Ladislao Rodríguez Galán.
Sinceramente, no me
gustaría ser miembro del jurado de las Becerradas de Selección de las Escuelas
Taurinas de Andalucía. Pero, entiéndaseme, no se trata de despreciar el honor que
supone el nombramiento, sino por la complejidad y dificultad a la hora de puntuar
y seleccionar a los seis chavales que estarán en la final de Osuna. Vaya dilema
y vaya papelón. Y es que, una vez más tengo que reconocer, con enorme
satisfacción, que la cantera taurina de Andalucía ( que es la que conozco)
tiene un nivel tan alto que señalar al puñado de finalistas obliga a hilar muy
fino. Desde luego en la final estarán los mejores en una competición en la que
nada tiene que ver el corte de orejas. El jurado valora al chaval en su lidia,
en su desenvoltura y en su capacidad de pensar y reaccionar ante la res. Y eso
lo desarrollan la inmensa mayoría de los participantes muy requetebién. Como
digo es una competición muy reñida porque los aspirantes a la tarde final, han
de salir de un grupo de treinta becerristas que participarán en cinco festejos.
Hasta el momento van tres becerradas. Y las tres han presentando un exitoso balance
final.
Esta III Becerrada
de Selección (en clase práctica) del XXIII Ciclo de Becerradas organizado por
Fomento de Cultura Taurina de Andalucía con el patrocinio de la Consejería de
Presidencia de la Junta de Andalucía y Canal Sur TV, ha tenido lugar en la
plaza de toros de Motril (Granada) con un tiempo espléndido y casi media
entrada en los tendidos.
Se han lidiado seis
añojos de "El Rodeo" muy bien presentados y de buen juego excepto el
que cerró plaza que embestía rebrincado y cabeceando. El mejor el corrido en
primer lugar.
En cuarto lugar
intervino David Gavilán "Fuentes Bocanegra", de la Escuela Taurina
del Círculo Taurino de Córdoba que reaparecía en público tras su larga
recuperación de la operación de rodilla a la que fue sometido en diciembre del
año pasado. El chico se sintió bien y seguro
ante un becerro noble pero que había que
llevarlo muy toreado, algunas veces no humillaba y eso restó vistosidad a los
muletazos.
No obstante, revolcón aparte, las series por ambas manos templadas
cuando se lo permitió el becerro, fueron cortas pero inspiradas y llegaron a
los tendidos que le ovacionaron constantemente. Le vimos tranquilo, relajado y
asentado, sin resentirse aunque después de la voltereta, al echarse mano a la
pierna, pensamos lo peor. Y lo peor para un torero es retroceder en una
recuperación, pues eso supone, casi, casi, volver a empezar. Pero
afortunadamente, según nos indicó el propio torero, fue una molestia que
desapareció rápidamente.
Nos gustó también David en el manejo de la capa. Movió
bien los brazos y remató con gracia. En el uso de la espada estuvo contundente
y tras una estocada algo desviada le arreó un estoconazo que tiró patas arriba
a su oponente. La oreja conseguida fue un justo premio a una labor muy
completa.
Abrió el festejo
Juan Miguel de la Escuela Comarcal Taurina del Campo de Gibraltar. El chaval
está muy puesto y conoce perfectamente los terrenos. Torea bien y lo demostró con
creces. Tuvo una actuación muy del gusto del respetable que pidió para él las
dos orejas, pero el presidente solo concedió (inexplicablemente) una.
Son
muchas las veces que los presidentes, erigidos en absurdos protagonistas,
marran en sus decisiones y dan la impresión de no haber estado pendientes de
las faenas de los toreros. A este chico se le cerró, injustamente, la salida a
hombros. En el fondo no pasa nada porque la torería la lleva dentro y eso no se
lo va a ningunear ningún presidente.
A continuación intervino Alejandro Brescia de
la Escuela Taurina de la Diputación de Málaga, quien después de una faena
pulcra y torera, los aceros le privaron de un merecido trofeo siendo muy
ovacionado.
En tercer lugar
actuó Juan José Jurado, de la Escuela Cultural de Tauromaquia de Baeza, que demostró
sobradamente sus cualidades y ganas de ser torero. Igualmente se aperreó con la
tizona y tuvo que saludar desde los medios tras ser ovacionado.
El quinto
correspondió a José Manuel Fernández "Albarrate" que se fue a
recibirlo a porta gayola y fue atropellado por el animal. Afortunadamente solo
quedó en una anécdota. Banderilleó muy bien, un primer par asomándose al balcón
y otro al quiebro junto a tablas. Su actuación, basada sobre todo en la mano
diestra caló en los tendidos que le premiaron con las dos orejas.
Cerró el festejo
otro chaval con gran nivel, Marcos Jesús
de la Escuela de Tauromaquia de Jaén que tuvo una actuación muy torera y variada.
Paseó dos orejas y junto a "Albarrate" salió en hombros de la plaza.
En resumen, fue un
festejo muy entretenido, donde cada chaval pudo lucir su tauromaquia ante unos
becerros que se lo permitieron por su nobleza y clase.
Solo me queda
felicitar y desear suerte a los seis competidores de esta tarde y, una vez más,
dar la enhorabuena y las gracias a la organización, porque si no fuera por
estos festejos de promoción a coste cero para los chavales, no tendrían la
oportunidad de practicar ante reses de calidad.
Ah, se me olvidaba desear al jurado que tenga suerte, lo medite bien y
atine... que la papeleta tiene guasa. Y aún quedan doce alumnos todavía por "examinar".
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