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LA OPINION DE LA AFICION

FRANCISCO GORDÓN SUÁREZ

FUNDACIÓN TORO DE LIDIA

Ladislao Rodríguez Galán

Francisco Gordón es abogado y  escritor y desde que se constituyó la Fundación del Toro de Lidia es su responsable en Córdoba.

Ha sido presidente del Círculo Taurino de Córdoba durante seis años (2011-2017), así como de la Escuela Taurina de Córdoba. Igualmente ha sido miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Escuelas Taurinas de Andalucía “Pedro Romero”.

Estamos  ante un conocedor en profundidad de la Fiesta de los Toros pues la ha vivido desde abajo ya que su afición data desde su más tierna infancia y como buen aficionado es abonado a "Los Califas" desde hace treinta y cuatro años.

Con el charlamos brevemente sobre el problema del coronavirus, que nos tiene confinados en casa, y su incisión en la Fiesta de los Toros.

- Esta temporada va a ser un auténtico desastre para la Fiesta de los Toros. ¿Cómo ve Vd. la situación?

-Desgraciadamente, la evolución de la pandemia ( y su gestión) no invita al optimismo. Las sucesivas prórrogas del confinamiento, así como las muchas dudas que se suscitan respecto al futuro inmediato de los espectáculos de masas, dejan reducidas al mínimo las esperanzas de salvar la temporada.

- Hemos visto atónitos, por inusual, como se han suspendido las ferias taurinas más importantes ¿Que repercusión piensa tendrá en la economía de España?

-  La tauromaquia, mediante sus distintas manifestaciones, tiene un impacto económico a nivel nacional cercano a los 4500 millones de euros, cantidad que en el marco del PIB ronda un 0,4%. Si bien este porcentaje en el contexto de la economía nacional es menor, en determinadas regiones, y sobre todo en concretos sectores ( hostelería, turismo,  el propio sector taurino), el daño es muy relevante, e incluso irreversible para algunos colectivos (p.ej. ganaderos). La economía española se verá gravemente dañada, y el mundo del toro no será una excepción.

- Como ve que las principales ferias (Valencia, Madrid, Sevilla, Córdoba...) se celebren en el verano y otoño, fuera de su fecha habitual?

- Lo anómalo de la situación obliga a salir del patrón tradicional. Deben buscarse soluciones acordes con la excepcionalidad del momento. Si bien resulta impensable la celebración de esas ferias con la duración habitual, si las condiciones sanitarias lo permiten, la opción de celebrar festejo en esas plazas ( y otras muchas, entre las que cobra especial relevancia los cosos cubiertos) es una buena opción para retornar a una normalidad que, quizá, nunca será igual.

- Es necesario en este momento, más que nunca, que el Gobierno apoye a la Fiesta?

-Debiera ser indiscutible, pues la tauromaquia, como manifestación cultural a la que la ley le dispensa el mayor grado de protección es acreedora, cuando menos, del mismo apoyo que otros sectores. Para ello, también resulta esencial que el mundo taurino deje a un lado sus disputas internas y, como una sola voz, defienda su derecho a no ser discriminado en la implantación de las medidas que se arbitren para la salvaguarda de la cultura. Otra cosa será la disposición del Gobierno a coadyuvar a mitigar los efectos de la crisis en el sector taurino.

- Cree que esta crisis repercutirá en el futuro inmediato de la Fiesta de los Toros?

-  Por supuesto. En el corto plazo, las consecuencias son fácilmente advertibles; y en el medio, debe servir para “reinventarse”, y hacer sostenible el espectáculo taurino. El sector debe consensuar una hoja de ruta en la que todos los estamentos cedan ante un fin común: la subsistencia. Con toda probabilidad, el coronavirus traerá también una nueva forma de relacionarnos, una grave crisis económica, un retraimiento a la participación en actividades multitudinarias, etc., y debemos estar preparados para acomodar el espectáculo a una nueva realidad.

- Confía que  dentro de un año todo vuelva a  ser como antes?.

- Deseo que sea mejor que antes.

 - Que es lo primero que va a hacer cuando pueda salir a la calle?

- Compartir una copa de vino con los familiares y amigos a los que el virus solo nos permite ver a través de una pantalla; y acudir a cualquier iglesia a rezar por las decenas de miles de españoles que han muerto por el virus, y sus familias.