DESPEDIDA DOLOROSA A MI HERMANO ELISEO
Al
poco de llegar a Córdoba conocí a Eliseo Morán e infinidad de veces compartí
tardes de toros en las distintas plazas de la provincia. Eran tardes de verano
con los termómetros disparados pero el equipo médico, con él a la cabeza, no
faltaba nunca para tranquilidad de todos los que intervenían en el festejo.
Eliseo Morán era asiduo asistente a cualquier acto taurino que se organizaba en cualquier peña o entidad. Su presencia daba categoría y al finalizar participaba cordialmente en la tertulia.
Hoy
he recibido un mazazo, pues aunque sabía que la cosa pintaba mal, siempre está
la esperanza, y para los que tenemos fe mucho más. Pero no ha podido ser. Tu
lucha ha sido extenuante pero lo que está escrito es imposible borrarlo.
Te echaré de menos, querido hermano (como nos llamábamos cariñosamente) jamás volveré a gozar de tu sonrisa socarrona y tus palabras de alegría al saber de los triunfos de cualquier torero. Ni volveremos a disfrutar de las reuniones en el porche de la Morantilla al acabar las faenas camperas. La vida está diseñada así pero nunca nos acostumbramos a perder a los mejores.
El tiempo pasa y los años aconsejan el retiro, pero a ti te costó dejar tu labor de tantos años en las enfermerías de las plazas de toros (treinta y cinco años en Pozoblanco).
Sé que muchos profesionales del toreo te recordarán con cariño y rezaran una plegaria por tu alma cuando se enteren de esta fatal noticia. Plegarias a las que uno la mía, empapada por las lágrimas que brotan, sin poder evitarlo, del interior de mi alma.
Siento una pérdida muy grande. Eras buena persona educado y entrañable en el trato. Un auténtico señor de Córdoba. Espero que Dios te acoja a su lado como recompensa a tu bien hacer en la tierra. Ladislao Rodríguez Galán, tu hermano.
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