TREINTA AÑOS DE GRANDEZA Ganado: dos toros y cuatro novillos de Fuente Ymbro, de aceptable
presentación y juego desigual, destacando los lidiados en segundo y cuarto
lugar, siendo pitados en el arrastre primero, tercero y sexto. Finito de Córdoba: cinco pinchazos y un descabello (palmas tras aviso); y estocada
caída (dos orejas). Javier Moreno
‘Lagartijo’: estocada (dos orejas); estocada caída (oreja). Rocío Romero: seis pinchazos (saludos desde el tercio tras aviso); y pinchazo,
media estocada y nueve descabellos (silencio tras aviso). Plaza: Los Califas (Córdoba). Algo más de un tercio de entrada en
tarde de temperatura agradable. Desde el tendido 3, en medio del silencio que se hizo cuando
Juan Serrano tomó el estoque y se disponía a terminar con la vida del cuarto
de la tarde, se escuchó el resumen de lo que podría ser el festejo celebrado
ayer en Los Califas y, particularmente, de la trayectoria de Finito que, ante
su gente, en su Córdoba, volvía a dar otra vez sobradas muestras de su
grandeza torera. Y eso que la tarde no empezó nada bien ante el basturrón
jabonero que rompía plaza, con un más que notorio problema en la visión y
ante el que Juan no pudo hacer absolutamente nada. Bastante tuvo con intentar
cuadrarlo para ejecutar la suerte suprema, tarea nada fácil en la que empleó
tanto tiempo que incluso recibió un aviso desde la presidencia. En los tendidos, que no se llenaron como se esperaba en las
jornadas previas y en los que eran mayoría el público joven, se esperaba con
ganas la actuación de Finito, que tuvo que salir a saludar tras romper el
paseíllo junto a sus compañeros de cartel, también en agradecimiento a la
iniciativa de organizar un festejo netamente cordobés. Pero en este primer
toro, no pudo ser. Afortunadamente, en el cuarto de la tarde el guión cambió de manera diametral desde los primeros compases, y tras la larga cambiada de rodillas con la que recibió al ejemplar de Fuente Ymbro, dejó varias verónicas marca de la casa en un buen saludo capotero. La acertada lidia de Oliver y dos magníficos pares de Rafa Rosa, que saludó montera en mano, precedieron a la faena de muleta, en la que como en las grandes tardes, se volvía a abrir el tarro de las esencias con algunos pases de cartel.Así y con los compases de una marcha cofrade de música de fondo, Finito fue fraguando una actuación preñada de torería y fundamentada en la diestra, con unos ayudados memorables y trincherillas de ensueño que hicieron rugir a los tendidos. En un silencio en medio de tal fragor se escuchó la frase de marras, «30 años de grandeza», a la que el maestro, tras esbozar una sonrisa, correspondió con otra tanda con la izquierda y una estocada, algo caída, pero que no hizo olvidar lo que se había vivido con anterioridad. Dos orejas de peso y una clamorosa y, todo hay que decirlo, pausada vuelta al ruedo fueron el premio a esta nueva, y van ya unas cuantas, obra de arte para la tauromaquía con la que Juan Serrano conquistaba otra puerta de Los Califas, en la que estuvo acompañado por Lagartijo, sin lugar a dudas, el otro gran triunfador de esta tarde para el recuerdo.Y es que Javier Moreno tenía bastante claro que era la tarde y el escenario ideal para reivindicarse como, el ahora novillero y dentro de poco matador de toros que vuelva a ilusionar a la afición cordobesa. Cualidades y actitud, bendita actitud novilleril, no le faltan para ello y ayer daba sobradas muestras durante la vibrante faena de muleta al primero de su lote, un novillo al que había que hacerles las cosas muy bien ya que en caso contrario evidenciaba no pocas complicaciones. Muy asentado y sereno, Lagartijo estructuró una seria faena de muleta en la que destacó el trasteo inicial y dos tantas por el pitón derecho, bajando enteros su actuación cuando toreó con la zurda. Dos circulares invertidos y otra tanda con la derecha volvieron a poner el diapasón a un ritmo altísimo, que se elevó en el tramo final con sendas tandas por el derecho, en esta ocasión rodilla en tierra, lo que provocó un auténtico alboroto en los tendidos. Estoconazo que hizo rodar al novillo sin puntilla y dos orejas, tal vez excesivas en otra tarde, pero que ayer fueron mayoritariamente solicitadas por el público, siempre soberano, a las que hay que sumar la conseguida en el quinto, otro complicado novillo de Fuente Ymbro, con el que Lagartijo estuvo voluntarioso en todo momento, faltándole a su actuación la contundencia y ligazón que caracterizaron a la de su primer enemigo. Completaba el cartel de esta histórica tarde la también cordobesa Rocío Romero, que mostró cierta soltura en el manejo del capote, aunque con la muleta sus dos actuaciones dejaron muchas dudas de lo que puede ser su verdadera dimensión.En su descarga hay que indicar que sus dos novillos, ambos pitados en el arrastre, no fueron precisamente un dechado de virtudes y evidenciaron mucho peligro, lo que provocó las continuas correcciones de posición por parte de Romero, que aprovechando el viaje de la embestida consiguió hilvanar varias tandas. Con el estoque, una tarde para olvidar y seguir entrenando duramente en el carretón. LA CÁMARA ESTABA ALLÍ
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