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martes, 2 de julio de 2019

"FUENTES BOCANEGRA" DISFRUTA TOREANDO EN LA FINCA "LLANOMOJAO"


Ladislao Rodríguez Galán
La Escuela taurina de Córdoba ha echado el cerrojo hasta el mes de septiembre. Ha sido un curso muy bien aprovechado por los alumnos que han tenido la ocasión de torear en diversos tentaderos. 
Incluso ahora mismo hay dos alumnos que están participando en las novilladas sin caballos de la Asociación de Escuelas Taurinas de Andalucía y que están siendo televisadas por Canal Sur TV.
Cuando se acaba un curso comienzan las vacaciones para todos, menos para los aspirantes a toreros. Los chicos deben seguir entrenando y para ello unos se acercarán al parque Cruz Conde para unirse al grupo que diariamente se ejercita entre las frescas sombras de los árboles y otros se reúnen en grupos para no perder el habito.
Uno de estos alumnos que no pueden estar inactivo es David Gavilán "Fuentes Bocanegra" que no quiere perder el contacto con el ganado bravo. Y por eso organizó un viaje a la finca "Llanomojao" en Alamillo (Ciudad Real), propiedad del matador de toros Félix Jesús Rodríguez que tiene una punta de ganado, procedencia de Salvador Domecq, que le está dando muchas satisfacciones por su calidad, bravura y nobleza.

Para el torero cordobés había apartado un becerro, elegido a propósito, en el que Félix Jesús confiaba totalmente. Y el animal no decepcionó, ni al ganadero ni al reducido grupo de cordobeses que nos desplazamos hasta allí para ver a David. Efectivamente la comitiva la formábamos Antonio Gavilán y Manuel Fuentes, padre y abuelo respectivamente del chico, el director de la Escuela cordobesa Rafael González "Chiquilín" y el autor de estas líneas. Cinco testigos que podemos dar fe de la buena tarde de toreo que nos brindó David.
Se esperó hasta las nueve de la noche para que la temperatura fuera más bonancible. Se regó la coqueta plaza y con todo a punto se abrió el chiquero. Desde su salida, el animal ya apuntó buenas sensaciones. Acudía rápido y repetía sin dudar una y otra vez a la franela.

Un becerro así hizo disfrutar al torero y a los asistentes. Fueron series inagotables, más completas por el pitón derecho, que remataba David con soberbios pases de pecho.
Varios intentos por el izquierdo, donde no tenía tanta calidad ni entrega, hicieron desistir al torero, que siguió saboreando el buen toreo con un enemigo tan colaborador.
Tomamos el tiempo, como si fuéramos a darle avisos, para comprobar cuanto duraba el animal. Y atención ¡David estuvo toreando tres cuartos de hora!. Eso si, dándole sus tiempos apropiados para el descanso del becerrete.

Que máquina de embestir y que bien lo llevaba prendido a la muleta el joven torero. Y aunque sufrió dos volteretas, cosa normal en estas faenas camperas, el chaval se levantaba rápido y vuelta a empezar. Las series fueron interminables: un pase, otro, otro... como había madera el chico no daba por terminada su faena. Y a estas alturas el animal, al que se cuidó bastante, seguía con la boca cerrada.
Faena de lujo a un torete de lujo. Y tras el simulacro de la suerte suprema, el animal volvió a corrales.

Todos contentos y en la charla posterior, sentados en el patio de la finca, compartiendo con el ganadero unas ricas viandas y una copa de vino, no se hablaba de otra cosa: un gran torero y un gran toro.
El viaje estuvo mas que justificado. Que pena que hayan desaparecido de los pueblos en sus fiestas patronales las novilladas sin caballos y las becerradas, donde estos chavales encontraban un filón para cuajarse y no perder el contacto ni con el toro ni con el público.
Qué le vamos a hacer, hoy en día los empresarios se han visto abocados, muchas de las veces, a perder su lado romántico, y no poder montar festejos menores por el alto coste que les supone y no contar con ayuda oficial.




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