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sábado, 25 de enero de 2020


RECONOCIMIENTO A UNA TRAYECTORIA DE ÉXITO

JOSÉ GARCÍA GUILLÉN SE SUMA A LA GALERÍA DE GANADEROS ILUSTRES DE BODEGAS CAMPOS


Ladislao Rodríguez Galán
Hace unas fechas el empresario José Campos me pidió una fotografía del ganadero José García Guillén para añadir a la galería de ganaderos cordobeses ilustres que conforman el Salón de Ganaderos del histórico y prestigioso rincón de Córdoba.

Pues bien, la imagen de  nuestro querido y entrañable amigo ya forma parte de la lista histórica de los ganaderos que decoran estas paredes.
El Salón de los Ganaderos, como lo denomina la firma Bodegas Campos, es exclusivo para reuniones y almuerzos de empresas y es uno de los lugares mas emblemáticos y con mas encanto de los existentes en los establecimientos privados de la ciudad.




Para Ana y para mí, al considerar a José un amigo entrañable, es una enorme satisfacción que García Guillén esté en este sitio de honor compartiendo historia con otros ganaderos cordobeses de leyenda.
Felicidades de todo corazón, querido amigo.
  
PERFIL DE UN EMPRESARIO Y GANADERO DE BRAVO EJEMPLAR

JOSÉ GARCÍA GUILLÉN
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Propietario de una acreditada ganadería que lidia con el nombre de “Madroñiz”, que pasta en la finca “El Mato” del término municipal de Belalcázar, este brillante ganadero-empresario, aunque nació en Lorca (Murcia), viene con muchísima frecuencia a nuestra ciudad. Y es más, sus proyectos son trasladarse aquí cuando se jubile, si es que lo hace alguna vez. Porque García Guillén, hay que decirlo, es un trabajador incansable.


Tras un paso fugaz por la escuela, ayuda en la casa en las tareas agrícolas. Era una época en la que había que colaborar, y José con quince, tras el fallecimiento de su madre, Aurora, entra a trabajar en una empresa y descubre que trabajando con seriedad y disciplina se consiguen metas. Cinco años después fallece Antonio  su padre y decidido a triunfar en la vida, con veintiún años monta su primera empresa agrícola (plantaciones, cultivos, etc.). Fue el germen de un brillante empresario.
La primera vez que asistió a  los toros, fue toda una odisea. Su padre le había dicho que lo llevaría a la feria de Lorca a ver una novillada. Estaba muy ilusionado pero  se sintió hundido cuando su progenitor le comunica que no podía ser.


Sin comentar con nadie rompió su hucha de barro, cogió las monedas y pidiendo una bicicleta prestada, se fue al pueblo circulando por los carriles. Aún se acuerda del festejo que vio y del disgusto que tenían en casa buscándolo por todas partes. Contaba entonces con 9 años. Con este gesto a tan temprana edad, salió a relucir su firme propósito de conseguir cualquier meta en la vida.

Quería ser torero y en el año 1963, con “El Cordobés” en la cumbre todos los chavales ansiaban ser como él. Una noche sus amigos, Pedro ( 17 años), Agustín ( 15 años) y él ( 12 años) decidieron irse a Salamanca a torear en ganaderías, pues en Murcia no había ganado bravo. Llevaban su hatillo y José además, un estoque ayuda que había construido utilizando un antiguo sable.
Cuando habían recorrido pocos kilómetros, camino de Lorca, se arrepintió de la escapada y decidió volverse. Entonces Pedro le pide el ayuda y José le dijo que se lo vendía en nueve duros. Fue el primer trato de su vida.
 Hoy siguen siendo amigos entrañables que se reúnen  con frecuencia y siguen siendo apasionados de los toros.


Como no pudo ser torero decide hacerse ganadero de bravo. Desde el año 1984 poseía la finca “El Mato”, donde pastaban sus rebaños de ovejas. En el año 1988 la convierte en ganadería brava con la adquisición de una punta de vacas a Núñez Guerra, que incrementa en el año 1991 con otro grupo de vacas de Mari Carmen Camacho.

Al estar en una finca colindante el castillo de Madroñiz, elige ese nombre para su ganadería. Desde entonces hasta hoy, sin prisa pero sin pausa, ha ido consolidando la calidad y nobleza de sus toros. Para constituir una ganadería de garantía, se necesita un proceso de varios años, pues hay que ir depurando sangre. Debuta en público en Guadalmez (Ciudad Real, 1993) lidiando una novillada de excelente  juego, donde al ejemplar “Romerito” tras cortársele las dos orejas y el rabo, se le premió con la vuelta al ruedo. A partir de ahí, los  éxitos se multiplican, tal como se puede constatar en la veintena de azulejos de ejemplares triunfadores que jalonan la plaza de toros “Aurora Guillén” de la finca.


José es consciente que una ganadería brava no es rentable, por eso hay que ser aficionado por encima de todo, y disponer, además, de otros ingresos que palien lo costoso que es criar toros bravos. Ingresos que generan otras fincas que tiene en nuestra provincia  en Sevilla y en Murcia y  su negocio de distribución de gasóleo.
 La primera vez que vino a Córdoba fue de paso a Cádiz para hacer el campamento militar. Pararon a comer y se sorprendió al ver el río Guadalquivir con su enorme caudal ( era el mes de enero). El es de una tierra donde escasea el agua.


En sus sucesivos viajes a nuestra ciudad, García Guillén se enamoró de Córdoba cuando descubrió el barrio judío, la gastronomía cordobesa, el trato con la gente y las tabernas típicas con su encanto.
García Guillén tiene como ejemplo en su vida a sus padres porque ellos - dice- le inculcaron  valores que le han abierto muchas puertas en la vida.
Como todas las personas nobles y sencillas, que triunfan por su tesón y grandeza de espíritu, José García Guillén le gustaría ser recordado como un luchador en la vida. "Mi  máxima ha sido,  añade, respetar siempre a los demás, trabajo y disciplina, y eso me ha dado sus frutos".
 Un grande entre los grandes.

LA CÁMARA ESTABA ALLÍ
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