Antonio Portillo Peinado, escritor e investigador taurino.
Progresivamente
en los últimos años una corriente de falsos luchadores contra la violencia ha
inundado la comunicación mediática española, y muy especialmente las
televisiones generalistas, sujetas al ideario "pseudoprogre"
reinante.
Excepto
cuando un torero resulta herido, sobre todo si las imágenes son especialmente
dramáticas, pues así son más negativas, dichas televisiones han decidido
negarle el pan y la sal a la Fiesta Nacional. Se considera que se trata de una
fiesta violenta, dándosele un tratamiento, como si de IMÁGENES QUE HIEREN
LA SENSIBILIDAD, se tratara.
Llevo,
que yo recuerde, 65 años viendo espectáculos taurinos, y jamás he visto lo que
estoy harto de ver en esas televisiones negacionistas taurinas; imágenes
violentas con seres humanos, que sin el más mínimo escrúpulo nos las sirven a
la hora de comer, como si de un plato de comer se tratara. Y además con
reiteración morosa.
Alguien
podría argumentar que como en muchos casos se trata de temas de gran
trascendencia social, tal como guerras, siniestros, accidentes etc, el deber
informativo prevalece. Pero qué ocurre cuando de otro espectáculo de masas se
trata?. ¿Cuántas imágenes especialmente violentas vemos alrededor del fútbol?.
Hace
algunas semanas desayunamos, almorzamos y cenamos, acompañados de menores, con
las imágenes de individuos tratando de partirle la cabeza a otros a base de
silletazos; al parecer no HERÍAN LA SENSIBILIDAD de nadie. Y eso ha pasado en
"nuestra piel de toro", sí en España. En concreto en Valencia y
Barcelona, con especial protagonismo de "delicados" chicos
barceloneses. Los de esa ciudad que a lo largo de los siglos XlX y XX fué
principal referente en la organización de espectáculos taurinos sin que nadie
agrediera a otro conciudadano, y que en los últimos años un puñado de políticos
destructores de la convivencia han decidido prohibirlos.
Tenemos
fútbol hasta en la sopa, con el beneplácito político y consecuentemente
mediático, condenando hipócritamente las imágenes de violencia, racismo y
xenofobia que se generan cada dos por tres en los estadios y sus entornos
urbanos. Vuelven a repetirse permanentemente y cada vez televisan más partidos
de fútbol.
Desde
aquí reto a cualquier político y/o periodista a que muestre una sola imagen
violenta en una corrida de toros, similar a las que estamos hartos de ver en el
fútbol.
Sin
entrar en la valoración del contenido artístico, histórico, naturalístico
ecológico, antropológico y económico de la tauromaquia y su entorno:
¿ACASO
ES MÁS VIOLENTA LA AGRESIÓN A UN TORO QUE A UN SER HUMANO?. ¡¡YA ESTÁ BIEN DE
TANTA HIPOCRESÍA ANTIAURINA POLÍTICA Y MEDIÁTICA!!
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