lunes, 23 de noviembre de 2020

 


OBITUARIO

NOS HA DEJADO UN AFICIONADO Y EMPRESARIO EJEMPLAR: PEDRO AGUILAR MARTÍN

DIRIGIÓ SU PROPIA EMPRESA DE JOYERÍA, HOY EN MANOS DE SUS HIJOS JAVIER Y DAVID

Ladislao Rodríguez Galán

             

  Ha fallecido en nuestra ciudad el gran aficionado taurino Pedro Aguilar Martín empresario joyero, hombre emprendedor y buena persona donde los haya.

Nacido en el cordobés barrio de Santa Marina, inicia sus primeras letras en un colegio privado que había en la calle Pozanco. De ahí pasa a la Academia Espinar, donde cursa el bachiller. En ese periodo tuvo como profesores, entre otros, a Ricardo Molina, Pedro Palop y Vicente Pascual. Su periplo estudiantil acaba en la Escuela Oficial de Peritos.

A la hora de buscar trabajo - los tiempos no estaban tan revueltos como ahora- puede seleccionar y elegir. Se decanta primero por las oficinas de un concesionario de vehículos, pero rápidamente acepta la oferta para ser viajante de joyería. El trabajo le entusiasma y, como es espabilado, al poco tiempo monta su propio taller. De ahí, para acá, toda una vida dedicado a la joyería. Disfrutando los años bonancibles y aguantando estoicamente los varapalos de los años a la baja. Es en los tiempos difíciles, donde se curten los buenos empresarios.

Pedro era un gran aficionado taurino gracias a su relación, desde niño, con los toreros del barrio. Además en la calle Adarve se encontraba la Escuela Taurina del Frente de Juventudes, contando en aquella época con alumnos como Manuel Cano “El Pireo” y Gabriel de la Haba “Zurito”. Pedro se apunta y consigue torear en varios tentaderos. Pero como la cabeza le funciona,  comprende que no ha nacido para ser torero. Sin embargo, sí para ser aficionado y disfrutar con el toreo de los demás. Por eso asiste a cuantos festejos se dan en nuestra plaza (como abonado desde su inauguración) y a los más importantes que se celebran en la provincia.

Vivió el toro con mucha intensidad. Frecuentaba tertulias y coloquios taurinos, y aunque hace años que no vivía en Santa Marina, nunca perdió el contacto con las típicas tabernas y mesones de la zona. Incluso era simpatizante de las Peñas y Tertulias Taurinas del barrio y habitual asistente a los tentaderos.

Pedro se ha ido con 72 años dejando infinidad de amigos (entre los que me encuentro) quienes junto a su esposa Antonia, sus tres hijos Pedro, Javier y David y sus tres nietos lloramos esta gran perdida. Descansa en paz querido Pedro.-



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