Ladislao Rodríguez Galán
El día 1 de Junio de 1969, en la parroquia de San Bartolomé
de Espejo, una joven y enamorada pareja compuesta por Antonio Gavilán Hueso y
Paqui Villatoro Carpio se juraban amor eterno ante el altar. Ella era una guapa
moza del pueblo y él un estilizado joven de la capital que había caído rendido
a sus encantos. La ceremonia fue muy al estilo de la época. Todo el pueblo estaba
invitado y el personal se divirtió con
la fiesta de celebración.
En los enlaces matrimoniales la felicidad de la pareja
contagia a los invitados. Eso ha pasado siempre y cuando es boda por amor seguirá
pasando.
De esta breve nota de sociedad que les acabo de comentar han
pasado cincuenta años. En ese medio siglo de unión nacieron tres hijos Antonio,
Isabel y Eva que con el paso del tiempo han incrementado la familia con seis
nietos (cuatro hembras y dos varones).
Para este día tan especial de aniversario pensaron en organizar algo para
los abuelos.
La nuera, Vanessa, se confabuló con sus dos cuñadas y entre las tres organizaron
un tinglado enorme para sorprender a la pareja. Lo fundamental era que no
descubrieran el pastel. Para eso se las ingeniaron así:
Como el nieto mayor de Antonio y de Paqui es David Gavilán
"Fuentes Bocanegra" el aventajado alumno de la Escuela taurina de
Córdoba, y el chico había cortado dos orejas en la becerrada de la Mujer Cordobesa, les
dijeron que tenían que venir a la entrega de un premio que le daban al nieto.
Todo estaba preparado en los Jardines Cardador. Allí habían
montado una boda americana al aire libre que resultó una ceremonia llena de
encanto.
Pues bien los "novios", engatusados, llegaron al
restaurante y nada más entrar en la zona ajardinada fueron recibidos con una
salva de aplausos con la música de la marcha nupcial de fondo. Como pudieron
contuvieron las lágrimas. La sorpresa fue morrocotuda. Ni sospechaban siquiera
lo que le habían organizado tan en secreto.
Hasta el altar llegaron del brazo de sus nietos mayores David
y Candela, y allí les esperaba Inmaculada Silas Márquez, Primer Teniente de
Alcalde del
Ayuntamiento de Espejo que ofició la ceremonia, en la que no
faltaron cariñosas lecturas de sus hijas, su nieto Guillermo y otros amigos reconociendo el enorme cariño
que la pareja se ha demostrado en el transcurso de su matrimonio.
Se colocaron los anillos, se firmaron las actas y se hicieron
las fotos familiares clásicas en estas ocasiones.
Tampoco faltó el arroz, que les
llovió en abundancia, cuando Antonio y Paqui recorrían la alfombra que les
llevaría al amplio y bien decorado salón para compartir un almuerzo.
Antes de entrar brindaron con cava y, ya dentro, las muestras de cariño se
multiplicaron.
La comida fue magnífica y tras cortar la tarta, y antes de
iniciarse el baile que pondría colofón a la feliz jornada, el novio dirigió
unas palabras de agradecimiento por haberles acompañado en este día tan
especial para ellos.
El baile lo abrieron con el pasodoble "Soy
Cordobés", tatareado por todos, y la música continuó a un ritmo frenético
hasta bien entrada la noche.
Antonio y Paqui son personas encantadoras y los considero amigos. Los conocí a través de su
hijo Antonio y su esposa Vanessa, y me alegro mucho de que la felicidad les
haya acompañado en estos cincuenta años. Parejas así son un claro ejemplo de
que cuando hay amor, todo perdura. Felicidades queridos amigos. Admirada pareja.
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