UN BAUTIZO MUY TAURINO
ANTONIO Y MARIBEL CELEBRAN EL BAUTIZO
DE SU HIJO CURRO CON UNA FIESTA CAMPERA
Ladislao
Rodríguez Galán fotos: Ladis
En la Parroquia de Cristo Rey y Nuestra Señora del
Valle (Córdoba) ha tenido lugar el bautizo de Curro Sanz Pulgarin, primogénito
de Antonio y Maribel, un matrimonio muy conocido y querido en nuestra ciudad.
El chico ha nacido en el seno de una familia muy cordobesa y muy taurina, ya que el abuelo paterno Antonio
Sanz Llergo en su juventud hizo sus pinitos en el mundo del toro,
consolidándose posteriormente como un empresario sólido y valiente y poco más
adelante apoderado de su hijo Sergio que alcanzó a tomar la alternativa en
"Los Califas". Todo esto manteniendo su abono y el de su esposa
Conchi en la plaza de Córdoba desde que esta se inauguró en 1965. Lo mismo que
Antonio, el padre del bebé que fue novillero sin caballos y más tarde
empresario. Y el tito Sergio, matador de toros, un torero de mucha técnica y
valor. Con estos antecedentes es fácil pronosticar que Curro, si no es torero,
cuajará en un buen aficionado. Ya se encargarán los tres de reconducirlo por el
"buen camino".
Pues como estaba escribiendo Curro ha entrado a formar
parte del colectivo cristiano, siendo bautizado por el reverendo José Ángel y apadrinado
por sus tíos Francisco Pulgarin y Pilar Sanz (Bailaora de raza y prestigio).
Cedió la muleta a su hermano Sergio y éste, una vez más, dejó constancia de su técnica, clase y estilo. Y es que otra vez se cumple el viejo refrán que apunta "que quien tuvo retuvo".
El novillero Carlos Jordán fue el siguiente en la
lista de toreros que se enfrentaron a la enrazada becerra. Estuvo muy bien. Lo
mismo que el novillero sin caballos Cayetano Romo, una promesa que cada vez va
a más.
Y a partir de aquí se dejó paso a los aficionados presentes para que lucieran su palmito. El primero fue Tomy Muñoz que debutó con las lógicas precauciones pero que no fue revolcado, a pesar de intentarlo por los dos pitones y hasta se atrevió a citar de rodillas.
Y cerrando el abanico de participantes el padrino Francisco Pulgarín, que porfió por ambas manos hasta que consiguió enjaretarle varios pases con un estilo muy personal y atrevido, fruto de su particular e innovadora tauromaquia.
En resumen una fiesta campera muy entretenida y con jalones de buen toreo por parte de los profesionales.
De nuevo en torno a la piscina el conjunto musical Jácara
levantó el ánimo de todos y con su ritmo pegadizo mitigó un poco el fresquito
que al caer la noche se dejaba notar.
Ya hay en el mundo un nuevo cristiano y esperemos que con el paso del tiempo y la maestría del abuelo, el tito y el padre se convierta en un buen aficionado a la Fiesta Nacional. Todos saldríamos ganando.
Enhorabuena a Curro y a toda su familia.
LA CÁMARA
ESTABA ALLÍ
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