COVID-19 ME DEJA
SIN FOTOS
Ladislao Rodríguez
Galán,
decano de los
fotoperiodistas cordobeses
Cuando este verano se cumplan 73 años de la
muerte de "Manolete", ese mismo día alcanzaré yo esa
edad. Siempre he cumplido las normas, y eso me ha permitido, incluso en mi
juventud, moverme sin problemas. Nunca me he metido en charcos que no me
corresponden y no lo voy a hacer ahora que me puede ir en ello mi salud y poner en riesgo la de los demás. Cumplo
escrupulosamente con la obligación de quedarme en casa. Y la verdad que lo
siento y no por la confinación en sí, que paso el tiempo con el ordenador, escribiendo
y trasteando. Mi lamento es porque me veo privado de hacer lo que más me gusta,
lo que necesito hacer ¡FOTOS!
Verán, yo desde pequeño llevo una cámara
consigo, Mi padre, Ladis, me la dio con 10 años junto a este consejo: "Fotografía todo lo que te parezca".
Y eso he hecho siempre. Y gracias a esa necesidad imperiosa de mirarlo todo a
través del objetivo, he conseguido imágenes que me sobrevivirán, pues en los 60
años que llevo cámara al hombro he tenido la posibilidad - al igual que hiciera
mi progenitor en la década de los 50-60- de poder perpetuar estampas, rincones,
personajes y momentos de Córdoba que siempre estarán ahí para decirnos como
eran las cosas antes y los logros y avances que hemos conseguido con el devenir
de los años. No ha pasado un día siquiera, en toda mi existencia, que no haya tomado fotos de algo. Nunca. Por
eso llevo con resignación, pero con nostalgia y deseo contenido, este encierro
forzoso que no me está permitiendo fotografiar al desnudo la Córdoba de mi
alma. Sin gente. Sin vida. Pero mostrando todo su encanto. Calles vacías como
nunca volverá a suceder, o quizás tarde muchos años en repetirse.
Como lector de prensa que soy veo las
imágenes que mis queridos compañeros publican. Como me gustaría recorrer y
fotografiar esos rincones llenos de vida y hoy mostrándose en la más completa
soledad. Son estampas de hoy para una crónica del mañana. Cuando pasen los años
y todo esto quede en una anécdota de la historia, estas fotos serán notario de
una página triste en la vida de una ciudad alegre que ha aceptado con
resignación como han desaparecido de su programación la Semana Santa, las
Romerías, las Cruces, los Patios y la feria...,
pero, como mal menor, todo pasará a Septiembre y parte de Octubre. Aunque todo
embutido en cuarenta días parece mucha tela. Pero para entonces, si Dios quiere,
si podré estar presente con mi cámara. Todos
regresaremos a la rutina habitual. Será como volver a escribir una nueva
historia.
Pero la Corredera, Puente Romano, los
alrededores de la Mezquita, el Vial Norte, la plaza de las Tendillas y calles
adyacentes, el Sector Sur, Cañero, etc... no volverán a mostrarse como si
fueran maquetas, sin gente, sin coches... sin vida. Como si fuera una larga
siesta con el calor cayendo a plomo.
Imagino que el aspecto de la ciudad será
algo así como estas fotos que les muestro que nada tienen que ver con la
soledad de las calles de ahora, pero que es un calco de cómo se muestran
actualmente.
Es tremendo como el coronavirus ha cambiado
la faz de nuestra ciudad poniéndonos a prueba a todos los cordobeses
recluyéndonos en una muestra de solidaridad sin antecedentes.
Cuando todo se olvide solo quedaran las
imágenes. Fotografías irrepetibles que yo no podré archivar porque esta
pandemia me ha pillado mayor y siendo factor de riesgo.
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