miércoles, 1 de mayo de 2024

 

150 ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE JULIO ROMERO DE TORRES

" JULIO ROMERO DE TORRES Y MANOLETE HAN SIDO LOS CORDOBESES QUE MAS ME HAN IMPRESIONADO AL VERLOS"

ÁNGEL RODRÍGUEZ, QUE HA CUMPLIDO CIEN AÑOS, ESTUVO TRABAJANDO EN SU TALLER DE LA PLAZA  DEL POTRO HASTA LOS 96.



Ladislao Rodríguez Galán                                      fotos: Ladis

Ángel Rodríguez Lubián comenzó a trabajar de tornero de madera con su padre y su hermano a la edad de diez años. Y, como si el tiempo no hubiera pasado, estuvo hasta final del año 2019 junto al banco de tornear, en su pequeño taller, ubicado toda la vida, en la plaza del Potro.  Mientras el cuerpo  aguantó acudía todas las mañanas a su viejo y querido taller. Sin embargo, al cumplir 96 años, sus hijos le obligaron a cerrar, para que no tuviera la preocupación y obligación de acudir diariamente a su puesto de trabajo, que los últimos años ha sido por placer y entretenimiento.

Ángel ha sido inmortalizado por miles de turistas que se acercaban a visitar los Museos enclavados en la plaza del Potro. Y aparte de posar les explicaba, muy gustosamente, en qué consistía su trabajo y como lo realizaba.

Hoy  se ha reunido con su familia (tres hijos, cuatro nietos y siete bisnietos) en una misa de acción de gracias porque ha cumplido 100 años y posteriormente lo celebró con una comida.


Ángel mantiene una lucidez tremenda. Recuerda y revive cada momento de su vida como si hubiera sucedido ayer.

- Cual es el recuerdo mas querido que conserva de su dilatada actividad profesional?

-El trato con la gente y el sentirme querido y respetado por todos. He disfrutado trabajando en lo que me ha gustado y tratando con el público. Por el sitio en que estaba la procesión de turistas ha sido constante y todos con la curiosidad lógica.

-Trabajar en un rincón como la plaza del Potro debe de haber sido fascinante…

-Por supuesto.  En los años de mi infancia la plaza del Potro era de un bullicio constante. La Posada era un ir y venir de gentes que se dedicaban al negocio de telas, cacharros y piezas de cuero. También había comercios y tabernas que aglutinaban a unos personajes muy variopintos. Hoy, sin embargo, es un remanso de paz.

-Y llegó a conocer a la familia de Julio Romero de Torres?

- Por supuesto. Siendo yo un nene, las astillas que saltaban al trabajar la madera las juntaba en una taleguilla y se las llevaba a la esposa de Julio Romero de Torres para que ella encendiera la hornilla de carbón. La señora me daba una perra gorda de cobre. Eso era un dineral en aquella época.


- Ya de mayor trabajó para la casa del pintor?

- Más exactamente para su Museo. Reproduje la varita tiento que el pintor usaba para apoyar una mano y restauré varias piezas de madera de la casa y del museo, como el balaustre de la escalera, bargueños,  y pequeños tiradores además de columnas torneadas de las salas del museo. Como dato curioso le diré que tengo guardadas las medidas exactas del tiento que usaba Julio Romero de Torres.

-Y al pintor ¿Lo trató alguna vez?

- Yo tenía seis años y en varias ocasiones, estando en el taller con mi padre, pasaba con su galgo Pacheco y se paraba a hablar con él. Causaba impresión el verlo y yo, como nene, me sorprendía y me parecía un super hombre especial. Ha habido dos cordobeses que solo el verlos me ha impresionado: Julio Romero de Torres y “Manolete”.

- ¿Llegó a ver torear a “Manolete”?

-En varias tardes, también lo vi por la calle. Y lo mismo vestido de luces como con traje de chaqueta sorprendía por su personalidad. Era único en todo.

- Y el paseo de la Ribera...

- Era lugar de paseo con árboles a los dos lados. Hoy esa zona ha perdido todo el encanto. El río está superpoblado de vegetación que impide contemplar las hermosas perspectivas del puente romano. Muchas postales de Córdoba han desaparecido en torno al río. Y en cuanto a bañarse mejor no hablar. Recuerdo que los niños del barrio nos bañábamos junto al molino de Martos, donde Alfonso, el barquero, nos enseñaba a nadar. Nos amarraba por la cintura con una cuerda y nos daba cancha, y si veía que lo pasábamos mal, recogía la cuerda y nos subía a la barca. Entonces el río venía con agua limpia, pero era muy peligroso. Este hombre salvó a mucha gente de morir ahogados.

- Ángel que  supuso para Vd. dejar su querido puesto de trabajo después de 86 años pegado al torno?.

- Imagínese, fue muy duro. Toda mi vida desarrollando esta actividad y de golpe me cambia la rutina. Me sentí extraño, raro y desorientado. Han sido muchos años haciendo un trabajo que me encantaba y ahora solo me queda el recuerdo.

 ¿A que cree usted que se debe su longevidad?

- Pues mire, sinceramente creo que ha sido debido a una comida sana, trabajar en lo que me ha gustado y sobre todo a ser una persona optimista. Sin olvidar la copa de vino (solo una) que de toda la vida me he tomado a medio día.

 


 

 

1 comentario:

  1. Extraordinario documento. Rezuma periodismo, gráfico y literio del bueno. De los de antes.

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