viernes, 17 de julio de 2020


TENTADERO EN "LA ZAMARRONA"
EL MATADOR DE TOROS ANTONIO FERNÁNDEZ PINEDA Y EL NOVILLERO CARLOS OLSINA TENTARON DOS UTREROS Y VARIAS BECERRAS QUE DIERON UN JUEGO EXTRAORDINARIO
Ladislao Rodríguez Galán                                                     fotos: Ladis
Antonio Arenas y yo, salimos de Córdoba bien temprano, porque en la finca "La Zamarrona", propiedad de su primo Juan Arenas, presidente de la Asociación de Criadores de Toros de Lidia, se iban a realizar las faenas de enchiqueramiento y demás tareas, y querían hacerlas antes de que el sol cayera a plomo y  complicara las labores. Y en todo ese trajín queríamos estar presentes.
 Efectivamente, dos horas después estábamos en esta finca ganadera que está ubicada en el término municipal de El Pedroso (Sevilla) donde  Juan Arenas Casas y su hija Carlota (futura ganadera) nos recibieron muy afectuosamente.
El sitio es encantador, es como un dibujo caprichoso de la naturaleza, rodeado por  el pantano de Los Melonares  cuyas aguas, cuando esta crecido por las lluvias, lamen los aledaños de la finca. Pero, este año aunque no ha llovido con la intensidad y abundancia de otros, el aspecto que presenta es admirable. Los cormoranes son los dueños absolutos de estas tranquilas aguas, donde no está permitido bañarse ni practicar deportes náuticos.

Esta ganadería ingresa en la Asociación de Ganaderías de Lidia en 1991, formando la camada con reses de Francisco Núñez Benjumea y de Carlos Núñez.
En 2004 se elimina todo lo anterior y se adquiere un lote de vacas y tres sementales de Hermanos Sampedro que está dando reses de gran nobleza y calidad, lo que ha colmado las expectativas ganaderas de Juan Arenas.
El día, aunque caluroso, invitaba a realizar las faenas camperas. Mientras los mayorales iban camino del cercado para traer el lote de becerras y machos hacia los corrales de la plaza, las tórtolas y las palomas torcaces surcaban el aire, zigzagueando por encima de nuestras cabezas. 
Enseguida, delatada por la polvareda, vimos la piara de toros caminar por el carril paralelo al pantano.
El toro destacando sobre el lienzo azul del agua es una estampa hermosa. 

Cuando llegaron a los corrales se procedió a sus respectivos enchiqueramientos. Se iban a tentar dos machos y varias becerras.


Una vez el ganado en su chiquero correspondiente, se les duchó generosamente para tranquilizarlos y para mitigar el calor que ya comenzaba a apretar.


Con todo preparado nos fuimos a almorzar al mesón Nortecaza, en El Pedroso, lugar que les aconsejo que degusten su exquisita carne a la brasa y su riquísimo picadillo con tomates del huerto de la casa. Sin olvidar el buen trato. Este Mesón, de gran prestigio en la zona,  por culpa del coronavirus, ahora solo abre al público los fines de semana.
Compartimos la mesa junto al ganadero Juan Arenas y su hija Carlota, los hermanos Antonio y Fabián Arenas,  Antonio Manuel Puntas , Manuel Velázquez "Calzones" y el que escribe.
Breve sobremesa y de nuevo hacia la finca, a donde  comienzan a llegar participantes en el tentadero. Uno de los primeros es el veterinario oficial del tentadero Javier Jiménez.
El matador de toros Antonio Fernández Pineda y el novillero Carlos Olsina iban a tentar dos machos y varias becerras. Con un ganado tan excelente se apuntaron a torear el escritor y poeta José León y Antonio Manuel Puntas, completísimo subalterno que espera que la temporada, aunque con retraso, de el pistoletazo de salida.
Se soltaron primero dos becerras para ir haciendo boca. La primera, buenísima, que fue  indultada, la toreó José León con mucho gusto y torería. Era una delicia ver a esta añojita que no se cansaba de embestir.


Al igual que todos los animales que se tentaron, permaneció toda "la faena" con la boca cerrada, y eso después de pelear bravamente con el caballo y aguantar  el calor  agobiante.
A continuación salieron  los dos utreros, el primero para el matador de toros y el segundo para el novillero. Buena presencia, fuerza y bravura y con el caballo  pelearon intensamente, acudiendo al encuentro desde varias distancias. 

Posteriormente, en la franela, tuvieron la gran virtud de humillar y repetir en la embestida incansablemente.
Con la tizona estuvieron acertados.



 Era un tentadero y no había problema de tiempo. Los dos profesionales, con un ganado tan bueno, torearon hasta hartarse. Consecuencia de tanto disfrute...que se nos echó la noche encima y quedaron algunas becerras sin tentar porque ya se había perdido toda la visibilidad. Si al menos hubiera habido luna llena, esa imagen de torear a la luz de la luna nos habría encantado.


Sin embargo, aún  con poca luz, la mínima, Antonio Manuel Puntas, que ya había dado algunos muletazos a becerras anteriores, no quiso marcharse sin torear. Así que entre penumbras toreó a su becerra con el beneplácito de todos los presentes. Estuvo muy bien y lució perfectamente a la becerra que también fue indultada.
Ya retirados de la plaza, compartimos una espléndida cena en el porche de la finca.
Estábamos muy a gusto pero lamentablemente también estábamos a muchos kilómetros de Córdoba, así que no tuvimos más remedio que despedirnos de todos y enfilar el carril buscando la carretera que nos traería a casa.
Un viaje muy ameno en la grata compañía de Antonio Arenas con el que fuimos desmenuzando  los temas que surgen en el viaje de dos amigos, que además coinciden en sus aficiones.-

LA CÁMARA ESTABA ALLÍ





















2 comentarios:

  1. Como siempre, magnifico LADIS y su pasión por la fiesta.
    Un verdadero placer.

    ResponderEliminar
  2. Como siempre, magnifico LADIS y su pasión por la fiesta.
    Un verdadero placer.

    ResponderEliminar