TENTADERO EN "LA ZAMARRONA"
JOSÉ GARRIDO Y GINÉS MARÍN, MUESTRAN UNA DIMENSIÓN ENORME DEL
TOREO QUE ATESORAN ANTE CUATRO BRAVOS NOVILLOS
Hasta llegar a la finca "La
Zamarrona" fueron innumerables los conejos, gazapos, perdices y palomas torcaces que se nos cruzaron en el
camino. Las primeras luces de la mañana eran fresquitas y aprovechaban las últimas horas antes de refugiarse del
agobiante sol de mediodía. Unas imágenes relajantes que Antonio Arenas y yo comentábamos mientras el
coche avanzaba por el carril a velocidad prudente para no espantar a los
animales.
Al llegar a la cancela de la finca, los
limoneros nos ofrecían sus frutos bañados por el tenue sol que comenzaba a
desperezarse en el horizonte, mientras un pavo real, hermoso como él solo,
deambulaba por encima del tejado con habilidad pasmosa.
Habíamos ido a la Zamarrona para presenciar el tentadero de machos dirigido por los matadores de toros José Garrido y Ginés Marín. Dos figurones del toreo que competirían en noble lid para sacar lo mejor de los cuatro ejemplares que el ganadero Juan Arenas había apartado para la ocasión.
Todo estaba preparado para que el puñado de invitados se divirtiera. Pero antes dimos buena cuenta de un espléndido desayuno molinero para cargar las pilas. Y ya en la plaza de tientas cada uno en su sitio.
El ganadero con su cuaderno de notas, acompañado del veterinario Javier Jiménez y de los invitados, y en los burladeros José Garrido, Ginés Marín y los subalternos Antonio Puntas y Antonio Chacón.Dada la orden comenzó el tentadero: el
primer novillo, para Garrido, el segundo para Marín, tercero a Garrido y el
cuarto y último a Marín.
JOSÉ
GARRIDO
GINÉS MARÍN
Los cuatro novillos cumplieron con creces en el caballo de Mario Benítez , y en las telas humillaron y repitieron con nobleza y buen son, tanto que parecía que estábamos en la Maestranza con tanta torería, tanto silencio y tanta entrega de los dos matadores.
Fue una jornada muy completa gracias al excelente toreo de los dos matadores
invitados que mostraron una dimensión tremenda del toreo que atesoran. Están en
plena forma y aunque no se trataba de una pugna, cada uno sacó a relucir su
personalidad y noción del toreo y el resultado alcanzó muchos quilates.
Enhorabuena a ambos y en primer lugar al
ganadero...sin olvidar a Antonio Arenas que puso el broche a la jornada con un
exquisito perol cordobés que todos compartimos, encantados, en el porche de la casa.
Ya estamos locos por volver a La Zamarrona,
pues es sinónimo de entretenimiento.
LA CÁMARA ESTABA ALLÍ
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