Cual considera que es el peor enemigo que tiene la Fiesta actualmente?.

- El principal y más importante la desinformación que existe. Los medios de comunicación airean más un problema de faldas que la actuación de un triunfo importante. Luego están los movimientos antitaurinos que encuentran respaldo en muchos medios de comunicación, pero sobre todo la insolidaridad entre todos. Se han celebrado en toda España paseos taurinos con gran apoyo y asistencia pero ¿después qué?. Faltan acciones y sobre todo unidad en los criterios.

- Sin embargo para ayudar a catástrofes y otros eventos sociales el toreo siempre ha sido una piña...

- El toreo siempre ha demostrado su solidaridad en festivales benéficos, y un ejemplo es que la gran mayoría de los galardonados con la Gran Cruz de la Beneficencia son toreros.

- Incluso Vd. ha participado en festivales como torero activo...

- He toreado cien festivales, en la mayoría poniendo un novillo nuestro, y recuerdo muchos de ellos con gran cariño como el de Barcelona, que organizó Balañá en 1964, que salí por la puerta grande al cortar las dos orejas. Esa tarde toreé con Julio Aparicio, Miguel Báez "Litri", Joaquín Bernandó, "Chamaco" Fermín Murillo y Paco Camino.

También guardo un grato recuerdo del festival que toreé en Córdoba el 24 de octubre de 1985 para la restauración del Sagrado Corazón de las Ermitas.

- Que solución vislumbra para el toreo en el futuro?.

- En cuanto que salga un fenómeno se acaba todo. Fíjese cuando el ciclista Indurain era imbatible todo el mundo hablaba de ciclismo, lo mismo que pasa con Nadal en el tenis. Mientras dos compadres no se paren a discutir de toros a la salida de la plaza no se va a levantar esto.

Y es vergonzoso que mientras en Francia la Fiesta está blindada aquí los políticos le nieguen subvenciones culturales, diciendo que es fiesta de ricos, cuando siempre ha sido el pueblo llano quien la ha mantenido, porque hay que tener un par de narices  para comprar una entrada de sol y aguantar la chicharrera.

- ¿Y en Córdoba?.

- Córdoba está como siempre. Ha habido mucho paro y eso influye. Recuerdo ferias con ocho corridas de toros, por que los cordobeses no se privan de nada cuando se les ofrece calidad. Hoy los espectáculos, por su mediocridad, no llevan público pero se habla de toros.

- ¿Es el coronavirus el peor enemigo que ha tenido la Fiesta en toda su historia?.

- Indudablemente, pero hay otro enemigo parejo al covid-19: el pagaré.


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