domingo, 2 de abril de 2023

 

TENTADERO EN EL CAPRICHO    

 "FINITO" Y JULIO BENÍTEZ DELEITAN  CON UN TOREO DE MUCHOS QUILATES

 ÁLVARO SERRANO DE ONCE AÑOS, SOBRINO DE JUAN, TOREA UNA BECERRA Y SORPRENDE GRATAMENTE POR SU ESTILO, VALOR Y DISPOSICIÓN.     

 


Ladislao Rodríguez Galán                                     fotos: Ladis

  Pocos días después hemos vuelto a la ganadería El Capricho, de los hermanos Centeno Guerra, para un tentadero y nuevamente hemos disfrutado. Esta vez para tentar fueron invitados Juan Serrano "Finito de Córdoba" y Julio Benítez, ambos en un momento envidiable de toreo, entrega y afición.  El toreo se valora por la calidad, el arte y la clase y los dos matadores de toros cordobeses han demostrado, con creces, que merecen la atención de empresarios y aficionados, pues hoy hay pocos toreros con tanta categoría y tanta exquisitez en su toreo. Pero bueno, esto está diseñado así y no siempre los mejores están situados en el lugar que les corresponde.

Se han tentado cuatro vacas, dos más nobles y suaves  en la embestida, una para cada diestro, y las otras dos, bravas también, pero más complicadas. Las cuatro entraron varias veces al caballo desde las distancias indicadas por el ganadero.

FINITO DE CÓRDOBA

El Fino abrió la tarde con la vaca más complicada de su lote pero estuvo ahí hasta que se hizo con ella y a base de tesón le pudo robar series de mucha calidad. Pero donde dio la completa dimensión de su toreo fue en su segundo animal. Que maestría que categoría, como hilvanaba los pases por ambos pitones con la calidad que desde sus comienzo mostró en su exquisito toreo de arte, lo que siempre le distanció de los demás toreros. En el ruedo estaba el Fino auténtico, el del toreo excelso. Con verdad, con rotundidad. Y el animal sometido repetía una y otra vez a la cita de la muleta prodigiosa. Que sabor y buenas sensaciones dejó en todos los presentes. Cuando el Fino dio por terminada su labor, los chavales de la Escuela de Córdoba se hartaron de torear una vaca que había sido enseñada a embestir por un gran maestro.

 






JULIO BENÍTEZ

Las otras dos vacas del lote correspondían a Julio Benítez que se topó, en primer lugar, con un animal poco claro en la embestida pero al que supo doblegar y someterlo a base de valor y de hacerle las cosas bien consiguiendo muletazos sueltos de buen trazo. Pero su segunda vaca fue un dechado de virtudes, brava, noble y de embestida clara. Y ya se sabe que los buenos toros descubren a los toreros y los ponen en su sitio. Julio le cogió el aire de momento y mostró su toreo recio y convincente. Las series se sucedían por ambas manos con temple y corazón. Incluso dio varios circulares girando la cintura hasta el extremo. Muy bien el torero que acabó de rodillas con unos ajustados derechazos. Julio demostró, una vez más, que es un torero que hay que contar con el por el depurado estilo de su toreo. Y además quiere ser torero puntero. Y en esa lucha está. Nuevamente los alumnos de la Escuela cordobesa que habían peregrinado hasta la ganadería disfrutaron toreando un animal al que Benítez había marcado el camino a seguir.





ÁLVARO SERRANO

Para cerrar el tentadero, hubo una becerrita para Álvaro Serrano (hijo de el Tali, hermano de Juan) alumno de la Escuela Taurina de Camas que mostró unas aptitudes y una capacidad impropia de un niño de once años. La becerra salió fuerte pero el chico, aconsejado a prudente distancia por su tito Juan, fue sacándole pases por ambas manos con decisión y firmeza. 
Sufrió varios achuchones de los que se levantaba sin mirarse siquiera y se colocaba otra vez mas derecho que una vela. Ni que decir tiene que todos los presentes, incluidos abuelos, tíos y primos de la criatura, estábamos más que sorprendidos de la tranquilidad y disposición del chaval. No dudó ni una vez. Eso dice mucho de un aspirante a torero. El Tali, su padre, me comentó que es un excelente estudiante pero que en cuanto acaba las tareas se pone a torear de salón porque tiene el toro en la cabeza.   Esperanzas así hacen falta en la Fiesta porque el relevo ha de llegar y se van a necesitar toreros de tirón que llenen las plazas. Enhorabuena a Álvaro Serrano por su entrega, su gracia y su valor a prueba de bombas.                                                                                 De la labor del chico, dejo aquí una galería de fotos para la historia.




 Y si el tentadero se guió por el buen toreo de Finito y Julio Benítez, no pudo tener mejor colofón que la alegría de ver a una futura estrella de la tauromaquia haciendo las cosas bien y cautivando al personal.

En la copa que ofreció la familia Centeno no se hablaba de otra cosa que de la buena tarde de toros de los dos matadores y de la ilusión de un niño de once años.

Solo añadir la excelente labor de los subalternos Fernando Tello y Juan Manuel Fernández.

LA CÁMARA ESTABA ALLÍ



























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