COLABORACIÓN
ARMAS
DE DOBLE FILO
Antonio
Sanz Llergo/ aficionado
Se usa este dicho popular como parangón de
algo que por un lado nos beneficia y
otro nos perjudica.
Este es el efecto que puede producir las
indiscriminadas retransmisiones de festejos taurinos. Es decir, por una parte es
totalmente positivo la divulgación de nuestra Fiesta Nacional, a la vez que su
ilustración que realizan sobre ella los comentarios que realizan los
profesionales sobre el desarrollo de la lidia.
El lado negativo puede estar en la
masividad con que se produzcan, pues sabido es que, lo que se prodiga con
desmedido exceso puede redundar en monotonía, jactancia y desinterés. Además
también repercute negativamente en la concurrencia a las taquillas, que al fin
y al cabo son el tente en pie de la Fiesta. Es de comprender, que cuando se anuncia un cartel
que estamos saturados de ver en TV, es normal que no se sienta ilusionado en acudir, tanto más,
cuando ha de “rascarse” el bolsillo.
Naturalmente hay que sacar de este contexto
a las ferias de Madrid, Sevilla y
Pamplona, que no han de ser el paradigma, ya que están apoyadas en movimiento
social y turístico, sin embargo, en temporada normal no suelen cubrir su aforo,
como el resto de plazas.
Soy yo el primero en agradecer la instauración
en el Canal Plus, del programa de toros, pero claro, a mi será difícil hartarme
de ver toros.
Pero hay que meterse en la piel de los demás y comprender que tal
saturación pude ser nociva y producir el
efecto no deseado. Claro que, alguien va a pensar que existe el canal
futbol y los estadios se llenan. Ya hemos analizado anteriormente este fenómeno, llegando a la
conclusión de que el éxito de este espectáculo está propiciado por ser
competitivo donde se produce un vencedor y un vencido, determinado numéricamente por los goles
conseguidos. Esto es lo que enardece a las masas, que sufren o disfrutan según
resultado de su equipo preferido.
Por lo contrario esto no existe en el toreo, donde vamos a contemplar una actuación entre una animal y un hombre,
que mediante la emoción que produce el eminente peligro,
se crea una
manifestación artística plena de pureza, elegancia y tecnicismo que demuestra
la supremacía de la inteligencia humana sobre la fiereza y fuerza de ese bello
animal que es el toro. Para los que sentimos la Fiesta nos basta con contemplar
dicha maravilla, sin que nuestras pretensiones vayan más allá de concursos, si
no, valorar la profesionalidad y pundonor
de los actuantes.
Me reafirmo en el lado positivo de las
retrasmisiones taurinas, pero si quiero fomentar acudir a la plaza a ver este
gran espectáculo, ya que, no tiene nada que ver el ambiente que se vive, el
olor a albero recién regado, el mormullo de comentarios, y porque no, la música
con interpretaciones tan españolas como es el pasodoble. Todo ello constituye
un gozo indescriptible que debe ser probado.
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Este escrito (algo más extenso) fue
publicado en la revista Córdoba Taurina en 2006, editada por la Federación
Provincial Taurina de Córdoba.
Al día de hoy (14 de abril 2020) hay que
darle a este discurso un giro de 360 grados.
Por las circunstancias que en la actualidad
acontece, me lleva a pensar que, la continuidad más inmediata de la Fiesta de
los Toros, está precisamente en retrasmisiones taurinas. Las noticias que nos
llegan del control de la pandemia no son, ni mucho menos optimistas. Por lo
tanto se ve bien lejana la normalidad y aun llegada esta, se presiente ciertas
dificultades en poner en práctica los festejos, ya que las aglomeraciones de
personas en un tendido no es aconsejable. Con estos argumentos y ante cierta
incertidumbre en que las ferias aplazadas puedan realizarse, que sería nuestro
deseo, es por lo que, pienso que la continuidad de Fiesta estaría
momentáneamente en las mencionadas retrasmisiones, rellenando así el vacío que
para nada es aconsejable.
Para la consecución de esto, es preciso el
consenso de todas les partes implicadas en los festejos taurinos, canales de
TV, toreros (matadores y subalternos), ganaderos, empresario, apoderados etc… Y
muy importante la flexibilidad de la administración. Todos salvando las razones
económicas, pero con un denominador común que es salvar nuestra Fiesta
Nacional. Todo sea por ella.
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