COMIENZA LA
TEMPORADA
TENTADERO EN LA
GANADERÍA DE HNOS. COLLADO RUIZ
LOS ALUMNOS DE LA
ESCUELA TAURINA DE CÓRDOBA DISFRUTARON CON LA CALIDAD DEL GANADO
Ladislao
Rodríguez Galán fotos: Ladis
El último tentadero al que asistí tuvo
lugar en el mes de enero de este año. Tenía previstos varios más para fechas siguientes, pero llegó el confinamiento y todo se fue al garete. Han sido unos
meses tremendos de angustiosa espera, deseando que llegara el momento de poder disfrutar de
la naturaleza en todo su esplendor. Y este momento, por fin, ha llegado hoy sábado día 30 de Mayo.
En tres coches, con cuatro ocupantes cada
uno y con los permisos oficiales correspondientes para cruzar la línea
imaginaria entre las provincias de Córdoba y Jaén, nos pusimos camino de la
localidad de Vílchez, en cuyo término esta la finca "El Cotillo",
donde pastan las reses de Juan Collado Ruiz, que cuenta con dos líneas
ganaderas: una puro Jandilla y la que lidia a nombre de Hnos. Collado Ruiz, procedencia
Bernardino Piris.
A primeras horas de la mañana dejamos la
carretera y enfilamos el carril que da acceso a la finca y el paisaje se volvió
precioso con las siluetas de los toros recortadas entre el verde de un campo
tranquilo, turbado de vez en cuando por la carrera fugaz de algún gazapillo.
Al llegar a la finca, cuyas instalaciones
son una maravilla, nos recibió el propio ganadero y su hijo Agustín.
Enseguida, tras un cambio de impresiones,
los alumnos Carlos Fernández, José
Antonio Ortiz de Llera, David Gavilán Fuentes "Bocanegra", Andrés
Membrives, Javier Merino y Manuel Román, junto a Álvaro Vicario (este último miembro de la Escuela de Camas, que asistió como invitado),
fueron rápidamente a ponerse la ropa de "faena" pues estaban ansiosos
por volver a coger capotes y muletas tras tanto tiempo toreando de salón, a un
toro imaginario, cada cual en su casa.
Antes de comenzar el tentadero se hizo la
obligada foto de recuerdo, posando junto al ganadero y los toreros, el director
de la Escuela Rafael González "Chiquilín" y el profesor "El
Califa", y raudo cada uno ocupó los
correspondientes burladeros manteniendo, siempre, la distancia de seguridad.
En el caballo Agustín Collado, hijo del
ganadero, que cumplió perfectamente con su cometido.
Se tentaron tres eralas, serias y fuertes,
que dieron un juego extraordinario, con su pique, y permitiendo que los chavales se hartaran
de torear.
Con la muleta fue increíble, humillando y
repitiendo y viendo nada más que la tela. Con mucha clase. La torearon a
placer, además de Carlos, José Antonio
Ortíz de Llera y Álvaro Vicario.
La segunda vaca, a la que paró con el
capote José Antonio Ortíz, fue también con alegría y fijeza al caballo y con la
muleta, con una poca de mas tralla que su hermana, la torearon, aparte de
Ortíz, Javier Merino y "Bocanegra" y les sirvió muchísimo pues al ser
más exigente, los puso a prueba y los chavales respondieron como se esperaba de
ellos. Los pases, por ambas manos, surgieron de uno en uno y tuvieron calidad y
temple.
La tercera vaca la torearon Andrés
Membrives y Manuel Román que se encontraron un animal del corte de la vaca
anterior: brava, encastada y exigiendo, pero con mucha nobleza. Rompió en la franela, y tanto Andrés
como Manuel le cogieron el aire y disfrutaron con la calidad del animal.
Hay que destacar la generosidad del
ganadero que dejó que los chavales se hartaran de torear antes de devolver a
los animales al campo. Ganado como este merecía la pena aprovecharlo a tope.
Al final todos contentos, el ganadero y los
toreros.
Y camino para Córdoba que el calor
comenzaba a apretar.
Tengo que reconocer que me lo he pasado muy
bien, pues sin toro no hay toreros y viceversa. Y hoy en "El Cotillo"
ha habido calidad de toros y toreros.
La barrera se ha levantado. Ya vendrán más
tentaderos. Y yo se los contaré encantado.
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