.

 

EL DIESTRO JUAN ORTEGA VISITA LA ESCUELA TAURINA DE CÓRDOBA

DIO A LOS ALUMNOS UNOS CONSEJOS Y  SUBIÓ CON ELLOS A LAS ERMITAS

Ladislao Rodríguez Galán                                               fotos: Ladis

Cuando Juan Ortega cursaba en Córdoba la carrera de Ingeniero Agrónomo, se apuntó a la Escuela Taurina y allí estuvo algo más de dos años y medio perfeccionando técnicas junto a sus compañeros en amenas clases y realizando fructíferas visitas a ganaderías.

Nunca olvidó Ortega estos años vividos en la tierra de los Califas y siempre que tiene oportunidad lo expresa públicamente refiriéndose a ellos como los "mejores años de su vida."

 Y por ese gratísimo recuerdo ha vuelto, en vísperas de su trascendental cita del día 12, a la Escuela para compartir con los chavales unos momentos y rememorar cuando él tenía las mismas ilusiones que ellos tienen ahora.

Cuando Ortega llegó a la plaza lo recibieron el empresario José María Garzón, el presidente del Círculo Taurino de Córdoba Alfonso Téllez, el Director Artístico Rafael González "Chiquilín"  y los alumnos que hace unos días comenzaron el nuevo curso.

Tras charlar con ellos y explicarles que deben darle prioridad a los estudios sin renunciar a su afición, se organizó la excursión para subir a las Ermitas.

En la dura caminata ( que ya hicieran desde tiempos de "Lagartijo" los toreros cordobeses) les acompañaron Antonio Cañero, novillero colaborador de la Escuela, Rafael Figuerola, subalterno en activo, el novillero de Montilla Francisco Solano González "El Montillano" y el presidente de su peña Rafael Sánchez Alonso.

La subida fue encabezada por Juan Ortega, "Chiquilín", Alfonso Téllez, Cañero y Figuerola que marcaron el ritmo a la chavalería. 

Al llegar a las Ermitas, tras el duro recorrido de alrededor de media hora por la Cuesta del Reventón, rezaron un Padrenuestro ante el Sagrado Corazón de Jesús.

Alfonso Téllez aprovechó que todos estaban presentes y agradeció el detalle de Juan Ortega para con los alumnos que sueñan con seguir su senda y que se mostraron encantados con su compañía en una tarde inolvidable.

Ortega les obsequió con una merienda, muy oportuna, que los chicos degustaron mientras disfrutaban de una vista maravillosa de Córdoba que se  mostraba, a lo lejos,  plácida y tranquila como si se tratara de un lienzo.

LA CÁMARA ESTABA ALLÍ