Carlos Valverde Abril
Definitivamente Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete”, el más
universal de los hijos de Córdoba, no tendrá un museo en la que fuera su casa
de la Avda. de Cervantes. Casa de la que apenas pudo disfrutar algunos años, en
la que se instaló su capilla ardiente aquel mes de Agosto de 1947 y de la que
salió su féretro sobre el que se le impuso la Cruz de la Beneficencia. Casa en
la que se van a abrir dos restaurantes: “La Casa de Manolete Bistró” y “A Flor
de Piel”. Hagamos historia. La construcción del chalet de Manolete la encargó
D. José Ortega Munilla, padre del filósofo Ortega y Gasset -que pasó los
primeros años de su niñez en Córdoba- al ingeniero Tejón y Marín, quién andando
el tiempo sería alcalde de la ciudad, en 1890. Años más tarde pasó a propiedad
de la familia Cruz Conde a quien se la compró Manolete en 1943. Desde ese año
fue la vivienda de su madre hasta su fallecimiento en 1981. Como suele ocurrir
en las mejores familias, surgieron discrepancias sobre el destino de dicho
inmueble, lo que acabó en el Tribunal Supremo por cuestiones meramente
urbanísticas. En el año 1986 hubo un intento de derribar dicha vivienda, lo que
impidió la Comisión Provincial del Patrimonio Histórico-Artístico mediante la
incoación de expediente y declaración final como Bien de Interés Cultural. Por
eso Solano Márquez considera el chalet de Manolete como una “Isla
arquitectónica” protegida.
Casi veinte años
estuvo la vivienda sin habitar y en lamentable estado de abandono hasta que en
el año 2000 se instaló una empresa constructora que a los pocos años se
deconstruyó. Desde hace año y medio es propiedad de un empresario cordobés,
quién la tiene arrendada a profesionales de la restauración para instalar un
“centro de alta cocina cordobesa”. Como habrán de hacerse importantes reformas
para adecuarla a la nueva actividad ¿se reservará algún rincón para exponer
recuerdos manoletistas? Sólo cabe desear que esta iniciativa tan innovadora
llegue a buen puerto, máxime teniendo en cuenta que en las aledañas calles Fray
Luis de Granada y Alhaken hay tres restaurantes, dos mesones, una casa de
comidas, varias tabernas y dos hoteles.
Un museo de Manolete
en su casa hubiera sido un revulsivo importante para esa zona de la ciudad
–Córdoba no es sólo el Casco Histórico- a la par que descongestionaría los
aledaños de la Mezquita-Catedral. Y además se encuentra a escasos cinco minutos
de la estaciones de tren y autobuses. ¿Conseguirá dña. Isabel, antes de perder
la alcaldía el 26 de Mayo, la denominación “Luis de Góngora” para la estación del
AVE? Ahí queda la pregunta, como diría el profesor. López Menudo. Desconozco si
finalmente el museo de Manolete de Villa del Río se trasladará a Linares para
ampliar la oferta cultural de dicha localidad, ya cuenta con los museos de
Andrés Segovia y de Raphael. Seguramente les gustaría a los linarenses que
viven en Córdoba, a pesar de no celebrarse festejo taurino el 28 de agosto de
2017, coincidiendo con el centenario manoletista y el ciento cincuenta
aniversario de su plaza de toros. Termino.
Si ayer “Islero” pasaba por el
coso de Santa Margarita, hoy ha pasado por la Avda. de Cervantes. Después de
todo y a pesar de mi adiós al Monstruo, tengo para mí que Manolete nunca volvió
de Linares.
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