miércoles, 22 de mayo de 2019

"HACE CUARENTA AÑOS QUE EL DOCTOR VILA ME SALVÓ LA VIDA EN LA MAESTRANZA"


JUAN ANTONIO GARCIA “ EL CALIFA” REMEMORA UNA SITUACIÓN QUE LE TUVO AL BORDE DE LA MUERTE.

Ladislao Rodríguez Galán
El mundo del toro está lleno de protagonistas con vivencias tan espectaculares que parecen sacadas de un guión cinematográfico. Una de estas historias es la del novillero Juan Antonio García "El Califa", un luchador incansable por ser torero. Con catorce años se escapó de su casa en Villarrubia  con la única idea de ser torero. Su primera becerra la torea en la finca Alamiriya del ganadero Ramón Sánchez, y el primer becerro lo mató en la localidad madrileña de Valdilechas, yendo en la parte seria del espectáculo cómico “Los Gallitos” , que llevaba su paisano y amigo Juan Muro.
En esa época había que buscarse la vida y Juan Antonio trabaja en lo que le sale: reparte guías telefónicas, con el solo estipendio de la propina, pero  las guías antiguas las amontonaban en un portal y las vendían después como papel usado sacándose así unas pesetillas. También repartió Butano por el viejo Madrid, en casas de cinco pisos sin ascensor. En Miranda del Ebro estuvo recolectando remolacha, desde la mañana hasta la noche. En la zona de la Rioja trabajó en la vendimia. Estuvo de albañil, de panadero, pintando farolas públicas en Madrid desde la Avda. de la Albufera, que comienza en el Puente de Vallecas y termina en Vallecas ( unos siete kilómetros por cada acerado), también fue soldador,..el invierno había que pasarlo como fuera y ahorrar lo más posible.
Desde el año 1969, que mató el primer novillo, hasta su retirada en la Real Maestranza de Sevilla, 21-9-1980, consiguió torear 250 novilladas por las provincias de Madrid, Toledo, Avila, Guadalajara, Segovia, Ciudad Real, Sevilla, La Coruña, Córdoba...
De estas novilladas 16 fueron con picadores. Toreó siete tardes en Córdoba, tres con picadores y cuatro sin caballos. De Córdoba recuerda con cariño una novillada del maestro Antonio Ordóñez a la que cortó dos orejas al segundo novillo.
Pero Juan Antonio también conoció  la cara amarga de la Fiesta. Tiene memorizadas en su cuerpo cicatrices que le recuerdan permanentemente lo difícil y dura que es esta profesión. Siendo novillero sin caballos le pegaron un cornalón de caballo en el triángulo de escarpa y le partieron la vena safena. La camilla donde le atendieron era un pupitre de párvulos de un colegio cercano a la plaza. Fue operado de urgencia en el Sanatorio de Toreros por el prestigioso cirujano taurino Máximo García de la Torre.
Juan Antonio, supo lo que era tocar el cielo la tarde del 13 de junio de 1976 en Las Ventas de Madrid al salir a hombros por la puerta grande en un festival con picadores.
Pero donde Juan Antonio volvió a nacer, fue en Sevilla, el 26 de agosto de 1979. Esa tarde se lidiaba un encierro  de García Romero, acompañándole   en el cartel Antonio Camarena y Silverio Sierra. Un novillo-toro le dio una cornada en el tórax, partiéndole el pulmón, el diafragma, la pleura y tres costillas. Esa temporada de 1979, era la primera del prestigioso doctor Ramón Vila como jefe del equipo de cirujanos de la Real Maestranza de Sevilla y por su quirófano pasaron siete diestros con cornadas de consideración, pero la más grave y la que el doctor recordaba  siempre en entrevistas y comentarios fue la sufrida por nuestro paisano. El eminente cirujano la definía como una de las más tremendas que había atendido en su dilatada carrera como cirujano taurino.
"El Califa" tardó un año en recuperarse totalmente. Reaparece en Torrejón de Ardoz, pero ya nada era igual. El sitio ante el toro se pierde con más facilidad  que se logra. Había pasado mucho tiempo.
Con tantos inconvenientes decide hacerse subalterno y tras actuar a las órdenes de los mejores rejoneadores de la época, cuando le llega la edad reglamentaria se retira de su gran pasión: torear.
Pero aún jubilado, y como entretenimiento, nunca se apartó del mundo del toro porque siempre ha estado ayudando a muchos chavales que empiezan. 
Hoy esa ganas de ayudar a los que luchan por abrirse camino, le han convertido en profesor de la Escuela Taurina de Córdoba. Y sus alumnos están encantados con el.

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