viernes, 19 de julio de 2019


ÁLVARO ALFONSO FORMA UN LÍO EN LA REAL MAESTRANZA, PERO LO  ESTROPEA TODO CON EL DESCABELLO

LA ÚLTIMA NOVILLADA DEL CICLO TUVO UN GRAN NIVEL


Ladislao Rodríguez Galán

En cinco días dos alumnos de la Escuela Taurina de Córdoba, Ortiz de Llera en Prado del Rey y Álvaro Alfonso en la Real Maestranza de Sevilla, han cuajado faenas merecedoras de premio sonado, pero ambos vieron truncadas sus opciones de triunfo grande por el mal uso del acero.
Álvaro Alfonso hacía el paseíllo en la plaza del Baratillo como integrante del cartel de la tercera y última novillada celebrada dentro del XXXIV Ciclo de Promoción de nuevos Valores de la Tauromaquia, que organiza la empresa de la plaza sevillana con la colaboración de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
En noche de temperatura muy agradable y con medio aforo lleno de un público muy animoso con los chavales, se lidió un encierro de Juan Pedro Domecq, bien presentado y de juego desigual.

El representante de la Escuela de Córdoba, Álvaro Alfonso, actuó en segundo lugar y desde el primer momento se metió al público en el bolsillo por su decisión, entrega, estilo y clase en su concepción del toreo.
El joven recibió a su oponente  arrodillado a la puerta de chiqueros para instrumentarle tres largas cambiadas y dos afarolados que pusieron a la plaza de pie en medio de una atronadora ovación. Ese fue el preludio de una actuación completísima donde Álvaro no se dejó nada dentro. 

Entendió perfectamente a su eral y conecto de inmediato con los tendidos que le jaleaban constantemente. El animal repetía y seguía la muleta que le mostraba el chaval con bravura y codicia. Fueron series por ambas manos con mucho gusto y precisión. Faena compacta y de una excelente factura. Toda la plaza puesta de acuerdo cuando cerraba las series con ajustados pases de pecho.

Álvaro se mostró firme en toda su faena, sin dudar ni una vez. Muy resuelto y con cabeza supo y pudo enhebrar una labor continuada en la que no se dejó nada dentro. Entregado de principio a fin y con una gran personalidad. Y eso el publico lo percibe. Por eso cuando montó la espada toda la plaza empujó con él. Un estoconazo hasta las cintas hizo aflorar los primeros pañuelos blancos. Pero el animal no doblaba. Llegó un aviso y los nervios comenzaban a hacer mella en el torero y en los presentes. 

Todo el mundo quería el éxito de este chaval, conseguido a ley. Pero no hubo más remedio que utilizar el descabello y ahí se desmoronó toda la arquitectura de una obra perfectamente realizada. Necesitó de dos agresiones y aunque la petición era incesante, el presidente consideró que dos golpes de verduguillo cerraban toda opción de triunfo.
Un triunfo incontestable, que lamentablemente escapó, pues estamos seguros que de haber concedido el palco una oreja  el público habría pedido la segunda dada la rotundidez de la labor realizada. La clamorosa vuelta al ruedo mitigó, en parte, el disgusto que se reflejaba en la cara del diestro.


 Pero le supo a poco porqué se jugaba estar en la final del ciclo de estas novilladas.
Nosotros nos quedamos con el sabor y el recuerdo de una elaborada y completísima faena.

Abría cartel Rafael Camino de la Escuela Taurina de Camas (Sevilla) que recibió  a su novillo con una larga cambiada. La faena con la franela la comenzó de hinojos dando dos pases cambiado por la espalda.
 Ya erguido siguió toreando con gusto por las dos manos. Terminó con una manoletinas de rodillas. Mató de una estocada y tras petición de oreja, sin ser atendida por el palco, dio una ovacionada vuelta al ruedo.

En tercer lugar actuó Jaime González "Écija", de la Escuela Taurina Municipal de Écija, que a la postre resultó el triunfador de la noche al conseguir cortar una oreja tras una labor que comenzó de rodillas toreando en redondo. 
Su faena, de más a menos, culminada con estocada casi entera, le puso en las manos el único trofeo de la noche.

A continuación Álvaro Burdiel de la Escuela Taurina  "José Cubero Yiyo", de Madrid, estuvo muy animoso y aunque sufrió varios desarmes, consiguió pases de calidad ante un novillo que embestía descompuesto. 
Tampoco se libró de volteretas. Tras pinchazo y estocada, el público le premió con una gran ovación a la que el chaval correspondió desde los medios. 

El quinto novillo correspondió a "El Niño de las Monjas" de la Escuela Taurina de Valencia, que estuvo muy entregado y animoso. Sufrió una fea voltereta toreando de rodillas (afortunadamente sin consecuencias) y se volvió a arrodillar sin mirarse siquiera. 
Necesitó de tres pinchazos,  estocada y varios descabellos, tras aviso. Fue ovacionado.

Cerraba la noche Francisco Fernández, de la Escuela Municipal de Tauromaquia de Algeciras, un chaval muy puesto que gustó al público. Toreó muy requetebién por ambas manos. Necesitó de pinchazo y estocada, tras aviso, y fue ovacionado.

Así se puede resumir el tercer festejo que dio paso a la gran final en la que estarán compitiendo, según veredicto del jurado: 
Uceda Vargas de la Escuela Municipal de Tauromaquia de Camas (Sevilla).
 Solal Calmet "Solalito", de la Escuela Taurina del Campo de Gibraltar .
 Jaime González  "Ecija" de la Escuela Municipal de Tauromaquia de Écija.
Los tres consiguieron cortar una oreja en sus respectivas actuaciones y las bases recogen que pasarían a la gran final los triunfadores del ciclo.





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