viernes, 19 de noviembre de 2021

 

TENTADERO EN BLANCO DE TORRES

SE TENTARON TRECE VACAS Y SEIS MACHOS QUE DIERON UN JUEGO EXTRAORDINARIO

AL ÉXITO GANADERO CONTRIBUYERON LOS TOREROS QUE SUPIERON LUCIR AL GANADO

 

Ladislao Rodríguez Galán                     fotos: Ladis                             

Jornada maratoniana la vivida en la finca "Majada la Sierra" situada en Santa Eufemia donde pastan las reses de la ganadería Blanco de Torres.

Desde primeras horas de la mañana de un día precioso, fresco pero sin agobios, el ganadero Juan Manuel Blanco y su esposa Manuela de Torres, fueron recibiendo a los toreros y a los escogidos invitados.

 

Para el tentadero se contó con los matadores de toros Víctor Puerto, Alberto Lamelas y Fernando Rey.




y los novilleros Alejandro Peñaranda (con picadores), "Joselito de Córdoba", de la escuela Taurina de Córdoba y José Antonio de Gracia, de la Escuela Taurina de Badajoz.




Para dar comienzo al tentadero se fijó las diez de la mañana ya que había tajo por delante. Y a esa hora todo el mundo ya estaba instalado en sus puestos para iniciar una jornada larga, pero que se hizo amena y agradable por el buen juego del ganado y el buen hacer de los toreros. Todos sin distinción.

En el palco las señoras y distribuidos por los diferentes burladeros los toreros y entre ellos  Antonio Tejero, que como saben es apoderado de Alberto Lamelas.

Se tentaron trece vacas y seis machos (cuatro toros y dos erales) que dieron en conjunto un juego extraordinario destacando dos toros y varias vacas que no se cansaban de embestir con clase y nobleza.



Destacar que todos acudieron al caballo desde las distancias fijadas para tentar y lo hicieron con galope alegre y pelearon con el caballo con raza y fuerza, mostrando en toda su dimensión el encaste Santa Coloma, refrescado con Buendía que es la base de esta ganadería.

Por su parte los  picadores David Prados y Cristian Romero supieron dosificar el castigo haciendo de esta suerte un gran espectáculo.

Con la experiencia propia en las tareas de tienta, los matadores de toros fueron recibiendo a las reses y después de lucirlas en la muleta, las fueron cediendo a los novilleros que se hartaron de torear disfrutando de un material tan óptimo.



Una tras otra fueron saltando al ruedo de la coqueta plaza de tientas y en la mayoría de los casos había que cortar las  interesantes faenas porque las horas seguían avanzando y en los chiqueros quedaba material.

Sobre las tres de la tarde se hizo un inciso para tomar un tentempié (todos los platos con ibérico de la zona). Cosa natural encontrándonos en el corazón del Valle de Los Pedroches.

Recuperadas fuerzas y entonación, todos de nuevo a sus puestos para continuar con la tarea.

Los seis machos se tentaron seguidos y a continuación el turno de las hembras y cuando saltó al ruedo la última, el sol nos hacía guiños entre unas nubes esperanzadoras que comenzaron a cubrir el cielo azul que había primado durante todo el día.


Sobre las seis y algo de la tarde, se encerró esta postrer vaca y  el horizonte se mostraba encendido con los reflejos del sol que se resistía a abandonar esta privilegiada finca enclavada entre encinares.


Parabienes al ganadero y toreros, y todos a compartir una comida que puso broche de oro a una jornada larga pero magnífica, donde el estilo del matrimonio ganadero quedó patente en el exquisito trato dispensado a todos los que estuvimos en el tentadero.



  LA CÁMARA ESTABA ALLÍ







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