TENTADERO EN "LA
ZAMARRONA"
EL MATADOR DE TOROS ANTONIO
FERNÁNDEZ PINEDA Y EL NOVILLERO CARLOS OLSINA TENTARON DOS UTREROS Y VARIAS
BECERRAS QUE DIERON UN JUEGO EXTRAORDINARIO
Ladislao Rodríguez Galán fotos: Ladis
Antonio Arenas y yo, salimos de Córdoba
bien temprano, porque en la finca "La Zamarrona", propiedad de su
primo Juan Arenas, presidente de la Asociación de Criadores de Toros de Lidia, se
iban a realizar las faenas de enchiqueramiento y demás tareas, y querían hacerlas
antes de que el sol cayera a plomo y complicara
las labores. Y en todo ese trajín queríamos estar presentes.
Efectivamente, dos horas después estábamos en esta
finca ganadera que está ubicada en el término municipal de El Pedroso (Sevilla)
donde Juan Arenas Casas y su hija
Carlota (futura ganadera) nos recibieron muy afectuosamente.
El sitio es encantador, es como un dibujo caprichoso
de la naturaleza, rodeado por el pantano
de Los Melonares cuyas aguas, cuando
esta crecido por las lluvias, lamen los aledaños de la finca. Pero, este año
aunque no ha llovido con la intensidad y abundancia de otros, el aspecto que
presenta es admirable. Los cormoranes son los dueños absolutos de estas
tranquilas aguas, donde no está permitido bañarse ni practicar deportes
náuticos.
Esta ganadería ingresa en la Asociación de
Ganaderías de Lidia en 1991, formando la camada con reses de Francisco Núñez
Benjumea y de Carlos Núñez.
En 2004 se elimina todo lo anterior y se
adquiere un lote de vacas y tres sementales de Hermanos Sampedro que está dando
reses de gran nobleza y calidad, lo que ha colmado las expectativas ganaderas
de Juan Arenas.
El día, aunque caluroso, invitaba a
realizar las faenas camperas. Mientras los mayorales iban camino del cercado
para traer el lote de becerras y machos hacia los corrales de la plaza, las
tórtolas y las palomas torcaces surcaban el aire, zigzagueando por encima de nuestras
cabezas.
Enseguida, delatada por la polvareda, vimos la piara de toros caminar
por el carril paralelo al pantano.
El toro destacando sobre el lienzo azul del agua es una estampa hermosa.
Cuando llegaron a los corrales se procedió a sus respectivos enchiqueramientos. Se iban a tentar dos machos y varias becerras.
Una vez el ganado en su chiquero
correspondiente, se les duchó generosamente para tranquilizarlos y para mitigar
el calor que ya comenzaba a apretar.
Con todo preparado nos fuimos a almorzar al
mesón Nortecaza, en El Pedroso, lugar que les aconsejo que degusten su
exquisita carne a la brasa y su riquísimo picadillo con tomates del huerto de
la casa. Sin olvidar el buen trato. Este Mesón, de gran prestigio en la
zona, por culpa del coronavirus, ahora
solo abre al público los fines de semana.
Compartimos la mesa junto al ganadero Juan
Arenas y su hija Carlota, los hermanos Antonio y Fabián Arenas, Antonio Manuel Puntas , Manuel Velázquez
"Calzones" y el que escribe.
Breve sobremesa y de nuevo hacia la finca,
a donde comienzan a llegar participantes
en el tentadero. Uno de los primeros es el veterinario oficial del tentadero Javier Jiménez.
El matador de toros Antonio Fernández
Pineda y el novillero Carlos Olsina iban a tentar dos machos y varias becerras.
Con un ganado tan excelente se apuntaron a torear el escritor y poeta José León
y Antonio Manuel Puntas, completísimo subalterno que espera que la temporada,
aunque con retraso, de el pistoletazo de salida.
Se soltaron primero dos becerras para ir
haciendo boca. La primera, buenísima, que fue indultada, la toreó José León con mucho gusto
y torería. Era una delicia ver a esta añojita que no se cansaba de embestir.
Al igual que todos los animales que se
tentaron, permaneció toda "la faena" con la boca cerrada, y eso después
de pelear bravamente con el caballo y aguantar
el calor agobiante.
A continuación salieron los dos utreros, el primero para el matador de
toros y el segundo para el novillero. Buena presencia, fuerza y bravura y con
el caballo pelearon intensamente,
acudiendo al encuentro desde varias distancias.
Posteriormente, en la franela, tuvieron la
gran virtud de humillar y repetir en la embestida incansablemente.
Con la tizona estuvieron acertados.
Era
un tentadero y no había problema de tiempo. Los dos profesionales, con un
ganado tan bueno, torearon hasta hartarse. Consecuencia de tanto disfrute...que
se nos echó la noche encima y quedaron algunas becerras sin tentar porque ya se
había perdido toda la visibilidad. Si al menos hubiera habido luna llena, esa
imagen de torear a la luz de la luna nos habría encantado.
Sin embargo, aún con poca luz, la mínima, Antonio Manuel
Puntas, que ya había dado algunos muletazos a becerras anteriores, no quiso marcharse sin torear. Así que entre penumbras toreó a su
becerra con el beneplácito de todos los presentes. Estuvo muy bien y lució perfectamente
a la becerra que también fue indultada.
Ya retirados de la plaza, compartimos una
espléndida cena en el porche de la finca.
Estábamos muy a gusto pero lamentablemente
también estábamos a muchos kilómetros de Córdoba, así que no tuvimos más
remedio que despedirnos de todos y enfilar el carril buscando la carretera que
nos traería a casa.
Un viaje muy ameno en la grata compañía de
Antonio Arenas con el que fuimos desmenuzando
los temas que surgen en el viaje de dos amigos, que además coinciden en
sus aficiones.-
LA CÁMARA ESTABA ALLÍ
Como siempre, magnifico LADIS y su pasión por la fiesta.
ResponderEliminarUn verdadero placer.
Como siempre, magnifico LADIS y su pasión por la fiesta.
ResponderEliminarUn verdadero placer.