ANA Y LOS TOROS
Texto: José Mª Portillo Fabra - Presidente de la Tertulia Taurina del Real Círculo de la Amistad de Córdoba
fotos: Ladis
La
corrida de toros ha tenido desde sus inicios un reconocido componente de
culto a la mujer, que afortunadamente aún conserva . Dos poderes que son
considerados universalmente masculinos, la valentía y la
fuerza, se ofrecen a una deidad femenina que simboliza la presencia
de la mujer en la plaza. Ese sentir está en el subconsciente de
cualquier persona interesada por la tauromaquia. Así lo perciben pintores
y artistas plásticos, músicos, poetas, escritores, dramaturgos,
cantantes, novelistas, cineastas y, modernamente, quienes utilizan para
expresarse la imagen tecnológica. El toreo se erigió desde sus comienzos
en una ceremonia de cortejo dirigido a la mujer. Recordemos que la
"fiesta de toros en Madrid" que relata Moratín en
su famosa poesía, la ordena celebrar el bravo alcaide moro Aliatar por
ver la forma de ablandar el corazón de diamante de la bella Zaida, aunque al
final entre en plaza un caballero cristiano, El Cid nada menos, que se alancea
un toro en honor de su dama. Ya en un ambiente de mayor realidad, dos
toreros-duelistas - veintitrés años de competencia feroz y sin
embargo fraterna -, inspiran la siguiente copla flamenca: "¡Que bella
es la ganadera! / Frascuelo la está mirando. / Lagartijo,
entre barreras, / los tufos se está peinando. / ¿Estocada sin puntilla, / o
media lagartijera? / Debajo de una mantilla / suspira la
ganadera..." Porque el torero en la arena adquiere la
condición de primus inter pares, de ser el primero
entre los iguales, sea un principiante, figura del toreo,
banderillero o picador, e incluso un diestro retirado. El torero es igual que
las demás personas, pero cuando triunfa en el ruedo es el primero entre
todos sus iguales, porque lo admiran, lo reconocen, lo escuchan y hasta
le llaman maestro, si bien algunos no soportan el éxito,
especialmente por lo que se refiere a la admiración femenina. Pero no
tiene importancia, porque la envidia no es sino la forma de admiración de
los inferiores.
Pero la
mujer puede sentir el toreo igual que un hombre y hacerse torera. Y
también desde los comienzos, la mujer
fue ganadera, a veces tan importante como la que inspiró la
siguiente copla: "Porque tienes olivares / y toros de lidia
fieros, / murmuran los ganaderos / que yo no vengo por tí / que
vengo por tus dineros...". La mujer desempeña por
tanto en la fiesta de los toros un papel tan esencial, que ni siquiera ha
de ser activo: basta con su presencia en la plaza darle categoría,
sensibilidad y belleza a un espectáculo al cual ella asiste no solo
para admirar a toros y toreros, sino también para sentirse
admirada. Porque hay que decir que para una mujer aficionada, el asistir a
los toros es vivir un día toros, alcanzando su culmen
cuando la asistencia a los toros significa viajar a una población
distinta. Esa Maestranza...
La mujer
pues, otorga a la tauromaquia una aportación psicológica excepcional: la del
componente erotizante de la fiesta de los toros, que no escapó nunca a la
percepción de los artistas, desde las obras respectivas de
Merimé y Bizet sobre Carmen, hasta los pintores del
XIX.
El pintor
Garnelo reflejó mejor que nadie lo expuesto en su famosa
obra, Un palco en la plaza. Y en el Real Circulo de la Amistad
de Córdoba, puede admirarse un cartel de toros que representa a una beldad mora
y otra cristiana, anunciando las corridas de toros en la feria de
dicha ciudad de hace ya más de un siglo, abriendo camino el magnífico cartelista Ricardo
Anaya, clásico y moderno, que nos legó una galería de beldades cordobesas
en su abundante cartelería de mediados del siglo XX. Y si tratamos
de asociaciones taurinas, las mujeres pertenecientes a peñas
taurinas, clubes y tertulias, y no digamos las sociedades
taurinas exclusivamente femeninas, son las mujeres ejemplo y orgullo para
todos los aficionados.
Pero fue el talentoso Rafael Guerra "Guerrita" patriarca de los toreros y Califa del Toreo, quien supo captar la esencia femenina de la tauromaquia. Y unió dos de los espíritus más genuinos de nuestra tierra cordobesa, el femenino y el táurico, para crear un festejo de asistencia gratuita cuyo público estuviera compuesto únicamente por mujeres. La presencia de la Deidad Femenina en el toreo quedaba así consagrada y sublimada. El festejo lo organizó el propio Guerrita mientras vivió, pero con posterioridad encontró siempre, o bien la generosidad institucional, o bien organizaciones privadas y personas dispuestas a aportar su talento y su esfuerzo al empeño de mantener lo que se llamó becerrada de convite por ser la asistencia gratuita. En la actualidad es una institución cultural y recreativa privada, el Circulo Taurino de Córdoba la que organiza el festival, retocando su nombre casi histórico de "Homenaje a la mujer cordobesa", por el más amplio de "Homenaje a la Afición Cordobesa".
Pero este año 2023, Alfonso Tellez, presidente de la entidad organizadora, tuvo una idea que redondeaba el carácter femenino del espectáculo: que lo presidiera por primera vez una mujer, y que esa mujer tuviera máxima categoría como aficionada. Y para ser la primera mujer que en la Ciudad de los Califas presidiera un acontecimiento taurino, eligió a Ana Segado Ochoa, aficionada ante cuyos ojos cordobeses han desfilado centenares de ruedos, centenares de lances, centenares de reses bravas en el ruedo, en la plaza, en la pantalla y en fotografías, porque ella es la mujer de Ladis y - a mucha honra -, también amiga mía.
A su lado en el palco, Fernando Tortosa y José Luis Prieto, y como invitadas y madrinas de su alternativa en la presidencia, entre otras, Carmen Poyato Espejo, esposa del matador de toros Manuel Rodriguez Requena y María José Alcaide, esposa del matador de toros y director de la Escuela Taurina de Córdoba Rafael González "Chiquilin".
Con un entradón en la plaza, Ana presidió con sabiduría, justicia y desparpajo. Yo se que le hubiera encantado dar alguna oreja más, pero optó por la seriedad que debe de imperar en la fiesta de los toros aún en sus expresiones elementales.
Muy bien, Ana, y muy bien Alfonso Téllez, un número uno, por la elección de Ana Segado, que ha sido la primera mujer en presidir un festejo taurino en nuestra ciudad, consiguiendo ambos que el festival que fundara Guerrita en homenaje a la Mujer Cordobesa, lo fuera más que nunca, porque qué mayor homenaje cabe que colocar a una de ellas en la cúspide de un festejo que es una reliquia taurina.
Ana, estoy seguro de que mientras presidías, Frascuelo te estaba mirando y Lagartijo se peinaba los tufos, pero, lo más importante es que tengo la convicción de que Guerrita está satisfecho de que su becerrada de convite haya reafirmado su condición de homenaje a la mujer cordobesa.
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