CARTA AL DOCTOR ELISEO MORÁN
UN HOMBRE BUENO Y MÉDICO EJEMPLAR
texto:Rafael Conde Vera foto: Ladis
Hay un dicho muy usual que dice que todos los muertos han sido buenos. En el caso que nos ocupa de San Eliseo Morán Gómez (San Eliseo como yo le llamo en mi casa) nunca ha habido un dicho tan acertado.
Voy a contar dos casos, en los que este bendito Pedazo de Médico, con un corazón más grande que su propio cuerpo, se comportó en mi casa, su segunda casa en esta ciudad de Córdoba, en los que demostró su gran sabiduría, destreza y conocimientos como médico y su condición de HOMBRE BUENO. Teníamos un amigo común tarugo de nacimiento (que quiere decir nacido en la bella localidad de Pozoblanco y médico de pueblo) que sabia curar todas las enfermedades, que vio con urgencia a mi hijo más pequeño ,José Carlos. Este médico se llamaba, Nemesio Muñoz.Tenía mi hijo una fiebre de 40 grados y estaba bastante grave.
Habló con San Eliseo y le contestó que si no lo operaba
inmediatamente no podría dormir.
A las 10.30 PM y después de estar todo el día operando, me
llama San Eliseo y me dice: si no lo opero inmediatamente (venia de operar de
la Cruz Roja desde las 8.30 AM), no podré dormir tranquilo.
Me dijo San Eliseo; Rafa, vete para la Cruz Roja que tienes
todo preparado para operarlo esta misma noche.
Después de la operación cuando despertó, eran las 12 de la
noche, apareció en la sala acompañado de dos enfermeras que lo asistían
llevando unos aerosoles, intentando quitar el mal olor de la tripa con la pus
negra que traía para que lo viéramos. Así evitó una muerte segura por una
peritonitis aguda, que padecía.
El segundo caso, ocurrió con mi esposa, Conchita para San
Eliseo y a la que quería muchísimo.
San Eliseo venía a mi casa como podía entrar en la suya
propia. El nos visitaba en casa en vez de que nosotros, sus vecinos fuéramos a
su consulta.
A mi mujer desde muy joven le daba un dolor en el vientre que
no podía resistir. Le daba de vez en cuando y la trataban sus médicos como algo
propio de la mujer. Unos decían sobre sus ovarios, los riñones, la vejiga, etc.
San Eliseo era nuestro vecino, de dos pisos más abajo en la
casa de Gran Capitán donde vivíamos, se lo comenté y a los pocos días y después
de hablar con nuestro médico de cabecera el doctor Nemesio, me dijo que el
lunes siguiente estuviera en la Cruz Roja para poder operar a Conchita. Así lo
hice y el martes siguiente a las 8 de la mañana estaba mi esposa en el
quirófano. Sobre las 12 y después de la recuperación de la operación, me
entrego una bolsa con más de 50 piedras que había extraído de su vesícula
bilial, por lo que dicha vesícula no podía hacer sus funciones normales. Jamás
volvió a quejarse mi esposa ni a tener ningún problema.
Siempre hemos estado a sus órdenes en lo que se refiere a
este gran oficio como extraordinario médico.
No hay duda que el que está arriba que todo lo puede tenía un
puesto reservado para él y no podía conceder a otra persona, porque en todo el
mundo entero no hubiera encontrado a nadie capacitado para ocuparlo; se lo ha
llevado para siempre y no ha podido dejarlo con nosotros.
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