ÁLVARO
DOMECQ RECIBE EN PRIEGO EL PREMIO NEPTUNO
DISTINCIÓN
QUE CONCEDE ANUALMENTE LA PEÑA TAURINA DE LA LOCALIDAD
La
Asociación Cultural Peña Taurina de Priego ha distinguido al rejoneador,
ganadero y jinete Álvaro Domecq Romero con el trofeo Neptuno en el transcurso
de las jornadas organizadas por este colectivo que este año han alcanzado la
décimo octava edición.
Las
dos sesiones que han conformado la programación arrancaban el viernes con la
presentación del libro “Cuentos camperos de un vaquero andaluz. Historias de
campo y toros”, de Salvador Giménez Molina, que congregó a un numeroso público
en el Centro Cultural Lozano Sidro. Durante su intervención, Giménez esbozó lo
que había sido la génesis de su primer trabajo, en el que por medio de Rafael,
un personaje real al que el autor conoció en su niñez, el lector se adentra en
los entresijos de las faenas del campo bravo así como de la genealogía de un
buen número de hierros de la cabaña brava, particularmente aquellos que guardan
una estrecha relación con Córdoba.
El
sábado, también en el Centro Cultural Lozano Sidro que volvía a presentar una
gran afluencia de público, tenía lugar la charla-coloquio “Álvaro Domecq
Romero. Una vida entre caballos y toros”, en la que, conducida por Salvador
Giménez, el propio Álvaro Domecq ofreció pinceladas de lo que ha sido su
intensa carrera profesional, tanto en su faceta como rejoneador, como al frente
del hierro de Torrestrella y de la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre.
Así,
el homenajeado recordó la etapa en la que junto a José Manuel Lupi, Ángel y
Rafael Peralta, formaron el cuarteto conocido como los “Cuatro Jinetes del
Apoteosis” , marcando un antes y un después en la historia del rejoneo entre
1960 y 1970, ya que se anunciaban juntos y, además de crear nuevas suertes,
introdujeron el toreo a caballo por parejas, siendo tal el éxito de este
cuarteto que llegaron a torear más de un centenar festejos por temporada.
Igualmente,
Álvaro Domecq recordó la génesis del hierro de Torrestrella, encaste propio
creado por su padre, una de las mejores vacadas bravas de España y acreedor de
numerosos premios en las ferias más importantes del país, convirtiéndose la
finca familiar de Los Alburejos, en un centro de referencia para el toreo.
Y
por supuesto, confesó las dificultades que supuso la puesta en marcha de la
Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, así como las numerosas satisfacciones
que esta institución le ha reportado, al permitirle visitar con su espectáculo
los cinco continentes y seguir estrechamente unido al mundo del caballo, su
verdadera pasión.
Tras
la charla-coloquio, tenía lugar una cena homenaje al socio en el Café-Bar El
Casino, en el transcurso de la cual se procedía a la entrega del premio
Neptuno, así como distintos agradecimientos a los colaboradores de esta nueva
edición de las jornadas, que cerraba con su intervención el Alcalde prieguense,
Juan Ramón Valdivia, animando a los asistentes a seguir defendiendo, donde
hiciera falta, su afición por la tauromaquia, agradeciendo la labor que realiza
la Peña Taurina de Priego en este sentido.
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