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domingo, 5 de junio de 2022

XXIV CICLO DE BECERRADAS

MAURO MACANDRO Y MANUEL TRONCOSO TRIUNFAN EN GUILLENA AL LOGRAR LAS DOS OREJAS DE SU OPONENTE

POR SU PARTE SANTIAGO VALENZUELA Y "CHURRETE" CORTARON UN APÉNDICE.


Ladislao Rodríguez Galán                                     fotos: Ladis

Plaza: Guillena(4-6-2022), casi tres cuartos de entrada en tarde de calor soportable con rachas de viento agradable.

Ganado: seis añojos de Diego Curiel muy bien presentados y de un juego extraordinario. Los seis aplaudidos en el arrastre y  al final el mayoral a hombros junto a los toreros triunfadores.

Santiago Valenzuela:  Estocada (oreja tras aviso).

Pablo Mata: tres pinchazos y media estocada (ovación con saludos, tras dos avisos).

Paco Guerrero "Churrete": dos pinchazos y dos estocadas (oreja).

Mauro Macandro: estocada (dos orejas).

Manuel Troncoso: pinchazo y estocada (dos orejas).

Rubén Pérez Fernández: tres pinchazos, estocada y dos descabellos (palmas, tras dos avisos).

Continúa el buen desarrollo del XXIV Ciclo de Becerradas dentro del Fomento de la Cultura Taurina de Andalucía, organizado por la Asociación Andaluza de Escuelas Taurinas y patrocinado por la Consejería de la Presidencia Administración Pública e Interior de la Junta de Andalucía. En esta ocasión la 4ª  selección ha tenido lugar en la original plaza de Guillena, que a la hora del comienzo mostraba un aspecto extraordinario con tres cuartos de sus tendidos cubiertos. Demostración de que los noveles también son capaces de suscitar interés entre los aficionados. Y es que saben que entre estos jóvenes valores de hoy se encuentran las figuras del mañana. Y todo el apoyo que reciban es poco. El caso es que esta tarde, una vez más, el público salió de la plaza muy satisfecho porque los seis aspirantes a la final brillaron, cada uno con su personalidad, a gran altura y dejaron muy buen sabor por su toreo y entrega. Sin olvidar, claro está, que tuvieron enfrente material adecuado para lucir sobradamente sus conocimientos adquiridos en sus respectivas Escuelas.

 Mauro Macandro, de la  Escuela Cultural de Tauromaquia de Sevilla, manejó muy bien el capote en el saludo a su becerro. Después con la muleta faena muy bien estructurada donde primó el temple y la limpia ejecución en los remates de las series por ambas manos, componiendo muy elegantemente la figura. En todo lo que hizo estuvo en torero. Mató de estocada y el público le premió con las dos orejas de su oponente.



Le siguió en número de trofeos conseguidos Manuel Troncoso, de la Escuela Taurina "Curro Guillén" de Utrera, que recibió a su becerro con unas apretadas verónicas desde las tablas hasta el centro del ruedo. Franela en mano aprovechó la franca embestida del añojo y le cuajó una faena, sobre todo por la derecha, con mucha torería y mando. Un pinchazo en todo lo alto y una estocada doblaron al animal y el torero paseó feliz las dos orejas.



Abrió la tarde Santiago Valenzuela de la Escuela Taurina de Sevilla- mate, quien con el capote mostró ya sus argumentos de que venía a por todas. Con la muleta comenzó su faena con unos doblones muy toreros, y ya erguido se fueron sucedieron las series por ambas manos con temple y mando. El público le jaleó constantemente y cuando mató de una estocada, le pidió la oreja. El efecto de la frialdad de abrir plaza quedó de manifiesto una vez más, pues la faena mereció más premio.



Pablo Mata, de la Escuela Municipal de Tauromaquia de Écija, recibió a su antagonista con dos largas cambiadas de rodillas, para luego llevarlo cosido a los vuelos del capote hasta el centro del ruedo. Con la muleta hilvanó una faena de mucho gusto y torería. La proximidad y el temple fueron sus argumentos para hacerle cara a un animal al que costó meterlo en la canasta. Y cuando lo consiguió las series por ambas manos surgieron como un torrente. Y teniendo el triunfo amarrado, llega la tizona y se niega a entrar. La contrariedad contenida del chico  quedó de manifiesto cuando correspondió a la cerrada ovación del respetable.



Paco Guerrero "Churrete", de la Escuela Municipal de Turomaquia de La Algaba, no estuvo afianzado al albero en toda su actuación. Evidencia que quedó de manifiesto en el aseado saludo capotero. Luego con la muleta no termino de acoplarse, más que nada por su propia desconfianza. Sin embargo, justo es reconocer, que cuando se mostró quieto y derecho consiguió muletazos de muy buen trazo. Lástima no haber continuado en esa línea. Cuando tome confianza y aplomo puede dar que hablar. Su legión de seguidores en la plaza consiguieron una oreja para el chico.


Cerró el festejo Rubén Pérez Fernández, de la Escuela Taurina de Antequera, un muchacho que pone muchísima voluntad pero que no consigue enhebrar faena debido sobre todo  a su bisoñez. El caso es que comenzó su faena de muleta con unos estatuarios a pies juntos de mucho sabor que hicieron albergar esperanzas después de haberlo visto trastear capote en mano. Pero su labor fue un ramillete de deseos. Cuajó algunos muletazos muy buenos pero no tuvo continuidad y eso desmereció su labor. A estos chicos  hay que verlos cuando tomen confianza y crean en ellos mismos. Se aperreó con el acero y recibió palmas de despedida.



Estas tardes carentes de triunfo no deben mermar lo más mínimo  las ilusiones de estos jóvenes alumnos, ya que en el toreo no hay que tener prisa. Es una profesión en la que se conquistan espacios paso a paso, con cabeza, y sin precipitaciones que conducen al descalabro.

Y así terminó esta cuarta becerrada de selección. Todo el mundo salió contento por la actitud y buen hacer de los chavales y sobre todo por entender que necesitan el apoyo de todos para poder caminar por la difícil senda del toreo.

LA CÁMARA ESTABA ALLÍ















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