"MACHAQUITO": LA EMOCIÓN
A
caballo de dos siglos desarrolló su actividad taurina Rafael González Madrid
"Machaquito". Este año se cumplen 140 años de su nacimiento, 120 de su
alternativa y 65 de su fallecimiento.
Autor: Antonio Portillo Peinado, escritor e investigador taurino
Nació
Rafael, el 2 de enero de 1880, en la calle Adarve de Córdoba, situada a
espaldas de la muralla que cerraba el arrabal de La Axerquía, de ahí su nombre.
Se encontraba junto al viejo matadero, donde empezó a trabajar de niño, dado
que era huérfano de padre, y tenía que ayudar a su hermano José, que era
Zapatero y apodado por ello "Machaco", de ahí su apodo.
El
estar en el matadero, le llevó sin duda a dar los primeros quiebros y lances a
las reses bravas en el patio grande.
Allí
lo vió, por primera vez, nada menos que "Guerrita". Un día el
maestro, estando en su apogeo, se entrenaba en el patio toreando con el
capote una vaca. Al terminar, dirigiéndose a la chavalería que lo estaban
admirando, les gritó: <¡¡ A ver si hay aquí un torero!!>. De entre el
grupo salió uno moreno de piel y con ojos vivos, armado con una blusa, toreó y
sorteó con mucho valor a la vaca. Al verlo "Guerrita" exclamó: <Tu
valeee pa er asunto>. Èste era "Machaquito".
Más
adelante, tras los comentarios elogiosos de varios aficionados cordobeses
volvió a verlo, y en esta ocasión sentenció que <era mu chico, y que pa
matáa bien jase farta verle el morrillo a loo toroo>. Sin duda fue una de
las profecías fallidas del ll Califa, pues nuestro torero demostraría una
eficacia con la espada inigualable en la historia de la tauromaquia.
Tras
actuar juntos de nuevo en Valencia el 29 de junio, "Machaquito" se
incorporó a la "Cuadrilla de "Niños Sevillanos", que
capitaneaban "Revertito", hijo del valeroso "Reverte" y
Rafael "Gallo", hijo de Fernando Gómez "Gallo", matador de
toros con el que fue de subalterno "Guerrita" antes de doctorarse.
Colocó
de director al que fue buen torero, también cordobés, Rafael Sánchez
"Bebé", hijo de un primo hermano de "Lagartijo", que
le cortaron una pierna por una gravísima cogida en Cartagena 10 años antes.
Este año rivalizaron las dos cuadrillas de jóvenes toreros, la cordobesa y la
sevillana. Se presenta la cordobesa en Córdoba el 10 de abril y en Madrid el 8
de septiembre, con gran éxito, al igual que en la mayoría de las plazas donde
actuaron.
De
la corrida el famoso crítico "Don Modesto" resaltó la valiente
actuación y sobre todo la extraordinaria estocada de "Machaquito" a
su segundo toro "Zaíno". Unos días más tarde, el 5 de octubre recibe
su primera cornada como matador de toros en Zafra.
En
1901 torea 60 corridas, sólo una menos que Antonio Fuentes, que encabezó el
escalafón. El año siguiente, 1902, se produce un hecho notable el 29 de agosto
en el pueblo cordobés Hinojosa del Duque. Esperaba "Machaquito" la
salida del primero de los seis toros que se disponía a matar, cuando de forma
casi simultánea salta el animal al ruedo al tiempo que lamentablemente se
derrumbó una parte del tendido. Al quedar varias decenas de espectadores a
merced del toro, nuestro torero inmediatamente se hizo con muleta y
estoque y le propinó un espadazo al toro, que, pese a que lógicamente estuviera
entero, lo tumbó al instante, evitando con ello una importante desgracia. Por
este heroico acto le fue concedida la Cruz de Beneficencia.
Torea
este año 53 corridas
Al
año siguiente 1903 supera a Antonio Fuentes que con 60 corridas encabezó el
escalafón, ya que al terminar la temporada viaja a México donde se presenta en
la plaza México DF, acompañado de su paisano "Bebé Chico", hijo de su
director en la cuadrilla, el 15 de noviembre. Lo enfrentan a Antonio Montes,
que tenía buen cartel en ese país, y tuvo que remontar un ambiente hostil. Su
tenacidad, amor propio y valor le hicieron superar la prueba y toreó 14
corridas, que sumadas a las 54 de la temporada española (España, Francia y
Portugal) dieron un total de 68.
A
lo largo de la temporada de 1905 siguen los triunfos, sobre todo por la
eficacia en la suerte suprema. Torea 53 corridas, que pudieron ser muchas más
de no haber sido herido en la mano por un toro en Murcia, que lo mantuvo
inactivo un mes. Mató 126 toros con tan sólo 135 estocadas, posiblemente un
récord, ni tan siquiera igualado, en la historia de la tauromaquia.
En
la segunda parte de esta temporada empezó a banderillear con más asiduidad,
aunque no con demasiada destreza. Sin embargo, como a lo largo de toda su
carrera, manejaba con soltura el capote, sobre todo en recortes y largas a una
mano.
Termina
esta temporada de 1906 toreando 65 tardes y encabezando el escalafón. Y puso el
colofón a tan buen año casándose con la señorita Ángeles Clémentson el 3 de
noviembre, matrimonio que felizmente duraría 49 años, hasta el fallecimiento
del torero, y del que nacerían siete hijos. En primer lugar Angelita, después
tuvieron un niño al que llamaron Rafael, que lamentablemente murió con tres
años, a continuación vinieron al mundo Soledad, María, Rafael, María Luisa y
Carlos. Terminó 1906 toreando 65 tardes y encabezando el escalafón.
En
1907, en concreto el 9 de mayo en Madrid, tras una gran faena al toro
"Barbero" de Miura, lo estoqueó extraordinariamente bien, provocando
el toro con el estoque hundido en el hoyo de las agujas y un girón de la
pechera del torero en un pitón, una de las imágenes más emotivas de la historia
de la tauromaquia. "Don Modesto" en su crítica en Sol y Sombra
reclamó que dicha escena era merecedora de una escultura. Mariano Benlliure,
que había presenciado la corrida, recreó de esa escena una de las más bellas
esculturas sobre temática taurina de la historia, que tituló "La estocada
de la tarde".
Pese
a que en algunas estadísticas colocan a Bombita a la cabeza del escalafón en
1907 con 51 corridas, lo cierto al menos respecto a "Machaquito" es
que toreó 60, que pudieron ser más porque el 17 de septiembre en Tomelloso
sufrió una importante cogida que le obligó a dar por finalizada la temporada
ese día.
Se
empezaba a calentar el ambiente taurino en relación a la ganadería de Miura, y
a lo largo de esta temporada de 1908 mucho mas, de forma que en su parte final
se generó lo que se conoce como "El Pleito de los Miuras". En otro
momento dedicaré un artículo específico a este asunto, por estar relacionado
con un tema controvertido a lo largo de la historia, sobre todo desde Guerrita
en adelante, que tuvo especial protagonismo con "Joselito el Gallo" y
que ahora resulta ser un problema. Me refiero a las filias y fobias de los
toreros por las ganaderías. En nuestro caso, lo cierto fue que por
solidarizarse con otros compañeros, que al final se escondieron, quién más se
perjudicó fue "Machaquito", que vio disminuir sus contratos al
iniciar la siguiente temporada. Sin embargo en este 1908 pudo haber encabezado
el escalafón en vez de su rival "Bombita" que toreó 63 corridas, dado
que "Machaquito" que toreó 60, pudo haber llegado a 80, ya que perdió
20 corridas por los percances sufridos en Baeza y Bilbao.
Con
ese mal ambiente afronta nuestro torero la temporada de 1909, que resultó ser
la más haciaga de su historial taurino. Como digo, perdió bastantes contratos a
resulta del Pleito de los Miuras, a lo que se sumó la grave cogida que sufrió
en la plaza de Palma de Mallorca el 4 de julio por el toro
"Gurripato" de Saltillo.
La
gravedad de la cornada se complicó con un tratamiento médico inadecuado para
recuperar el riego sanguíneo en la pierna, que se temía hubiera que amputar.
Una secuencia de hechos muy afortunados, hizo que se recuperara. Se decidió
trasladar al torero a Barcelona para que lo tratara el Dr. Raventós, cosa que
se hizo de milagro en el último barco que zarpò rumbo a la ciudad condal, antes
de que se suspendieran las travesías con motivo de la Semana Trágica. Por estos
motivos en 1909 baja el número de actuaciones a 29.
Desarrolló
una importante actividad el año 1910, muchas fueron las actuaciones
destacables, si bien la más significativa ocurrió en la plaza de toros de
Murcia (afortunadamente aún en pié) el día 7 de septiembre. Mano a mano con
"Bombita", que se cae del cartel y lo sustituye Pepete lll, para
matar una corrida de Parladé. El primer astado llamado
"Estudiante" en un quite cogió al valiente torero sevillano por la
ingle con tan mala fortuna que le produjo la muerte desangrado en la
enfermería. Pese a la impresión del percance el público no pensó en tan
desgraciado final, en gran medida por la extraordinaria y profesional actuación
de "Machaquito" en todos y cada uno de los seis toros que tuvo que
torear, a todos y cada uno los desorejó, tras despacharlos con sólo siete
estocadas . Terminada la corrida y al correrse la voz del fatal desenlace, el
público rindió homenaje al cadáver de Pepete en la enfermería. A
"Machaco" tuvieron que arrancarlo de allí desconsolado por la muerte
de su compañero a las 2 de la madrugada, porque tenía que torear el día
siguiente.¡Qué lección de profesionalidad y humanidad!
"Machaquito",
a lo largo de su actividad taurina tuvo que rivalizar sucesivamente con una
serie de toreros en una etapa de transición entre la hegemonía de
"Guerrita" y la de "Joselito el Gallo". Primero fue con su
compañero de inicios y paisano "Lagartijo Chico", casi coincidiendo
con él Antonio Fuentes, ya en el declive de su carrera. Después y más
claramente que ningún otro, "Bombita". A lo largo de este 1910,
fundamentalmente la afición de Madrid colocó en ese lugar a Vicente Pastor,
torero con una virtud compartida con el cordobés: la eficacia con el estoque.
También era buen matador, pero sin el valor y la capacidad comunicativa de
nuestro torero. El interés por tener una figura de la tierra que contraponerla
a "Machaquito", dado que "Bombita" había bajado el listón,
llevó al público madrileño a conceder la primera oreja en dicha plaza a Vicente
Pastor el 2 de octubre de este 1910, mientras que "Machaquito"
recuperaba cartel en toda España colocándose en la cabeza del escalafón con 62
corridas toreadas.
La
recuperación de Rafael, tras el "Pleito de los Miuras", no sólo se
refirió a aspectos cuantitativos, sino que también lo fue cualitativamente, al
encontrarnos con un torero con mejor técnica y mayor repertorio, pues como he
dicho llevaba tres temporadas banderilleando con una calidad en progresion.
Todo ello sin menoscabo de su extraordinario valor y simpatía. Así aborda dos
temporadas pletóricas, la comentada de 1910 y la de 1911, en las que encabezó
el escalafón con 62 y 66 corridas respectivamente.
Terminó
esa temporada con el que pudo haber sido el más peligroso percance de cuántos
tuvo al hacer un quite a un toro de Gamero Cívico, para congraciarse con parte
del público, que le había expresado muestras de desagrado, según le había contado
mi tío abuelo Rafael a mi padre, y mi padre a mí. Sufrió una aparatosa
voltereta cayendo de mala manera al ruedo, que le provocó una fuerte distensión
de ligamentos de las vértebras cervicales. Estuvo varios meses en recuperación
escayolado el medio cuerpo superior con una prótesis de fijación del cuello.
Una vez más, como tantas, un sector del público de Madrid influyó en el ánimo
de figuras del toreo, tanto en negativas a torear, caso de
"Guerrita", o en tragedias como indirectamente la de "Joselito",
al día siguiente de una actitud hostil, e incidencias como ésta.
Las
dos últimas temporadas de su trayectoria como matador de toros 1912 y 1913
mantiene el mismo nivel medio de las anteriores, superando cada una de ellas
las 60 corridas, si bien con menos ímpetu consecuencia de haber tenido que
rivalizar con tantos toreros como he descrito, y en esta última etapa con
Vicente Pastor y los hermanos "Gallo". En la temporada de 1912 con
Rafael que encabezó escalafón con 74 corridas y en 1913 ante un jovencísimo e
imparable "Joselito" que ya ese primer año de matador de toros
alcanzó las 80 actuaciones.
Sin
duda el desgaste sufrido por nuestro torero tras una trayectoria de entrega y
valentía sin límites, así como la apertura de una nueva y brillantísima etapa
en el toreo que traía bajo el brazo "Joselito", que con tanta
inteligencia supo ver nuestro torero, junto a lo que para Rafael González
persona suponía una nutrida familia en formación, llevó a "Machaquito"
a su retirada al final de la temporada de 1913. Tras haber toreado 63 corridas,
doce de las cuales fueron en la plaza de Madrid. Allí fue a torear su última
corrida el 16 de octubre para darle la alternativa a Juan Belmonte con toros de
Gudalest y Rafael "El Gallo" completando terna.
Los
6 toros de Gudalest fueron rechazados por chicos y sustituidos por otros tantos
de Bañuelos. La corrida, como ha ocurrido tantas veces en Madrid, fue un lamentable
desfile de once toros de diversas ganaderías con varios de ellos fogueados por
mansos, todo ello ante unas sonoras protestas e invasiones del ruedo, por parte
del público. Del desastre, el mejor parado sin duda fue "Machaquito",
que toreó su último toro de nombre "Lunarejo" de Bañuelos, que
fue uno de los condenados a banderillas de fuego. Si bien por cogida de
Belmonte también tuvo que matar el último de la tarde, ya casi de noche.
A
los cinco días, el 21 de ese mes de octubre en la habitación 184 del Hotel
Palace de Madrid, solicitó unas tijeras y le pidió a su íntimo amigo Clemente
Peláez que le cortase la coleta en presencia de su esposa y sus dos hijos
mayores. Ahí acabó la vida profesional del gran torero cordobés.
Es
difícil, por no decir imposible, encontrar una trayectoria taurina como la de
"Machaquito". Representa, como pocos los valores de la honradez
profesional, la tenacidad, el amor propio, la perseverancia y sobre todo el
valor y la expresividad comunicativa, que transmitía al público una simpatía y
sobre todo una EMOCIÓN arrolladoras.
La
comparación con "Lagartijo Chico" fue inevitable porque formaron
pareja hasta para tomar la alternativa, y "Machaquito" tuvo que
sobreponerse a los partidarios de "Lagartijo el Grande", que seguían
contándose por miles, que trataron al sobrino con especial favoritismo,
teniendo en cuenta además que éste reunía unas condiciones magníficas para ser
un figurón del toreo. Técnica, figura, elegancia y unas excelentes condiciones
artísticas, hacían muy atractivo al hijo de Juan Molina. Tuvo la desgracia,
como ya he dicho, de contraer una tuberculosis que fue menoscabando no sólo su
capacidad física, sino que además psicológicamente agravó de forma considerable
su natural frialdad.
Sin
duda tuvo tres soportes básicos en los que apoyarse para esa conquista: En
primer lugar un valor, que en muchos momentos llegó a ser temerario; en segundo
lugar su simpatía que comunicaba una cercanía, llena de humildad al tendido; y
en tercer lugar una eficacia con el estoque como no ha tenido torero alguno
durante ese plazo de tiempo en la historia del toreo. Se puede discutir su
técnica y perfección ejecutoria de la suerte suprema, porque cuando
estaba perfilado antes de arrancarse para el volapié daba un pasito hacia atrás
que afeaba el estilo para los perfeccionistas. Pero amigo mío cuando se
volcaba, llevando muy baja la mano izquierda y se dejaba muchas veces tiras de
la pechera de su camisa en los pitones de los toros, y qué toros!!, el público
no tenía más remedio que entregarse ante la EMOCIÓN que le provocaba el pequeño
torero de estatura, pero muy grande de corazón. Esta cuestión en esa época era
fundamental, habida cuenta que entonces sí era la SUERTE SUPREMA, se lidiaba
fundamentalmente para ese momento, porque el ganado de la época, tampoco daba
para mucho más.
Su
afán perfeccionista y su perseverancia hicieron que superara muchas de sus
limitaciones técnicas y de repertorio de su toreo, puesto que con el estoque,
desde el principio hasta el final, no lo necesitó. Así lo vieron los críticos
de la época que, sobre todo a partir de 1910 reconocieron una mejora
extraordinaria de esas limitaciones, encumbrándolo en la cúspide en solitario
sobre todo durante las temporadas de 1910 y 1911. Mantuvo, como he dicho, a lo
largo de su carrera un buen nivel con el capote. Se superó con la muleta,
sometiendo más eficazmente a los complicados toros de esa época, y la
limitación inicial que tuvo con las banderillas la superó con nota tal como
recalcaron todos los cronistas de esos años, convirtiéndose en un gran
banderillero. Las banderillas fue una suerte muy valorada durante el SXlX y
hasta la edad de plata del toreo, es decir toda la época del toreo que se
apoyaba en la movilidad sobre las piernas. A partir de Chicuelo y sus coetáneos
de los años treinta, y sobre todo Manolete, el toreo se fundamentó sobre los
brazos con el toreo en redondo pilar determinante para el que ha llegado hasta
nuestros días.
Él
mismo refiriéndose a como concebía la estocada dijo: < "Pá" ser
"güeno", hay que "roar" por los morrillos". Y en otra
ocasión, al final de su carrera, refiriéndose a cómo tenía que arriesgar para
matar los toros, frente a la facilidad de otros, admitida por los públicos,
para obtener buenos beneficios económicos, cuando un periodista le interpeló:
<Aunque los toros llevan los billetes del Banco en el morrillo, no debe de
ofrecer muchos peligros quitárselos> . A lo que "Machaco"
contestó: <Eso según se mire, porque algunos se los quitan pinchándolos con
la punta del estoque y otros, como yo, los cogemos con la mano> . Obviamente
con esta respuesta, así como por lo demostrado a lo largo de su vida
profesional y privada, se debe concluir que fue un hombre muy inteligente.
"Machaquito"
inspiró a muchos artistas de la época. Literatos, escultores, pintores y
fotógrafos, plasmaron a través de su obra y su relación con el torero un
importante número de obras. Así ocurrió con su paisano Julio Romero de Torres
que lo retrató.
Igualmente
pasó con su amigo Benito Pérez Galdós, como ya he referido o Mariano Benlliure,
así como Roberto Domingo, al que inspiró para unos magníficos cuadros en
depósito del, criticado, con razón, Museo Taurino de Cordoba, pasando por
excelentes fotógrafos como Tomás Molina, José Irigoyen, el gran Diego Calvache,
Ruiz Vernacci, Alfonso, Miguel Martín etc y Ladis en su final.
Retirado
de los ruedos, tuvo una vida dedicada a la administración de sus propiedades,
que había adquirido mediante recursos ganados con un esfuerzo difícilmente
igualable, rodeado de una amplia familia. El corazón que tantas veces puso ante
el toro empezó a fallarle allá por 1944.
El
1 de noviembre de 1955 ya no resistió más y dejó de latir ese gran corazón que
tanto dió de sí como torero y como persona. Su entierro fue seguido por un
importantísimo número de cordobeses y por una nutrida representación de toreros
y profesionales del mundo taurino, como su ahijado Juan Belmonte, sus
compañeros "El Papa Negro" padre de los Bienvenida y Rafael "El
Gallo" o el que cogió el testigo en Córdoba, que él dejó:
"Camará".
Hoy,
tras el tiempo transcurrido, los aficionados que peinamos canas rememoramos, a
través de historias contadas y la investigación literaria y gráfica
(fotografías y películas) la honestidad y entrega de un torero cordobés del que
como paisano me siento orgulloso, porque además puso en valor, como pocos, lo
más importante en la tauromaquia, que lamentablemente en la actualidad la
estamos perdiendo: LA EMOCIÓN.
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