SENTIDO Y JUSTO HOMENAJE
OSUNA SE
VUELCA CON “BARRITA” SU MEJOR TORERO
EL ACTO
CELEBRADO EN EL CASINO REUNIÓ A GRAN CANTIDAD DE PERSONAS
Organizado por el investigador local Miguel Caballo Orozco, ha tenido lugar en Osuna un homenaje a Rafael Jiménez Barra “Barrita” torero ursaonéz que aglutinó a gran cantidad de aficionados en torno a su figura en su época dorada.
El homenaje se dividió en dos partes, una consistente en una
charla y la otra en una exposición titulada “Barrita” y el arte”.
El acto, celebrado en el salón social del Casino de Osuna,
aglutinó a muchísimo público ya que “Barrita” es una persona muy conocida y
querida en la localidad a pesar de llevar varios años residiendo fuera.
Rafael accedió al Casino acompañado de su hija Mª Auxiliadora
y antes de comenzar el homenaje, la junta directiva del Casino, que preside
Jesús Arce, invitó al homenajeado a firmar en el libro de Honor de la entidad.
Ya en el salón de actos el vocal de Cultura de la Sociedad,
Miguel García Aguilar, dio la bienvenida a todos los asistentes entre los que
se encontraban toreros, ganaderos y gente del toro venida de distintos puntos
de Andalucía.
CHARLA HOMENAJE
Enseguida tomó la palabra el organizador y alma de este
homenaje Miguel Caballo que hizo una pormenorizada semblanza de “Barrita” desde
sus comienzos, contando que todo se inició un día de Reyes cuando al pequeño
Rafael le dejaron una muletilla y un capotillo. El niño se entusiasmó tanto que
ya no pensaba en otra cosa que en torear.
Y de ese juego infantil -indicó Caballo Orozco- surgió un
torero impresionante que cautivó a todo el pueblo que le siguió por donde
toreaba rendido a su calidad, arte y valor.
Rafael Jiménez Barra “Barrita” fue un torero con una
proyección muy interesante que le permitió torear junto a Manuel Benítez “El
Cordobés” (que mandaba en aquellos años en la Fiesta), Diego Puerta, Paco
Camino, Antonio Ordóñez, etc…
“Barrita”–indicó Caballo- era torero de exquisiteces y empaque, consiguiendo triunfar en el noventa por ciento de sus actuaciones, lo que motivó que el número de seguidores, ilusionados con su forma de torear, creciera sin parar.
En aquellos años cincuenta, hasta la irrupción de “El Cordobés” en el panorama taurino en 1960, la élite taurina estaba formada por un ramillete de toreros a los que “Barrita” supo enfrentarse con su manera señera de torear y su honradez en el ruedo.
Solamente le faltó a nuestro torero- dijo Miguel Caballo- la ayuda de alguien relacionado con el mundo del toro, alguien dispuesto a defender los méritos que atesoraba “Barrita”. En este mundo del toro, ha habido, hay y habrá cantidad de toreros que se quedan en el camino por falta de ayuda y “Barrita” fue uno de ellos.
Con un concepto del toreo muy ortodoxo y del gusto de la afición y un valor a prueba de bombas Rafael tuvo que decir basta, hastiado por una lucha constante por abrirse paso sin ayuda de nadie.
Se perdió -concluyo el conferenciante- un gran torero que pudo dejar escritas muchas páginas de gloria en la Tauromaquia.
Apostilló, Miguel, que “Barrita” en su extensa nómina de actuaciones como novillero que rebasó el medio centenar, no recibió ni un aviso, lo que indica lo certero que era con la espada.
También comentó que “Barrita” es un artista con los pinceles,
varios de sus cuadros están expuestos en la exposición de fotos y carteles que
se ha montado para este homenaje.
No olvidó decir que Rafael siente un amor especial por los pájaros canarios Roller, y como criador consiguió ser campeón de España en varias ocasiones y una vez campeón de Europa.
Y para terminar su intervención añadió que la cornada más
fuerte de su vida se la infirió un toro de carne. “Barrita” era representante y
gerente de la ganadería cordobesa de Antonio Doblas Alcalá (en Córdoba vivió
más de treinta años) y un día embarcando este ganado un toro se revolvió y le
empitonó la pierna izquierda dejándole una herida de cerca de treinta
centímetros de largo que le tuvo hospitalizado varios días.
ENTREGA DE TROFEOS
La Tertulia Taurina “La Montera” en reunión celebrada hace
unos días acordó nombrarle Socio de Honor y con ese motivo tuve el gusto de
entregarle nuestro trofeo y el diploma que le acredita como tal.
Por parte del Casino de Osuna fue el directivo José Luis Pachón el encargado de hacerle entrega de la Insignia de Oro de la Sociedad.
Y cerrando el capítulo de distinciones el Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Osuna, Jesús Heredia, le entregó un trofeo de recuerdo.Antes de que Rafael tomara la palabra intervino su hija Mª
Auxiliadora que leyó unas cuartillas con unas frases preciosas dedicadas a su
padre.
Tuvo recuerdos para otros toreros de Osuna como “Zapaterito” y Angelete (allí presente) y contó que tomó la decisión de retirarse tras torear con Manuel Benítez “El Cordobés” y ver la enorme diferencia en sus emolumentos con el torero de Palma del Río.
Explicó porque no tomó la alternativa cuando lo tenía de cara para dar ese paso. La empresa que se la ofreció-dijo- regentaba varias plazas, pero solamente le firmaba la corrida del doctorado, cuando el quería que por lo menos fueran tres o cuatro festejos más. Y en ese desacuerdo no aceptó y por tanto renunció a hacerse matador de toros. No quería- dijo Rafael- tomar la alternativa y marcharme a casa.
Agradeció a todos su presencia y dijo sentirse muy orgulloso
de haber nacido en Osuna y de haber sido torero, la profesión más hermosa del
mundo.
A continuación, con las palabras del Concejal de Cultura, se dio por terminado el acto y se pasó a
visitar la exposición paralela que estará expuesta al público hasta el domingo
día 22 de junio.
Conozco a Rafael Jiménez Barra “Barrita” desde hace muchos años y hemos encajado perfectamente en todo pues es una delicia hablar con él, por sus conocimientos y por lo educado en su manera de expresarse. A los dos nos apasionan los toros, el arte en general y sobre todo la honradez y sencillez de las personas.
Me volví a Córdoba con la sensación de que Rafael sigue
siendo una persona entrañable y un gran señor, tal como lo fue en la plaza.
Dios te conserve esa lucidez y ese encanto en el trato muchos
años. Un abrazo, querido amigo.
LA CÁMARA ESTABA ALLÍ
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