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domingo, 30 de enero de 2022

 

FRANCISCO VÁZQUEZ VACAS

       EL HOMBRE DE LOS MIL RECURSOS

Ladislao Rodríguez Galán                                       fotos: Ladis

Un grupo de amigos y conocidos de Francisco Vázquez Vacas han iniciado una campaña (a la que me he unido de todo corazón) para solicitar al Ayuntamiento de Córdoba una calle  que perpetúe la memoria de este hombre de gran imaginación para salir adelante con su familia, servicial y luchador que siempre lo dio todo por los demás.

Tienen ya elegida la ubicación de dicha vía   junto a la Iglesia Parroquial de Jesús Divino Obrero con la rotulación Francisco Vázquez "El Cani".

Llevan menos de un mes recabando firmas y ya rozan la cifra de 4000. Una prueba inequívoca del cariño y afecto que tienen los vecinos a este hombre que vivió y falleció en su querido Campo de la Verdad.

Hace unos años la Universidad de Córdoba me publicó el libro "Personajes Cordobeses" y  seleccioné a Francisco Vázquez Vacas "El Cani" para que formara parte de los 175 paisanos que configuraron sus páginas.

Un jueves Santo de hace dos años, cuando contaba con 89 años nos dejó para siempre, pero ya se sabe que los libros nos sobreviven.

Para que conozcan a este cordobés peculiar, simpático, generoso y altruista y amigo de sus amigos, que me honró con su amistad y confianza, reproduzco el texto que publiqué en el tomo "Personajes Cordobeses" y comprenderán porque se ganó a pulso figurar entre los 175 elegidos. Y entenderán, también, porque se ha movilizado el barrio para pedir una calle en su memoria. Ojalá el Ayuntamiento sea sensible y responda positivamente.

Para unirse a la petición pueden llamar al teléfono: 670 524647.

Contribuirán a mantener viva la memoria de un cordobés excepcional, amante de nuestras tradiciones.

           FRANCISCO VÁZQUEZ VACAS "EL CANI"

 Natural de la localidad cordobesa de Bujalance, su vida es una vorágine de actividad. De muy niño se vino a Córdoba (paseo de la Ribera) a vivir con dos de sus tías, mayores y solteras. Trabajó de mozo de farmacia, de camarero, de albañil, de fotógrafo ambulante, en las ferias con una tómbola... 

Por su gran admiración a "Manolete" de jovencito quiso ser torero, y para ello asiste a la escuela taurina Manuel Rodriguez Sánchez, que dirigía Antonio de la Haba “Zurito”. Recibió clases de toreo de Rosalito y Esparterito y de gimnasia de Salcines. Llegó a torear varias nocturnas en Cabra y en Los Tejares, pero no progresaba, y al no verlo claro decide dejarlo.

Como albañil estuvo trabajando en el levantamiento de las casas del barrio de Cañero y como le gustaba la bicicleta, para poder entrenar le pagaba a varios amiguetes para que hicieran su trabajo y el se dedicaba a entrenar. Estuvo participando en carreras y competiciones por toda la península durante 30 años. Los últimos como veterano. Consiguió 80 trofeos y 40 medallas. Una de ellas ganada en el Campeonato de España celebrado en Tarragona. También fue campeón de Andalucía de Ciclo-Cross.

El haber trabajado en el barrio de Cañero le dio opción preferente a la hora de solicitar una casa en el barrio del Campo de la Verdad y aquí se instaló y vivió toda su vida. muy cerquita de la Iglesia donde el veneraba al Santísimo Cristo del Amor, de cuya Hermandad fue Hermano Mayor 8 años. Puso una tienda de ultramarinos y vendía al cordelillo e hizo muchos favores a familias necesitadas ( que eran la mayoría de los habitantes del barrio). Por eso se le recuerda con cariño.

Fue cofundador de la banda de música Cristo del Amor, que lleva  cerca de treinta años como banda titular en nuestra plaza de toros. En ella tocaba la percusión, y posteriormente fue el encargado de los cambios de tercio. En su etapa de ciclista le apodaban El Cani, y la banda  estrenó  un pasodoble compuesto en su honor  titulado “Cani”.

Igualmente es un enamorado de las tradiciones de Córdoba. Sus carrozas obtuvieron muchos premios en las romerías de Santo Domingo y Linares. Dada su faceta de especialista pirotécnico, la llamada matutina para el comienzo de las romerías, las hacía siempre  con gran cantidad de cohetes. Su experiencia en este campo le hizo responsable de los fuegos artificiales en Córdoba y otros pueblos de la provincia.

De siempre ha sido un forofo del Córdoba C.  F., y fruto de esa pasión por nuestro primer equipo, fundó la Peña Amigos del Córdoba C.  F. Para acompañar al equipo en sus desplazamientos, organizaba viajes e instituyó un trofeo con su nombre para el jugador que marcara el primer gol cada partido.

En una etapa de su vida se hizo fotógrafo ambulante  y recorría las ferias con un toro y un caballo de cartón. Después recorría los pueblos como feriante con una tómbola y una atracción de caballitos. Allá donde se desplazaba patrocinaba carreras pedestres y ciclistas, y entregaba sus correspondientes premios que el pagaba.

Durante los años que la Fundación del Centro Manolete estuvo organizando las novilladas de promoción, a los chavales triunfadores de la temporada, les entregaba un trofeo que instituyó para estimularles.

Junto a su hijo José Antonio y su nieto formaron el grupo de payasos "Los Califas" que fueron muy populares y cosecharon grandes éxitos. (hoy su hijo y nieto siguen haciendo reír a los pequeños, pues el grupo no se ha disuelto tras el fallecimiento del abuelo).

Francisco Vázquez Vacas tuvo cuatro hijos (el mayor, José Antonio, es actualmente profesor de música en el Conservatorio de Montoro y director de la Banda Cristo del Amor). Pero fíjense, tanto Francisco cómo su señora ayudaban a montar las Cruces del mes de Mayo en el barrio. Estando ella embarazada cargó con varias macetas y ese esfuerzo le precipitó el parto de los dos gemelos que esperaba y nacieron prematuros. Ambos fallecieron porque en aquella época no había los medios suficientes en los Hospitales para hacer frente a esta circunstancia.

En mi amena charla con él me refirió una anécdota que no me resisto a contarles:

"En un partido de fútbol en Puertollano, el Córdoba metió un gol, y yo como llevaba siempre cohetes, tiré uno y al rato olía mucho a quemado, y es que al hombre que estaba sentado en el asiento de adelante se le quemaba la chaqueta. Entonces partí las varillas de los cohetes, me los metí en el pecho y me largué del lugar. No era cosa de quedarse".



 

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