martes, 13 de junio de 2023

 

        ANA Y LOS TOROS


Texto: José Mª Portillo Fabra - Presidente de la Tertulia Taurina del Real Círculo de la Amistad de Córdoba

fotos: Ladis

La corrida de toros ha tenido desde sus inicios un reconocido componente de culto a la mujer, que afortunadamente aún conserva . Dos poderes que son considerados universalmente  masculinos, la valentía y la fuerza, se ofrecen a una deidad femenina que simboliza  la presencia de la mujer en la plaza. Ese sentir está en el subconsciente de cualquier persona interesada por la tauromaquia. Así lo perciben pintores y artistas plásticos, músicos, poetas, escritores, dramaturgos,  cantantes, novelistas, cineastas y, modernamente, quienes utilizan para expresarse la imagen tecnológica. El toreo  se erigió desde sus comienzos en  una ceremonia de cortejo  dirigido a la mujer. Recordemos que la "fiesta de toros en Madrid" que relata Moratín en su famosa poesía, la ordena celebrar el  bravo alcaide moro Aliatar por ver la forma de ablandar el corazón de diamante de la bella Zaida, aunque al final entre en plaza un caballero cristiano, El Cid nada menos, que se alancea un toro en honor de su dama.  Ya en un ambiente de mayor realidad, dos toreros-duelistas -  veintitrés años de competencia feroz y sin embargo fraterna -, inspiran la siguiente copla flamenca: "¡Que bella es la ganadera! / Frascuelo la está mirando. / Lagartijo, entre barreras, / los tufos se está peinando. / ¿Estocada sin puntilla, / o media lagartijera? / Debajo de una mantilla / suspira la ganadera..."  Porque el torero en la arena adquiere la condición de primus inter pares, de ser el primero entre los iguales, sea un principiante, figura del toreo, banderillero o picador, e incluso un diestro retirado. El torero es igual que las demás personas, pero cuando triunfa en el ruedo es el primero entre todos sus iguales, porque lo admiran, lo reconocen, lo escuchan y  hasta le llaman maestro, si bien algunos no soportan el éxito, especialmente  por lo que se refiere a la admiración femenina. Pero no tiene importancia, porque la envidia no es sino la forma de admiración de los inferiores.

Pero la mujer puede sentir el toreo igual que un hombre y hacerse  torera. Y también desde  los comienzos, la mujer fue  ganadera, a veces tan importante como la que inspiró la siguiente  copla: "Porque tienes olivares / y toros de lidia fieros, /  murmuran los ganaderos / que yo no vengo por tí / que vengo por tus dineros...".  La mujer desempeña por tanto en la fiesta de los toros un papel tan esencial, que ni siquiera ha de ser activo: basta con su presencia en la plaza darle categoría, sensibilidad y belleza a un espectáculo al cual ella  asiste no solo para admirar  a toros y toreros, sino también para sentirse admirada. Porque hay que decir que para una mujer aficionada, el asistir a los toros es vivir un día toros, alcanzando  su culmen cuando la asistencia a los toros  significa viajar a  una población distinta. Esa Maestranza...

La mujer pues, otorga a la tauromaquia una aportación psicológica excepcional: la del componente erotizante de la fiesta de los toros, que no escapó nunca a la percepción de los artistas, desde las obras respectivas de Merimé y Bizet sobre Carmen, hasta los pintores del XIX. 

El pintor Garnelo  reflejó mejor que nadie lo expuesto  en su  famosa obra, Un palco en la plaza. Y en el Real Circulo de la Amistad de Córdoba, puede admirarse un cartel de toros que representa a una beldad mora y otra cristiana, anunciando las corridas de toros en la feria de dicha ciudad de hace ya más de un siglo, abriendo camino el magnífico cartelista Ricardo Anaya, clásico y moderno, que nos legó una galería de beldades cordobesas en su abundante cartelería de mediados del siglo XX.  Y si tratamos de asociaciones taurinas, las mujeres pertenecientes  a peñas taurinas, clubes  y tertulias, y no digamos   las sociedades taurinas exclusivamente femeninas, son las mujeres  ejemplo y orgullo para todos los aficionados.

Pero fue  el talentoso Rafael Guerra "Guerrita" patriarca de los toreros y Califa del Toreo, quien supo captar la esencia femenina de la tauromaquia. Y unió dos de los espíritus más genuinos de nuestra tierra cordobesa, el femenino y el táurico, para crear un festejo de asistencia gratuita cuyo público estuviera compuesto únicamente por mujeres.  La presencia de la Deidad  Femenina en el toreo quedaba  así consagrada y sublimada. El festejo lo organizó el propio Guerrita mientras vivió, pero con posterioridad encontró siempre, o bien la generosidad institucional, o bien organizaciones privadas y personas dispuestas a aportar su talento y su esfuerzo al empeño de mantener lo que se llamó becerrada de convite por ser la asistencia gratuita. En la actualidad es una institución cultural y recreativa privada, el Circulo Taurino de Córdoba la que organiza el festival, retocando  su nombre casi histórico de "Homenaje a la mujer cordobesa", por el más amplio de "Homenaje a la Afición Cordobesa".

Pero este año 2023, Alfonso Tellez, presidente de  la entidad organizadora, tuvo una idea que redondeaba el carácter  femenino del espectáculo: que lo presidiera por primera vez  una mujer, y que esa mujer tuviera máxima categoría como aficionada. Y para ser la primera mujer que en la Ciudad de los Califas presidiera un acontecimiento taurino, eligió a Ana Segado Ochoa, aficionada ante cuyos  ojos  cordobeses han desfilado centenares de ruedos, centenares de lances, centenares de  reses bravas en el ruedo, en la plaza, en la pantalla y en fotografías, porque ella es  la mujer de Ladis y - a mucha honra -, también  amiga mía. 

A su lado en el palco, Fernando Tortosa y José Luis Prieto,  y como invitadas y madrinas de su alternativa en la presidencia, entre otras, Carmen Poyato Espejo, esposa del matador de toros Manuel Rodriguez Requena  y María José Alcaide, esposa  del matador de toros y director de la Escuela Taurina de Córdoba Rafael González "Chiquilin".  

Con un entradón en la plaza,  Ana presidió con sabiduría, justicia y desparpajo. Yo se que le hubiera encantado dar alguna oreja más, pero optó por la seriedad que debe de imperar en la fiesta de los toros aún en sus expresiones elementales. 

Muy bien, Ana, y muy bien Alfonso Téllez, un número uno, por la  elección  de Ana  Segado, que ha sido la primera  mujer en presidir  un festejo taurino en  nuestra ciudad, consiguiendo ambos que el festival que fundara Guerrita en homenaje a la Mujer Cordobesa, lo fuera más que nunca, porque qué mayor homenaje  cabe que colocar a una de ellas en la cúspide de un festejo que es una reliquia taurina.  

Ana, estoy seguro de que  mientras presidías, Frascuelo te estaba mirando y Lagartijo se peinaba los tufos, pero, lo más importante es que tengo la convicción de que  Guerrita  está satisfecho de que su becerrada de convite haya reafirmado  su condición de  homenaje a la mujer cordobesa.  

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