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martes, 18 de febrero de 2020


MANUEL GARCIA "PALMEÑO": SU ULTIMO PASEILLO


 José María Portillo Fabra
Presidente de la Tertulia Taurina "El Castoreño" del Real Círculo de la Amistad de Cordoba
El diestro de Palma del Río Manuel García "Palmeño" se ha marchado  en silencio, como vivió desde que se retiró de los ruedos. Ese silencio y el haber fijado su residencia en Ecija, hicieron que su nombre haya pasado todos estos años algo desapercibido - o quizá demasiado - en los ambientes taurinos cordobeses. 
Porque "Palmeño",  a primeros de los 60, en plena explosión de "El Cordobés", estuvo en primera línea de la tauromaquia, tanto de novillero como de matador de toros, actuando en todas las grandes ferias y alternando con todos  los grandes toreros, incluido su paisano "El Cordobés". 
Fui admirador de "Palmeño" desde que lo vi, siendo yo un niño, en la plaza de Los Tejares. Pero lo cierto es que donde se hizo figura de los novilleros fue en Madrid, en la plaza  de Vista Alegre, donde cosechó junto a Juan Espejo triunfos resonantes, siendo el más llamativo el que coprotagonizó con Antonio Ortega "Orteguita" en la novillada final de la temporada de 1961, si mal no recuerdo, en la que alternaron los cuatro espadas más destacados, concediéndose   la Oreja de Plata  al citado "Orteguita"; pero como este consideró que el que había estado bien de verdad había sido "Palmeño", a él le entregó el trofeo a la vista del público. Así eran los toreros de la época y así era el concepto moral en aquella sociedad, ejemplar si se le compara con la de ahora.
Palmeño se hizo matador de toros en la Maestranza en el año 62, y en los  siguientes se mantuvo en torno a las cincuenta actuaciones por temporada, haciendo el toreo con gran verdad,  con la  pierna adelante, y con una estética honda que pudiéramos calificar de rondeña antes que cordobesa. Le vi actuar mucho en Sevilla  donde  cursaba mis estudios. Tenía allí un gran cartel por  la plástica de su capote y el estilismo y contundencia de su espada. Era un  gran torero.
Pero  un toro lo corneó en una plaza,  digamos, "fácil", la de
Fuengirola, y Palmeño vio reducirse sus actuaciones. Toreó mucho en América, pero un día, al liquidar una corrida de Miura en Sevilla, vio que le quedaba menos dinero que el que cobraban sus subalternos.

Se retiró Palmeño y se estableció y formó una familia en Ecija, apartándose prácticamente de la  vida taurina cordobesa, lo que, unido a la ausencia de grandes efemérides de su carrera localizadas en Córdoba, hizo que se le olvidara por los aficionados.  Quizá demasiado.
Por eso, siendo yo admirador suyo, cuando 2017 se celebró el Centenario de Manolete, al concebir un Pregón Taurino especial,  un Pregón- Monstruo basado en la famosa Corrida-Monstruo en la que se lidiaron once toros por otros tantos lidiadores pro monumento a Manolete, me acordé en seguida de Palmeño. En este Pregón,  matadores de toros cordobeses de distintas épocas pronunciarían cada uno un brindis a Manolete. El asunto era localizar a Palmeño, que sería uno de los grandes atractivos del cartel.  Salió en nuestra ayuda un gran amigo y aficionado, Antonio Domínguez, de Palma del Río, que nunca había perdido el contacto con el diestro paisano.
Y así  le pude explicar  al maestro Palmeño el proyecto. Se anunciaría el Pregón-Monstruo mediante un cartel inspirado en el de la famosa corrida de once toros celebrada en Córdoba pro monumento a Manolete,  elaborado por Ladis. Los toreros cruzarían el gran Salón Liceo del Real Circulo de la Amistad a los compases del pasodoble "Manolete", interpretado por la banda de nuestra plaza de toros. El orden de la oratoria y el desarrollo del acto lo dirigiría un presidente de la Plaza de las Ventas, Juan Lamarca. Habría una actuación flamenca dedicada a Manolete por Juan Antonio Cobo, y finalmente, Pilar Soria, sobrina carnal de Manuel Rodríguez, cerraría el acto con una ofrenda floral a los compases de los clarines de la plaza de los Tejares con tempo de toque de oración,  interpretado por el maestro José Antonio V´zquez.  Y además, le añadí que alternaría en la oratoria con su amigo José María Montilla.
Palmeño me contestó que encantado, pero que estaba asistiendo al médico en Sevilla y no sabía si podría asistir. Yo le telefoneaba cada día para conocer la evolución de sus visitas al hospital, y él me contestaba que haría lo posible por honrar la memoria de Manolete.
Lo llamé la víspera del pregón. "Tengo que ir mañana a Sevilla - me dijo -. Tengo los dos brazos lesionados; pero no te preocupes, que  mañana a las ocho estaré en el patio de cuadrillas". Y añadió riendo: "Ah, y dile a José María Montilla que es el tío más feo y más malo que he visto en mi vida" - concluyó, recordando una broma que se daban cuando toreaban juntos.

Y a las ocho de la tarde llegó Manuel García Palmeño al Círculo de la Amistad acompañado de su hijo, a quien le mando un abrazo. Y lo recibieron con emoción sus compañeros, amigos y aficionados. Y luego, el viejo torero  desfiló formando terna con José María Montilla y Zurito, encabezando un paseíllo mágico en el que la ovación competía en emociones con las notas del pasodoble "Manolete". Llevaba Palmeño la chaqueta echada sobre los hombros cubriendo sus brazos lesionados porque no entraban en la misma, pero era el más torero.
Hoy he recordado todo esto mientras asistía a su funeral en la majestuosa iglesia de Santa María, de Ecija, junto  a El Cordobés - muy emocionado al abrazar a la familia de su amigo  - , Sacromonte, Juan Montero, Antonio Ecijano II, Joselito Gutiérrez, Currrillo... y representantes de peñas como Pepe Panadero, Rafael Sánchez...
 A la salida, Manuel Benítez, que sabe estar como nadie, decía refiriéndose a su amigo Manuel García "Palmeño"  : "Si es que nos hemos criao juntos..." 
Ahora, a mi me emociona recordar que cuando Manuel García iba cruzando el Liceo rodeado de compañeros y al compás del pasodoble "Manolete", Manuel García Palmeño estaba haciendo su último paseíllo. 

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