ENTREVISTA
"DE LOS TROPIEZOS TAMBIÉN SE APRENDE, SIRVE PARA ANDAR DELANTE DEL
TORO Y DE LA VIDA"
JUAN MANUEL ARJONA SUBALTERNO CORDOBÉS
Ladislao Rodríguez Galán fotos:
Ladis
La pandemia nos
ha cogido a todos con el paso cambiado. Era impensable que una epidemia pudiera paralizar el mundo. No hay un sector
que no se haya resentido, presa del pesimismo más recalcitrante, y como es
natural las consecuencias han sido, y continúan siendo aún, terribles.
Víctima, sin paliativos, ha sido la tauromaquia, que ha padecido un impacto sin precedentes. Miles de puestos de trabajo han saltado por los aires con la incertidumbre de no saber si todo volverá a su cauce natural ni cuando se recuperara la normalidad más absoluta.
En estos
momentos, afortunadamente, aún quedan personas que mantienen alta su ilusión y
esperanza. Uno de ellos es el torero Juan Manuel Arjona, que no hay día que no
se acerque a "Los Califas" a entrenar para no perder la forma. Un
sacrificio diario que -como él dice- bien merece la pena.
En un receso del
entrenamiento lo abordamos para conocer su estado de ánimo.
- Como está su nivel de optimismo ante esta
pesadilla tan dura que se ha vivido en la temporada 2020?
- Hombre,
después de este año, que casi ha pasado en blanco, con un mínimo de festejos,
espero que esta temporada de 2021 sea más positiva por el bien de todos.
Juan Manuel no tiene antecedentes taurinos en su familia, solamente un primo suyo fue novillero sin caballos, sin embargo sintió el deseo y la necesidad de ser torero. Lo desbordó una afición tremenda y en el año 1997 ingresa en la escuela taurina. Tres años después debuta ante el público, en Córdoba, en la cuarta becerrada del Centro de Promoción Taurina Manolete (29-6-2000) salvando dignamente la papeleta.
DEBUT ANTE EL PÚBLICO (29-6-2000)
TRIUNFADOR EN LA MUJER CORDOBESA (28-5-2001)
Juan Manuel Arjona debuta de luces en los Jardines Taurinos El Pilar (La Carlota - 24-11-2001) en una clase práctica organizada por la Escuela Taurina de Córdoba.
Unos pocos festejos más son suficientes para que Juan Manuel se de cuenta que no reúne las condiciones necesarias para hacerse matador de toros y , con buena cabeza, decide hacerse banderillero. Pero hay un paréntesis de tiempo que decide dejarlo, actuando incluso de mozo de espadas, pero la afición es muy fuerte y en el año 2010 comienza seriamente a tomar otra vez los palos. Un paso al frente, que le ha permitido estar nuevamente delante del toro. Juan Manuel es eficaz con los rehiletes y certero con la puntilla.
- Ha vivido más satisfacciones que tropiezas
en estos diez años?
- Muchas
satisfacciones pero hasta los tropiezos
son necesarios porque se aprende a caminar, no solo para el mundo del toro, si
no para la misma vida.
- ¿ A las órdenes de que toreros ha ido?.
- Andrés Luis Dorado, Sergio Sanz, Alejandro
Castro, Octavio Chacón, Esaú Fernández, Julio Benítez y actualmente estoy a las
órdenes de "Finito de Córdoba", en total llevo poco más de doscientas
corridas de toros. Y veremos las que se pueden torear esta temporada, pues ya
se han anunciado la suspensión de varias ferias. Los compañeros estamos muy
preocupados por lo que pueda pasar
- ¿Esta situación mina la moral del torero?.
- La mina,
evidentemente, porque afecta directamente a nuestros ingresos, pero hay que
sacar fuerzas y superar psicológicamente la situación. Hay que estar por
encima. Para muchos compañeros puede ser frustante, pero para los que llevamos
poco tiempo y hemos estado parados es una raya de salida para seguir soñando
con el futuro luchando y confiando que esta pesadilla pase pronto.
- ¿Cuál fue su mejor tarde?.
- Como becerrista, sin lugar a dudas la puerta Grande de la Mujer Cordobesa en 2001 y en la feria de Cenicientos me concedieron un trofeo, pero lo pasé tan mal, con un toro de José Escolar, que no he ido ni a recogerlo. Pero es curioso, lo pasé mal después pensándolo, delante del toro no.
- ¿Tiene bautizo de sangre?
- Hasta ahora me
ha respetado el toro, después de muchos porrazos y volteretas solo tengo dos
cornadas: una en el gemelo y la otra en el húmero. Yo siempre había oído decir
que las cornadas curten al torero y reconozco, por lo menos por mí, que es
verdad. Ni me acuerdo de ellas aunque entiendo que tampoco han sido graves para
hacerte pensar.
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