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domingo, 31 de mayo de 2020


EL COLEGIO DE VETERINARIOS DE CÓRDOBA ELIMINA SU PREMIO TAURINO
Antonio Arenas Casas - presidente  Colegio de Veterinarios de Córdoba
La crisis de la COVID-19 se ha llevado por delante no solo la salud de muchas personas, sino también una buena parte de nuestra economía, entre ella en la producción primaria. Y el mundo de los toros, a caballo entre esta producción primaria y el sector servicios, se ha resentido de manera muy contundente.
Encomiable nos parece el esfuerzo que está realizando la Secretaría General de Interior y Espectáculos Públicos de la Consejería de la Presidencia, Administración Pública e Interior de la Junta de Andalucía, por intentar aliviar en parte las tribulaciones del sector taurino en general. La forma de solucionar el problema, según entiende la Consejería, es ir reduciendo costos a base de que cada sector cobre menos. No estaría mal pensado, pero esto hay que hacerlo muy bien o los efectos serán contrarios.

Según el Informe de Estadística de Asuntos Taurinos 2012-2018 publicado el pasado año por el Ministerio de Cultura y Deporte, se celebraron en España un total de 369 corridas de toros (el espectáculo taurino más frecuente) de las que 93 fueron en plazas de primera categoría, 107 de segunda, 137 de tercera y 32 en portátiles y otras.
Si analizamos los gastos de una corrida media de toros en una plaza de tercera (la opción más frecuente según hemos visto) comprobamos que podría organizarse por unos 65 mil euros, de los que un 65 % se va en los emolumentos a las figuras, el 12 % para abonar el ganado, un 9% de Seguros Sociales, un 3,5% servicios médicos y ambulancias, un 3% pago de tasas e impuestos, 3% cuadra de caballos y otro 3% en gastos varios (seguridad, taquillas, porteros, areneros, banderillas, músicos, cartelería…).
Se pretende desde la Consejería que, a fin de abaratar costos, en la corrida solo haya un veterinario, que sea funcionario, y que además no cobre. Esto nos parece fuera de toda lógica. El veterinario es el único profesional en una corrida que desempeña una serie de obligaciones técnicas que vienen impuestas desde Bruselas, además de cumplir con una abundante legislación a nivel nacional y autonómico. Es decir que obligatoriamente tiene que estar ahí. Por ley ¿Pero trabajar gratis?
La normativa europea y la ley 8/2003 de Sanidad Animal, obligan a todo el ganado que se mueva de una zona a otra a estar debidamente autorizado y saneado, precisamente para evitar enfermedades graves que pueden afectar a los animales, pero también al hombre (¿tenemos que recordar que la COVID-19 procede de los animales?). El veterinario debe proceder a identificar adecuadamente a los animales y comprobar que se hallan en un estado perfecto de salud, así como su capacidad y aptitud, tanto de toros como de caballos. Pero comprobar esto en animales como el toro bravo requiere de unas técnicas y conocimientos específicos que solo puede hacer el veterinario (comprobación de la guía de origen y sanidad y, en su caso, su reemisión, inspección de certificados de nacimiento, documento de identificación bovina, información de la cadena alimentaria, control de crotales…).
Pero, además, es necesario comprobar que los animales vienen como quiere el aficionado, es decir cumplen con el estándar de su encaste, no tienen sus astas retocadas, tienen un buen comportamiento psicomotor, no están dopados…, todo esto también se comprueba con técnicas específicas. El veterinario cumple así una importantísima labor, muchas veces no apreciada e incluso a veces denostada, en defensa del espectador y de la integridad de la fiesta.
Los animales deben ser toreados, pero a ningún aficionado le gusta que los animales sean maltratados con malas prácticas taurinas, muy especialmente en festejos populares. El veterinario asegura que se cumpla escrupulosamente las leyes de bienestar animal.
La carne de las reses de lidia es aprovechada para consumo humano, y el veterinario debe realizar la inspección sanitaria y firmar la documentación de aptitud para su incorporación a la cadena alimentaria, asegurando aspectos de salud pública y seguridad alimentaria.
Debe además asesorar al presidente del festejo desde un punto de vista técnico y científico.
Como vemos, para una corrida de toros o novillos en una plaza de tercera o superior, son necesarios tres veterinarios, uno asesorando al presidente y encargándose de labores relacionadas con la aptitud para la lidia, otro en la inspección veterinaria de carnes y un tercero para comprobación de la documentación oficial y asistencia en el callejón para solucionar posibles incidencias durante la lidia. Es necesario recordar en este punto que los veterinarios oficiales dependemos orgánicamente, unos de la Administraciones de Agricultura, y otros de la Administración de Salud; los primeros tienen funciones en sanidad y bienestar animal, y los segundos en seguridad alimentaria.
Pretende la Consejería que todas estas labores las realice un solo veterinario oficial, y además sin cobrar nada. Pero hay que tener en cuenta que no todos los veterinarios tienen la formación específica sobre aspectos taurinos ni conocen las técnicas adecuadas, pudiendo contravenir los preceptos de buena praxis por desconocimiento o el de “lex artis ad hoc”. ¿Se enviaría a un médico funcionario que trabaja en un ambulatorio, como cirujano a la plaza de toros y sin cobrar?
Por cierto, el equipo de tres veterinarios cobra el 1,2 % del coste total de la corrida. Es decir 276 € cada veterinario (por ir a trabajar dos días, y además festivos).
Como quiera que no estamos de acuerdo en que se reduzca el número de veterinarios y que además se envíe a personal funcionario sin remuneración, obligándoles a realizar una labor que está fuera de sus competencias, la Junta de Gobierno de este Colegio Oficial ha decidido unánimemente eliminar definitivamente, a modo de protesta, el “Premio Taurino a la mejor presentación morfofuncional de las corridas lidiadas en el coso Los Califas”.
Desafortunadamente, nuestra fiesta nacional tiene ya la espada en las agujas.



sábado, 30 de mayo de 2020


COMIENZA LA TEMPORADA
TENTADERO EN LA GANADERÍA DE HNOS. COLLADO RUIZ
LOS ALUMNOS DE LA ESCUELA TAURINA DE CÓRDOBA DISFRUTARON CON LA CALIDAD DEL GANADO

Ladislao Rodríguez Galán                                                  fotos: Ladis
El último tentadero al que asistí tuvo lugar en el mes de enero de este año. Tenía previstos varios más para fechas siguientes, pero llegó el confinamiento y todo se fue al garete. Han sido unos meses tremendos de angustiosa espera, deseando  que llegara el momento de poder disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor. Y este momento, por fin,  ha llegado hoy sábado día 30 de Mayo.
En tres coches, con cuatro ocupantes cada uno y con los permisos oficiales correspondientes para cruzar la línea imaginaria entre las provincias de Córdoba y Jaén, nos pusimos camino de la localidad de Vílchez, en cuyo término esta la finca "El Cotillo", donde pastan las reses de Juan Collado Ruiz, que cuenta con dos líneas ganaderas: una puro Jandilla y la que lidia a nombre de Hnos. Collado Ruiz, procedencia Bernardino Piris.
A primeras horas de la mañana dejamos la carretera y enfilamos el carril que da acceso a la finca y el paisaje se volvió precioso con las siluetas de los toros recortadas entre el verde de un campo tranquilo, turbado de vez en cuando por la carrera fugaz de algún gazapillo.
Al llegar a la finca, cuyas instalaciones son una maravilla, nos recibió el propio ganadero y su hijo Agustín.
Enseguida, tras un cambio de impresiones, los alumnos  Carlos Fernández, José Antonio Ortiz de Llera, David Gavilán Fuentes "Bocanegra", Andrés Membrives, Javier Merino y Manuel Román, junto a Álvaro Vicario (este último miembro de la  Escuela de Camas, que asistió como invitado), fueron rápidamente a ponerse la ropa de "faena" pues estaban ansiosos por volver a coger capotes y muletas tras tanto tiempo toreando de salón, a un toro imaginario,  cada cual en su casa.
Antes de comenzar el tentadero se hizo la obligada foto de recuerdo, posando junto al ganadero y los toreros, el director de la Escuela Rafael González "Chiquilín" y el profesor "El Califa", y raudo  cada uno ocupó los correspondientes burladeros manteniendo, siempre,  la distancia de seguridad.


En el caballo Agustín Collado, hijo del ganadero, que cumplió perfectamente con su cometido.
Se tentaron tres eralas, serias y fuertes, que dieron un juego extraordinario, con su pique, y permitiendo que los chavales se hartaran de torear.


 De las tres vacas, la que se soltó en primer lugar fue la más completa, por brava, noble y clase en la embestida. Cumplió con el caballo y en la muleta fue un dechado de  calidad. El encargado de su lidia fue Carlos Fernández que la recibió con el capote moviendo muy bien los brazos y dejándola en el lugar marcado por el ganadero para su primera entrada al caballo. Y lo hizo hasta seis veces, con una distancia cada vez más alejada del equino.
Con la muleta fue increíble, humillando y repitiendo y viendo nada más que la tela. Con mucha clase. La torearon a placer,  además de Carlos, José Antonio Ortíz de Llera y Álvaro Vicario.


La segunda vaca, a la que paró con el capote José Antonio Ortíz, fue también con alegría y fijeza al caballo y con la muleta, con una poca de mas tralla que su hermana, la torearon, aparte de Ortíz, Javier Merino y "Bocanegra" y les sirvió muchísimo pues al ser más exigente, los puso a prueba y los chavales respondieron como se esperaba de ellos. Los pases, por ambas manos, surgieron de uno en uno y tuvieron calidad y temple.



La tercera vaca la torearon Andrés Membrives y Manuel Román que se encontraron un animal del corte de la vaca anterior: brava, encastada y exigiendo, pero con mucha nobleza. Rompió en la franela, y tanto Andrés como Manuel le cogieron el aire y disfrutaron con la calidad del animal.

Hay que destacar la generosidad del ganadero que dejó que los chavales se hartaran de torear antes de devolver a los animales al campo. Ganado como este merecía la pena aprovecharlo a tope.
Al final todos contentos, el ganadero y los toreros.
Y camino para Córdoba que el calor comenzaba a apretar.
Tengo que reconocer que me lo he pasado muy bien, pues sin toro no hay toreros y viceversa. Y hoy en "El Cotillo" ha habido calidad de toros y toreros.
La barrera se ha levantado. Ya vendrán más tentaderos. Y yo se los contaré encantado.

viernes, 29 de mayo de 2020


21 ALTERNATIVAS EN "LOS CALIFAS"
 Nº 21
MIGUEL ÁNGEL DELGADO
30-5-2009


Ladislao Rodríguez Galán                                        fotos: Ladis
El diestro ecijano Miguel Ángel Delgado fue el último matador de toros que se doctoró en "Los Califas" hasta el día de hoy, alcanzando el nº 21 de la serie.
Tuvo lugar el sábado día 30 de Mayo de 2009 (8ª corrida de abono) y fue padrino de la ceremonia Alejandro Talavante que le cedió los trastos ante la presencia de Julio Benítez "El Cordobés".


Esa tarde, con mucho bochorno y un cuarto de entrada en los tendidos, se lidio un encierro de Gavira que salió justo de presentación y noble, pero falto de fuerzas.


El toro de la alternativa era negro, atendía por "Campolargo", estaba herrado con el nº 53 y dio en la báscula un peso de 520 kilos.
Miguel Ángel Delgado, torero de buen corte, tuvo un primer enemigo que luchaba por tenerse en pié. Su buena disposición y su entrega no fueron suficientes para el lucimiento, aunque consiguió pases sueltos, por ambos pitones, de innegable calidad. Quiso y no pudo. El público lo entendió y le dedicó una fuerte ovación y en el que cerró plaza, tras faena de lucha constante, dio una ovacionada vuelta al ruedo.


Alejandro Talavante, se encontró un panorama calcado, toros sin fuerzas no aptos para el lucimiento. En su primero fue ovacionado y el público silenció su labor en el cuarto.


Julio Benítez "El Cordobés" estuvo muy entonado pero tampoco pudo extraer agua de un pozo seco. En su primero, tras una faena correcta en que el torero lo puso todo, le pidieron la oreja y por no concederla el presidente fue abroncado. Y en el quinto fue ovacionado.


LA CÁMARA ESTABA ALLÍ

 

























21 ALTERNATIVAS EN "LOS CALIFAS"
 Nº 20
JULIO BENÍTEZ "EL CORDOBÉS"
25 de Mayo de 2007


Ladislao Rodríguez Galán                                                       fotos: Ladis
El 25 de Mayo de 2007 tuvo lugar en "Los Califas" un acontecimiento histórico, del que no he leído ni escuchado nunca, que tenga precedentes en la historia del toreo.
Esa tarde otro torero de la tierra, Julio Benítez "El Cordobés" se iba a convertir en el matador nº 20 que se doctoraba en el coso cordobés.
Se lidiaron cuatro toros de Domingo Hernández y dos (1º y 2º, este como sobrero), de Román Sorando. Todos desiguales de presentación y justos de raza. El mejor el primero.


Todo estaba preparado para que Juan Serrano "Finito de Córdoba", que actuaba como padrino, le diera la alternativa en presencia de Cayetano Rivera Ordóñez "Cayetano". Había saltado al ruedo el toro de nombre "Batidero", del hierro de Román Sorando, negro listón, marcado con el nº  10 y de 545 kilos de peso. Julio lo había recibido por verónicas y una vez picado se procedió a la ceremonia protocolaria de la alternativa.


Pero cuando todo estaba dispuesto para el intercambio de "trastos" y parecía que se iba a proceder, se vuelve "Finito" para el callejón y reclama la presencia de Manuel Benítez "El Cordobés" para que sea el V Califa quien le de la alternativa a su hijo.


Y así, vestido de calle, salió al ruedo en medio de una atronadora ovación del público y pudo, como era su sueño, hacer matador de toros a su hijo.
Fue una alternativa "sui generis" sin antecedentes en el historial taurino que se consumó gracias al detalle de "Finito" que hizo que la ilusión del padre la pudiera realizar.
La Fiesta está llena de hermosos y grandes detalles al que hay que sumar el de Juan Serrano que quedará para los anales del toreo.
No se ha dado en la historia del toreo que un torero tome la alternativa de manos de un matador de toros de paisano y además siendo su padre.
Julio Benítez, al toro de su alternativa  que recibió con apretadas verónicas moviendo muy bien los brazos, le hizo una faena cuajada de buen gusto con series por ambas manos con quietud, armonía y relajo. Todo el tendido estaba con el joven torero. Incluso regaló unos pases de rodillas que acabaron de encender la hoguera. Mató de media estocada baja y  se le premió con una oreja. El sexto, al que recibió con una larga cambiada,  fue un toro muy incómodo que embestía dando arreones e incluso parándose a mitad del viaje. No tuvo opción el nuevo matador y como luego se aperreó con los aceros fue ovacionado con fuerza.


"Finito" tuvo con su primero una lucha de titanes intentando que se quedara pegado a la muleta. Fue una faena de bemoles con pases sueltos de mucha calidad pero que al no tener ligazón, por culpa del toro, no acabó de reventar. Cortó una oreja de ley. En su segundo, de menos posibilidad aún, estuvo "Finito" muy dispuesto y aunque robó algún pase suelto y nos deleitó con algún detalle de mucho sabor, la faena no tenía futuro. Fue ovacionado.


Cayetano, que se presentaba en Córdoba, no le cogió el aire a su primer toro. Estuvo desconfiado y sin entregarse, sin embargo fue ovacionado. En el quinto inició la faena de muleta de rodillas y parecía que su disposición era otra, pero  solo dejó algunas pinceladas sueltas acá y allá pero la faena no tomo cuerpo en ningún momento. El público pidió la oreja y la presidencia con buen criterio, no la concedió.


La gente al salir  comentaba la originalidad de la alternativa, y es que ninguno de los espectadores de esta tarde volverá a ver una igual.

LA CÁMARA ESTABA ALLÍ