LAS PALOMAS A SUS
ANCHAS
Ladislao Rodríguez
Galán
De siempre me ha gustado fotografiar a las
palomas. Mi safari ciudadano de "caza" a las ratas con alas, como las
define mucha gente, no tiene fin. Hacer fotos de palomas es como coleccionar
sellos, nunca acabas. El sello te sobrevive y la paloma también. He querido
captarlas siempre en diferentes
espacios. La paloma es como el niño: no posa, es espontánea.
Aprovechando el confinamiento y
pensando que ahora las palomas estarán a
sus anchas, he espigado en mi archivo, muy por encima, he rescatado estas fotos
que quiero compartir.
Imagino que formaran grupos en los jardines
donde habitualmente abundan en demasía (Los Patos y Colón). Cierro los ojos y
las imagino trasteando por todos los rincones, sin que nadie las moleste. Nunca
habrán estado más tranquilas sin sobresaltos de tráfico, perros y niños.
Todos cuando pequeños nos hemos sentido
atraídos por este ave blanca y social cuando nuestra madre nos llevaba solícita
a los jardines para que desfogáramos corriendo detrás de ellas. Y recuerdo que
en el puesto de chuches de los Patos, para echarles de comer, vendían unas
bolsitas con trigo y maíz y cuando mi madre las compraba era un ejército blanco
el que nos seguía esperando que le
lanzara los puñados de grano.
Pues estas fotos de las palomas deambulando
a sus anchas son las que les muestro a continuación. Siéntanse niños por un
momento, y piensen lo a gusto que están ahora nuestras eternas compañeras, aunque
echaran de menos la mano amiga que diariamente le lleva migas de pan.
A todos nos ha perjudicado el coronavirus
de las narices.
LA CÁMARA VOLABA POR ALLÍ
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